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10 de octubre de 2013

Terapia Electro Convulsiva para No - Médicos: Un informativo

Me he topado con muchos profesionales de la salud mental que en sus formaciones han recibido las historias más macabras sobre Terapia Electro Convulsiva (TEC), directamente desde sus profesores. Esto es bastante aterrador, porque son profesionales que no van a derivar a pacientes que podrían beneficiarse (¡y mucho!) de estas terapias; pero más aún, información del tipo "borra la memoria", "se pueden romper huesos por la convulsión" y otras por el estilo (estoy hablando de gente con 17 años de educación encima, ni imaginemos lo que pasa por mentes menos educadas) contribuyen a estigmatizar un procedimiento que hoy debiese ser casi de norma, pues es bastante más efectivo que los fármacos existentes cuando está bien indicada.

Por ello este informativo. Sírvase a hacer las preguntas que quiera luego de leerlo:

Un poco de historia: la psiquiatría existe desde siempre

Como es sabido, en sus inicios la psiquiatría partió de un modelo religioso de "endemoniados" o "santos". La epilepsia era llamada "la enfermedad sagrada" en la antigua Grecia. Contrario a lo que nos han querido decir los antipsiquiatras del siglo XX, las enfermedades psiquiátricas NO son un trastorno "social", una respuesta del
Áyax se arroja sobre su espada.
Los Esquizofrénicos se suicidan
mucho más que la población
general (50 veces más)
individuo a la sociedad tecnologizada. En las tragedias de Sófocles ya se pueden encontrar preciosas descripciones de enfermedades de esta índole: En Áyax, por ejemplo, el protagonista sufre un delirio de persecución clásico, con trastornos perceptuales, alucinaciones, contenido inconexo... y con episodios de lucidez. Medea, de Eurípides, debe ser una de las mejores descripciones de un trastorno histriónico-limítrofe de la personalidad. Podemos seguir, pero la idea se entiende.
Con la llegada de las religiones monoteístas, los "poseídos" se alejan de lo sagrado para entrar a lo demoníaco. Los testamentos cristianos ya nos muestran a un Jesús arrancando demonios de un paciente que "oye voces". Durante la edad media, los locos se queman. La aparición de hospitales genera un modelo "residencial" en que el loco, imposible de reencajar en la sociedad, se aísla. Aparece el manicomio, que opera bastante como una prisión.

El contexto: estigma y efectos secundarios

Los Franceses y luego rápidamente los Alemanes, en pleno auge de la medicina científica, se apuran por lograr una concepción organicista de la psiquiatría; ocurren las revoluciones psiquiátricas, que intentan rehumanizar al paciente. Sin embargo, pese a las descripciones psicopatológicas elegantes y claras de Charcot, Wernicke, Kraepelin, el cambio, como en todo lo humano, deviene lento; y por otro lado, los locos siguen siendo gente que grita, que arroja heces por los aires, y que puede tener arranques violentos impredecibles; así, el modelo clínico se mezcla con las costumbres punitivas de los manicomios antiguos.   
Hay que entender ese ambiente para tratar de entender por qué la TEC carga el estigma que tiene. Películas como "A Flew Over The Coockoo's Nest" (que es una excelente película, dicho sea de paso) donde la TEC se ocupa como elemento punitivo no han contribuido mucho al imaginario popular. Por otro lado, la TEC se agrupaba como costumbre en "terapias de choque" junto con otras tres técnicas en boga en ese tiempo: el Coma Insulínico Inducido, la Terapia Convulsiva no Eléctrica y la Cura de Sueño.De estas terapias se ha heredado una sombra hacia la TEC. 
En el caso del Coma Insulínico, la técnica consistía en infusiones de insulina continuas en dosis altas; muchas teorías se buscaron para explicar su supuesta efectividad. Lo que hoy sabemos es que el Coma Insulínico mata neuronas, por lo que pacientes violentos o agitados quedaban "tranquilos" y "dóciles" simplemente porque se les causaba un retardo mental que podía ser de moderado a severo; además, las dosis altas de insulina en pacientes no diabéticos producía obesidades mórbidas que hasta el día de hoy se asocian a que el "tratamiento psiquiátrico engorda" (que sigue siendo en algunos casos lamentablemente cierto).
La Cura de Sueño (que se sigue escuchando hasta hoy) consistía en inducir una sedación con barbitúricos o elementos similares. Tuvo su historia negra con un médico australiano que la realizó hasta entrada la década de los 70. Sin nunca probar mucha eficacia, la cura de sueño mató a 25 pacientes en sus manos. Una mala cura.
Finalmente, la Terapia Convulsiva no Eléctrica (o simplemente "Terapia Convulsiva") de moda a principios de siglo XX, era supuestamente efectiva en las mismas indicaciones que la TEC actual; sin embargo, el mecanismo de usar drogas para producir convulsiones es mucho menos seguro y expone al paciente a riesgo elevado de convulsiones posteriores, sin efecto terapéutico, y de riesgo incluso vital.
Ninguna de estas terapias se utiliza hoy en día. Están proscritas, y en particular, la terapia de Coma Insulínico se considera en el capítulo de las grandes vergüenzas en psiquiatría.

