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Este blog NO es el blog del Médico Juan - Ignacio Reculé Rivera. Si usted busca a ese facultativo, puede encontrarlo AQUÍ.
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19 de octubre de 2013

Y todo lo demás



Con el alma en un pocillo
y en esta temporada de renuncias
muéstrame querida
tu cara vacía.
Quiero verte con estos ojos que ya no ven.
Mirarte sin intención.
Quiero probar de apenas rozar
ser sobre ti un planeador.

No quiero nada de nada: nada.
No quiero que me toques
ni quiero que me veas
ni siquiera quiero que estés junto a mí

No quiero nada de ti
not even I want
to fulfill those social duties
no, no es ni eso.

Tan sólo quiero
para cada vez que se active
la parte de estar solo
que hay en mi cerebro
poder refutarla con un gesto
una indicación y simple ademán.

Te estoy pidiendo un argumento.
Yo me ocuparé

de todo lo demás


____
Las cosas cambias. Este poema y la Carta Incierta hacen un bonito díptico, separadas por 4 años, y demasiada, demasiada agua bajo demasiados puentes. Ay César, quién diría que nunca se acaba el Rubicón; quién diría que sólo es un tributario del Leteo, pero de un Leteo que no se deja tomar.

17 de octubre de 2013

Carta Incierta

 i)
Cuando te levantas
cuando te acuestas
cuando sueñas despierta   cuando lees el diario
cuando estás y cuando no

yo quiero saberlo todo yo

estoy cansado de decir a medias
de decir en forma oblicua
de mentir tan moderadamente

pero parece
queheperdido
la facultad de lo veraz

yo te miro en los pasillos
y mi corazón
guarda silencio.

ii)
Eres tan hermosa, tan. Tan.
Ésa debiera ser una palabra en sí misma
                – Ella es tan. – Que no necesitara
Te quedaría bien si así fuera
                               porque tú eres tan,

tan
que no necesitas nada más

cualquier marco es un leño obtuso y tosco
cuando pienso en lo hermosa que eres
y sinceramente
                cuando pienso en tus ojos
pienso en lo hermosa que eres.

Porque tú eres tan que describirte no necesita nada

iii)
Eres tan hermosa que necesito.

Y el mutismo que me paraliza la maquinita
echa a andar el reloj de los vocablos en los que me escudo
dejando que me embarguen
el vendaval de los “me falta”
y el calendario de sus vicios

cuando es tanto más simple
lo único que me falta
señorita
es su presencia,
aquí y ahora, con esos ojazos como lámparas
y esa sonrisa como un árbol
con los frutos
que se caen
de maduros.

iv)
Es difícil dejar colgado – Péscame cuando te estoy hablando
el diccionario del estante
para poner las cosas como son:

Eres preciosa
y tienes la piel blanca, y suave,
y los ojos a veces verdes,
y a veces,
a veces los tienes amarillos

Me quedo quieto y siento el pecho cuando te miro en los pasillos.

v)
Carta incierta.
He ido a lo más profundo para decir lo más difícil,
lo más verdadero,
la simpleza.

No uso palabras infantiles
ni fraseos de un adulto
ni nada
ni soy tu par
tu homólogo
ni nada
esta cosa rara
esta mezcla ambigua
esto sí soy, eso sí soy y esta es la
verdad + simple

eres obscenamente hermosa
y como eso está a la vista de todo el mundo
justo por eso
es tan difícil que lo diga.

No es la gran verdad
ni nada
simplemente es tan difícil

que lo diga.

11 de septiembre de 2013

Onírico


B.:
Soñé contigo un sueño muy extraño. Estamos en el hall de una biblioteca antigua, preciosa, con ornamentos y bajorrelieves, lámparas grandes, un tremendo ventanal que da a una ciudad iluminada; es al parecer un piso alto, porque se ve en perspectiva. Hay poca gente más. Se prepara una pieza de música, es un concierto de cámara para flauta dulce barítono, acompañada por cuerdas, pianoforte, recuerdo un arpa, y un bloque de flautas. El concierto es docente, pues hay un profesor que corrige y da indicaciones a la flautista; los instrumentos son de época – todo es de madera – tiene un cariz como del barroco, recuerdo que la música sonó en mi mente y era muy bonita, pero no logro relacionarla con alguna pieza que conozca. Los músicos se ven contentos. La flauta es desmesuradamente, imposiblemente, irrealmente grande: la instrumentista tiene que tapar los hoyos con las palmas.
Estás allí conmigo y eres nítidamente tú, sin embargo, particularidades: tu pelo es intensamente cobrizo, y lo llevas arreglado en infinitas muy pequeñas trencitas. Te ves tranquila y a gusto. Diría incluso feliz. Lo dices: - estoy bien -.
El concierto acaba, y con esa facilidad de los sueños, ahora vamos entrando en un edificio lleno de ventanas, de ambiente blanco; diríase el Hospital Clínico UC, pero con una clara sensación de espacio, techos altos, y stress-free (todo este sueño es como una epopeya hippie del bienestar ambiental), iluminado por ventanales, es como si todo el lugar fuera hecho de vidrio. Tú quieres, insistentemente, chocolates, y de pronto el edificio es un salón – buffet, pero no hay nadie, estamos nosotros y quienes venían con nosotros (son sombríos, poco claros: inespecíficos). Decidimos entre risas que hay que robarse los chocolates y es una pequeña aventura.