Terapia Electro Convulsiva: ¿Qué es?

Dado que ya hablamos en extenso de qué no es la TEC, hablemos de ella. La terapia Electroconvulsiva consiste en generar una actividad eléctrica ictal en el cerebro. Ése es el objetivo. En cerebros en su estado habitual, las neuronas descargan en forma ordenada, "comunicándose". La actividad ictal - que es la misma de las crisis epilépticas o las convulsiones febriles, por ejemplo - un grupo de neuronas descarga en forma simultánea, y la actividad eléctrica se esparce en forma de "olas" por todo el cerebro, sin transmitir información "consciente". Después de un tiempo, las olas se pueden mantener  - lo que conocemos como status epiléptico o status convulsivo, y que es muy tóxico para el cerebro, o, probablemente por agotamiento de las neuronas y su capacidad conductiva, detenerse en forma espontánea.
Si recordamos que en el cerebro hay sectores dedicados a la actividad motora, es lógico que al recibir una "ola" de electricidad, esas neuronas transmitan la información a los músculos: esa es la "convulsión", y es lo que sucede en las crisis epilépticas "grand mal". Sin embargo, puede haber actividad ictal sin convulsión (como en las crisis epilépticas "de ausencia" o en los status epilépticos "no convulsivos" o "silentes")

Terapia Electro Convulsiva: ¿Cómo se hace?

Para conseguir la actividad ictal, se administra una dosis de electricidad por medio de dos a cuatro electrodos sobre el cráneo del paciente. Sin embargo, como se desprende de lo arriba dicho, nos interesa la actividad ictal, y NO la convulsión; por lo mismo, se le administra al paciente un relajante muscular que impide la contracción: la terapia electroconvulsiva de hoy en día NO PRODUCE CONVULSIONES. Como el relajante muscular impide la contracción del diafragma, el paciente no puede respirar, por lo que se hace apoyado por anestesistas que se encargan de mantener la ventilación de los pacientes. Finalmente, la electricidad duele, como una cirugía. Por ello, los pacientes reciben el tratamiento bajo sedación.
Sin embargo, sabemos que las actividades ictales "útiles" son las que sí lograrían una convulsión si no hubiese relajante; por ello, para poder saber que la dosis de electricidad fue "suficiente", se evita que el relajante llegue a todo el cuerpo poniéndole un manguito de presión a cualquier extremidad (como si se tomara la presión), esto hace que la sangre no lleve el medicamento y al momento de dar la electricidad, sólo ese miembro (generalmente el pie) tiene actividad motora, y se corrobora que fue una buena dosis. Como además nos interesa que la convulsión dure lo justo y lo necesario, se hace un Electroencefalograma durante todo el proceso; si la actividad eléctrica dura más que lo deseado, se interrumpe.

Terapia Electro Convulsiva: ¿Para qué sirve?

La indicación más aceptada es en trastornos del ánimo. Es la terapia que más rápido hacer remitir manías psicóticas, depresiones psicóticas, y depresiones severas no psicóticas. Es útil como terapia de mantención en estas afecciones (en algunos casos, permitiendo total abandono de fármacos). También es útil en trastornos psicóticos no anímicos, como esquizofrenia y otros trastornos delirantes.
La TEC no tiene evidencia suficiente para usarla en trastornos de adicción, trastornos de personalidad, ni en la mayoría de los trastornos de ansiedad.

Terapia Electro Convulsiva: ¿Efectos Adversos?

Hay muchos mitos sobre los efectos adversos de la terapia electroconvulsiva, principlamente, heredados de las otras terapias de choque.
- La TEC mata neuronas: No. Por el contrario, está estudiado que la TEC genera la producción de NUEVAS sinapsis, que tendrían un rol en su efectividad.
- La TEC duele: no, el paciente la recibe sedado.
- La TEC cambia la personalidad: No. Lo que sucede es que pacientes que han aprendido a creer que sus estados maníacos o depresivos son parte de su personalidad ya no los tienen, y sienten que los han cambiado. Sin embargo, esta es una percepción más bien literaria, pues son los maníacos y depresivos los que más agradecen la terapia. Por otro lado, la vivencia de los pacientes psicóticos respecto de su propia persona es justamente lo que "está enfermo" en ellos; enfrentarse a estados de más normalidad es justamente lo que los confunde.
- La TEC borra la memoria: Sí. La TEC produce amnesia anterógrada (no logro retener los recuerdos inmediatamente posteriores a la TEC) y retrógrada (se me olvidan los recuerdos inmediatamente anteriores a la TEC). Sin embargo, unas palabras sobre esto: La TEC se hacía originalmente con ondas sinusoidales (curvas) que tenían una forma parecida a la forma en la que transmite el hipocampo (la zona del cerebro relacionada con la memoria). Esto hacía que el impacto sobre memoria fuera muy severo; esto contribuía a la creencia de que la TEC "borraba la personalidad", pues los pacientes perdían memoria de toda su hospitalización, recordando sólo haber estado muy enfermos, y luego salir, "distintos" sin ningún recuerdo de nada de lo que había pasado, y por ello, suspicaces. Hace muchos años que esto se aprendió, y hoy se usan corrientes de onda cuadrada, que no interactúan selectivamente con el hipocampo. Lo que se borra es lo inmediatamente previo a la terapia, y lo inmediatamente posterior, pero del orden de días, a lo sumo: la TEC NO borra recuerdos vitales, habilidades adquiridas, ni nada por el estilo. Y el "borrado" es simplemente que cuesta más recordar, probablemente, no recuerde qué comió en la mañana, pero sí recordará por qué está hospitalizado, el día, y sus actividades más importantes. Esto se mitiga además si al paciente se le ayuda a recordar señalándole los eventos más relevantes del día. Por otro lado, muchos pacientes y tratantes ven el episodio de borrado no como un efecto adverso, sino como un efecto terapéutico, puesto que no recuerdan con viveza la hospitalización, que en general no es una experiencia placentera.
- La TEC produce déficit cognitivo: Sí, por algunos meses, los pacientes pueden estar más inatentos, con mayor sensación de estar "lentos". El efecto invariablemente ha desaparecido luego de un año, pero está.
- La TEC causa epilepsia: este es uno de los mitos más especiales, puesto que es justo lo contrario. La TEC AUMENTA el umbral convulsivante; de hecho hay pacientes epilépticos que tienen que abandonar por completo sus medicamentos, pues con TEC son innecesarios.
- La TEC es insegura: No. Convulsionar es inseguro. Pero en la TEC no se convulsiona. La inseguridad en la TEC puede provenir de dos cosas: Eventos anestésicos (rarísimas alergias a los relajantes musculares) o un status convulsivo. El status convulsivo muy raramente se da, y cuando se da, se puede subyugar con benzodiacepinas o con anticonvulsivantes como fenitoína o levetiracetam; como el procedimiento se hace con monitoreo constante de Electroencefalograma, no pasan "desapercibidos". Por otro lado, cuando además consideramos la alternativa - tratamiento con fármacos -, recordamos que la TEC no engorda, no seda, no produce reacciones de alergia a medicamentos (salvo el mencionado), y sobre todo, la gente no se puede suicidar con sus TEC (a diferencia de los antidepresivos).