Un beso,

Juan – Ignacio


[fragmento de carta-sueño]

10 de septiembre de 2013

Carta Abierta a Elena de Troya

 Elena:

                Tu acta de nacimiento es un poema fechado 2009. Decir Acta de Nacimiento es elegir un punto de una recta que ya venía larga: tu nombre existe desde remoto (pero con hache, porque eras Helena de los Helenos), y sobre todo existía ya en mí el hambre, la duda, la búsqueda, como quieras llamar a esa cosa fluida y móvil de la que vienes.

                Tu defunción oficial es un poema del 2013. Con ése quise matarte bien muerta, Elena, como mata el Raid, y por un tiempo supe que lo había logrado. Sin embargo, el advenimiento de V. y toda esa estampida interna (generalmente se diría de mariposas, pero puedes elegir al lepidóptero que te plazca) puso en evidencia que estás allá afuera, dando vueltas, y que en cualquier momento…

                Sin perjuicio de lo mucho que nos conocemos (probablemente eres mi mitología más recurrente), ésta es – lo dice el vistoso título allá arriba – una carta abierta, y las probabilidades de que leas esto, sea como V. o en alguna otra variante que no conozco, son bastante más reducidas que respecto a cualquier otra persona, y esa cualquier otra persona necesita un poco de orientación porque o si no no se entiende nada. ¿Quién eres, Elena de Troya?

                El destino tiene asociado inexorablemente las nociones de unicidad y de inevitabilidad, y eso es justamente lo que no eres, Elena. No tengo una palabra que sirva cuando pienso en ti pienso en los términos cristal, presencia, temor, absoluto, y tu nombre: Elena de Troya. Eres el destino múltiple, y el destino que puede no ser; eres lo que debiera suceder pero puede fallar, un deber ser que se reconoce variado, matizado, dinámico. Eres una mujer, eso está claro. Lo que es más difícil de explicar es que eres muchas mujeres, y que puedes ser esas muchas mujeres en forma simultánea o secuencial, yo no estoy seguro.

                Está claro que V. existe, y que eres tú. Es difícil hacerme creer que yo no decido quién es Elena de Troya, yo solamente me doy cuenta, y esa mujer que es Elena de Troya algo me patea adentro, en algo me increpa, algo me recuerda sobre lo que yo soy, la forma de mí mismo, no lo tengo claro pero es una pregunta y una provocación. Eso me hizo V.. Eso y hacer notar que estás viva, Elena, tan viva como siempre.

                Ahora tengo que producir algo positivo de esta ansiedad, y estoy escribiéndote esta carta. No mereces ninguna explicación, pero yo merezco poder darla: Te maté porque pensaba que ya no existías. Mantenerte así, en el limbo de lo vivo, me parecía un ejercicio del espanto, y lo concluí en consecuencia. Pero si estás allá cazando lobos vestida de todos los vestidos que puede llevar Artemisa, Elena, por mucho que yo patalee vas a seguir apareciendo y el que tiene que cambiar soy yo, no tú. Seguir haciendo agua cada vez que me sonrías parece poco adaptativo, y como dijo un amigo tener todas esas exigencias con esa tolerancia tan baja a la frustración es la mejor receta para ser infeliz.

                No es muy creativo decir que Elena de Troya es hermosa. Los griegos se pasaron 10 años quemándose unos a otros por ti. Lo que se me ocurre ahora es aprender a lidiar con tu existencia; supongo que el hecho de haber podido matarte debiera enseñarme que se puede vivir sin ti, y con eso, también debiera poder vivirse contigo. 

                Quizá algún día te inclines sobre mí, desde alguno de tus rostros, y me susurres al oído la palabra secreta que me signifique, que me explique por qué cuando entras en el círculo que alcanza a tocar mi alma siento como esta inquietud dentro, esta necesidad de batir alas, de darte a una pregunta que no has hecho la mejor y más definitiva de las respuestas.

Con todo el cariño del Mundo,
Juan - Ignacio

Mariposa Alas de Pájaro de la Reina Alexandra (Ornithoptera Alexandrae)