Terapia Electro Convulsiva: ¿Cómo funciona?

Buena pregunta. No estamos bien seguros. Hay tres hipótesis principales: la primera dice que se produce una descarga masiva de neurotransmisores por la actividad eléctrica, que "resetearía" algunos circuitos cerebrales dañados; otro sugiere que la descarga neurohumoral (de hormonas) en el cuerpo tendría un impacto fisiológico sobre el estado psiquiátrico; finalmente, algunos dicen que la descarga produce factores de desarrollo en el cerebro que estimulan la construcción de redes "sanas" sobre las enfermas. Lo cierto es que no está claro. Pero funciona. ¿Es ético hacer algo que no sabemos cómo funciona? Cuando es la mejor alternativa disponible, sí.

24 de junio de 2013

Desintegrado

Todos escribimos desde el humus de nuestra mente, al final. Lo que es menos claro, pero igual de cierto, es que también leemos desde allí: Lo que vamos pensando, lo que rellena el día, que es la materia que se va acumulando al fondo del seso, se descompone lento como en una compostera, y hace que nos terminemos preguntando por qué pareciera que los mismos temas se nos repiten en distintos colores.
Eugène Minkowski

Estoy en el terminal, con frío, porque Santiago está helado, huyendo de los malditos y obsesivos fumadores (un paciente se mandó una para el bronce: "es más fácil que deje la pasta a que deje de fumar, doctor") que llenan el aire de cenizas; busco un lugar para poder abrir mi librito azul, y cuando al fin lo logro, desde hace 80 años, me habla el tiempo vivido:


En presencia de este particular empobrecimiento de su vida [la de un enfermo] experimentamos la dolorosa sensación de saberlo todo acerca de él. Falta el fondo común con nuestros semejantes; el psiquismo de nuestro enfermo se halla demasiado cerca de nuestro entendimiento; vemos delante de nosotros ese psiquismo en todos sus detalles, como un conjunto de objetos y no como una obra de teatro, tras la cual se siente el juego de fuerzas divinas. Desarraigado de la base común nuestro enfermo no tiene, desde este punto de vista, nada de "semejante"; tenemos ante nosotros a un alienado.

[...]

Ahora sé, yo, que seguirá afirmando que será ajusticiado la noche siguiente; él lo hace realmente, sin preocuparse por el presente ni por el pasado. [...] Nuestro enfermo carece por completo de este propulsión hacia el futuro; no tiene tendencia alguna a generalizar, a llegar a una regla empírica.

[...]
 
Éstas [las jornadas], por ello, conservan una independencia mayor que la ordinaria, no se desvanecen en la sensación de la continuidad de la vida; cada una de ellas emerge como un islote independiente del mar gris del futuro; reinicia de nuevo la existencia; lo ya hecho, lo ya vivido no intervienen del mismo modo que en nosotros, porque parece que no existe el deseo de ir más lejos [...] el futuro está obstruido.
 
El Tiempo Vivido. Eugène Minkowski, 1933.

Simultáneamente (¿al mismo tiempo?), en mis oídos, Trent Reznor acompaña con esto, como si yo también fuera el personaje de un sueño apodíptico, y paranoico, sintiera que todo el universo gira en torno a mis ideas:


Los esquizofrénicos no la pasan bien.
No sé exactamente lo que quiero decir con este post, pero llevo 21 días en la corta estadía psiquiátrica del Sótero (no, malditos, no internado, sino como interno). Por ahí leí (ya no me acuerdo a quién, carajo), algo así como "el esquizofrénico vive absorto en su psicosis, en su rico mundo interior", y hoy (hace una semana) la Coni (es tan linda la Coni, con esos ojazos como dos melones negros) "están como en su mundo, viven su locura".
Nein nein nein nein. ¿Te imaginai lo que es no saber clarito dónde te acabas y donde empieza el mundo? ¿no estar seguro de qué es el mundo? ¿qué significan las cosas?. No, weón, los esquizofrénicos no la pasan bien.

El enfermo psiquiátrico es el salón experimental del hombre por excelencia. El mejor modelo para entender la naturaleza del ser humano es aquél donde el mosaico se ha quebrado, donde las piezas han sido arrojadas fuera del lugar.
El Verstehen de Jaspers, la comprensión que es posible entre semejantes, es una forma de mímesis de un alma por la mía. Hacer esa mímesis es ser una interprteación, es estar versionando; sospecho la imposibilidad de extraer bloques de abstracción desde allí, desde tan cerca. La identificación impide el reconocimiento de lo que subyace; el contenido reflejado opaca la forma. (No niego, sin embargo, la posibilidad de extraer Dharma, obtener conocimiento sin palabras, forma repleta de contenido, es decir especificada, ya no abstracta: forma puesta en movimiento).

Desarmar la guitarra eléctrica no es similar a tocarla. Pero desarmar la guitarra, explicar la guitarra y reconstruirla reotorga al tocar una dimensión de sacralidad.
De eso se trata la psiquiatría. El Ser - Devenir Humano (Minkowski me echó a perder el concepto de ser si no va acompañado del devenir; lo estático y lo fluente, lo expandido y lo expansivo, lo continuo y lo que continúa, se necesitan recíprocamente para explicar - y también para nombrar - al bicho que es el hombre) es SAGRADO. Reconocer las partes del individuo desorganizado es única manera de estar suficientemente lejos del Verstehen para casi secretamente, abrigar la esperanza de en algún futuro, proponer la reconstrucción.

Aciago precio para el enfermo. Pero teniendo esta sacralidad siempre en vigencia, podemos encontrar un sentido verdadero al ejercer.

Right Where It Belongs by Nine Inch Nails on Grooveshark
Nota a la música: Note las intrusiones. Sienta los aplausos como el brote de un estado afectivo ajeno, que interrumpe. Experimente el bajo ostinato como la monotonía impresa por la atemporalidad. Deje rebotar la insistencia del piano como la certeza palpable a la que puede, a la que debe aferrarse en un entorno incomprensible y hostil. Entonces - sólo entonces - deje aparecer el contenido; sienta esta sospecha de irrealidad, de - en cierto modo - de ocultación, y afírmese insistentemente a ella, porque ese delirio es ahora lo único que tiene: porque le llena la mente. Bienvenido a la experiencia esquizofrénica, amigo.

See the animal in his cage that you built, (Mira el animal en su jaula, la que tú construiste)
Are you sure what side you’re on? (¿Estás seguro del lado en el que estás?)
Better not look him too closely in the eye, (Mejor no mirarlo demasiado cerca a los ojos)
Are you sure what side of the glass you are on? (¿Estás seguro de la parte del vidrio en que estás?) See the safety of the life you have built, (Mira la seguridad de la vida que has construido)
Everything where it belongs (Todo donde pertenece)
Feel the hollowness inside of your heart, (Siente el vacío adentro de tu corazón)
And it’s all… right where it belongs (Y todo está… justo en donde pertenece)

What if everything around you, (¿Qué tal si todo lo que te rodea)
Isn’t quite as it seems? (no es tal como parece?)
What if all the world you think you know, (¿Qué pasa si todo el mundo que crees que conoces)
Is an elaborate dream? (es un sueño elaborado?)
And if you look at your reflection, (Y si miras en tu reflejo)
Is it all you want it to be? (Es justo todo lo que quieres que sea?)
What if you could look right through the cracks, (¿Qué pasaría si pudieras mirar a través de las grietas,)
Would you find yourself… find yourself afraid to see? (te hallarías… te hallarías asustado de mirar?)

What if all the world’s inside of your head? (¿Qué pasa si todo el mundo está dentro de tu cabeza?) Just creations of your own (Simplemente creaciones tuyas)
Your devils and your gods all the living and the dead (Tus demonios y tus dioses, todo lo viviente y lo muerto)
And you’re really all alone (Y estás realmente solo por completo)
You can live in this illusion, (Puedes vivir en esta ilusión,)
You can choose to believe. (Puedes elegir creer.)
You keep looking but you can’t find the woods, (Sigue buscando pero no vas a encontrar la arboleda) While you’re hiding in the trees (Mientras te escondes en los árboles)
(buena parte modificado desde acá)

5 de septiembre de 2011

La Sospecha: 9 de 9

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Primero
BIBLIOGRAFÍA

Dado que una bibliografía erudita atentaría contra el corpus mismo de este texto, remito al lector una bibliografía vera:
-Reculé&flores varias, circa 1991-93: Conversaciones con flores en el jardín de mis abuelos. Con sol, y unos overoles de colores que usaba en ese tiempo, y me hacían ver muy mono.

-Reculé&Reculé&Reculé&Reculé&Rivera, desde que tengo memoria: Discusiones familiares, todo con un ámbito juerguístico que no oculta que nos creemos el cuento

- Una entrevista a un travesti, que leí hace poco, donde ocupaban mucho y bien la palabra “desde”, de donde salió toda esta reflexión al respecto.

- Las musas.

- En general, mi biblioteca.

- Un poco, mis paseos por Santiago.

- El MNBA


1 de septiembre de 2011

La Sospecha: 8 de 9

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ACÁPITE: LA VERDAD
                Dicho lo más importante, y dejado al lector un justo espacio de juicio y propuesta de cómo interpelar la herramienta-yo en función del arte, resta un punto de importancia digamos mediana que no se ha abordado y que significaría una escisión en el texto principal. La verdad.
                En efecto, toda la disquisición anterior se basa en la búsqueda esforzada de la verdad por parte de la humanidad; para ella, dada la SOSPECHA, se hace necesario el “desde”. Si esta verdad – sea real o construida – no estuviere presupuestada, tal necesidad no existiría y se abrirían las puertas de una vivencia personalizada del arte que no precisa de un contraste con el otro (lo que no implica un no-compartir, de todos modos).
                ¿Por qué se ansía tanto la existencia de una verdad externalizada, residente “fuera” y accesible desde varios puntos?. Por un miedo social, esto es, aprendido y heredado: el miedo al déspota. La noción de verdad está ligada en la conducta. Si se esparciese una concepción de verdad internalizada y personal, no existiría el refreno de la verdad sobre el comportamiento, si no que por el contrario, esta verdad personal actuaría como potenciador de las conductas. Nada detendría en este caso a aquellos individuos más inclinados a la imposición de forzar su verdad o sistema de creencias. El retorno a la ley de la selva[1]. La verdad externa es así un modulador poderoso de la conducta que evita que el gritón actúe como tal[2] (La verdad es el escudo del débil, si se quiere[3]), imponiendo una autoridad que radica en la fuerza pero que se ramifica (y hace circular) en la verdad. Este es el germen de todo absolutismo personalista (Lo que no quita que haya cumplido un rol positivo aglutinador en su momento correcto en el pasado social, a saber, las sociedades tribales místicas más básicas; pero es, a todas luces, un modelo obsoleto y hoy ineficiente).



[1] Justamente así operan los trastornos antisociales de la personalidad.
[2] Lo que no evita, claro está, que un grupo particular de gritones que creen haber encontrado esa verdad externa se comporte como tal. Las tiranías suelen ser una verdad personalizada que ha sido validada por un grupo pequeño y que no necesita el contraste con “otras verdades”. Es, si se quiere, una verdad no suficientemente alejada.




28 de agosto de 2011

La Sospecha: 7 de 9

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                 ¿Por qué? Si todo pareciera recordarnos todo el tiempo lo masivos que somos, nuestra naturalísima facilidad para repetirnos. Pero está la SOSPECHA. La duda que es al mismo tiempo el mayor terror, la soledad más grande, y el secreto orgullo, el motor más potente. LA SOSPECHA DE SER EL DIFERENTE. Todos soñamos con estar un poco fuera del carril; todos sentimos que allá atrás algo en nuestra historia hizo crack y permitió una anomalía, una mutación que confirió la cuasidivina (y cuasidemónica) cualidad de la diferencia.
                Es esta sospecha la que obliga al desde. La que mantiene alejado ese proceso hermoso de aceptar al “yo” como el genuino intérprete del arte, y darle el lugar que corresponde como integrador total, final, universal, y por sobre todo, INEQUÍVOCO.
                La verdad yace dentro, y la invitación está hecha para asumir nuestro rol como “verdaderos y completos humanos” frente al arte. Parafraseando,
                “the bow is bent and drawn; make you the shaft”[1]
[1] the bow is bent and drawn; make from the shaft”. Shakespeare, King Lear.

24 de agosto de 2011

La Sospecha: 6 de 9

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                 Es justamente este binomio multiplicidad - verdad el que ha devenido en piedra angular y simplísimo descriptor de nuestro occidental sistema de creencias. A toda escala: religión, política, arte; si mi idea es compartida, es que es. No es extraño, siendo el bicho humano un bicho de colmena. La unicidad mantiene al hormiguero unido. Y nadie quiere no-participar, claro, porque nadie quiere quedar fuera de la verdad, nadie quiere sentir que no dice lo correcto (Y, como mecanismo evolutivo, es autoselectivo: el que no busca la confirmación por multiplía es simplemente borrado en la marea del tiempo, y su idea se desvanece, dando la impresión a los venideros de que todas las ideas son iterativas).
                Pero pareciera que algo subyace a este terror al sesgo. ¿Por qué nos parece esperable – incluso obvio- que un análisis surgido “de yo” y no “desde” corra un riesgo de sesgo inminente? ¿En qué la desconfianza a lo personalísimo?
                Pareciera que es un miedo primordial a no ser correctamente humano. En efecto, si “yo” represento fehacientemente al humano universal, no cabe espacio a la duda; mi experiencia personalizada sería un espejo digno de la “verdadera”[1] vivencia artística. Pero parece que no es permitida tal certeza. La duda del yo-correcto invalida (a mí y al otro) y obliga a la distancia-que-homologa.



[1] Discutir si existe una “verdadera” experiencia de arte escapa al alcance de este texto


dandikadam:

wilde

20 de agosto de 2011

La Sospecha: 5 de 9

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                Por último, hay una arista paradojal del asunto. Porque en verdad la vivencia es interna; todos los elementos de juicio, el “molde” se aplica en forma póstuma, tras haber sentido la parte visceral, el yo-sentido, el yo que se ve movido por el arte. Y a eso después le colgamos etiquetas para poder disecar, para justificar y validar. Si se quiere se puede ver como que al final los preceptos se hacen propios, y se deforman, asimilados por la experiencia personal.
                  El gran cinismo del arte. ¿Por qué? Por el miedo al sesgo. Miedo al error sistemático, miedo, en el fondo, a que el acervo de contenido personal tiña la experiencia artística a tal punto que no sólo deje de ser aprehensible para el otro, sino lisa y llanamente intransmisible. Miedo a la irreproducibilidad de la experiencia, pues al fin y al cabo, en el mundo de la imprenta y la ciencia-de-curva-de-Gauss, la verdad está definida por la repetición; la confirmación de existencia, el certificado de nacimiento de las cosas sólo se imprime cuando está su doble (o más) para corroborar.


16 de agosto de 2011

La Sospecha: 4 de 9

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                 Y este es justamente el gran cinismo del arte. El gran olvido. A varias escalas. La primera, la más obvia, es la eterna cuestión del origen; ¿de dónde la regla? Forzosamente es un producto humano, y no hay producto humano que no sea hijo de la experiencia, la vivencia particular. Claro, de esta última palabra se cuelga la norma para existir, su motivo y obsesión, abolir lo particular para celebrar la uniformidad de lo general. De lo universal. Pero es iluso concebir la norma sin el proceso inductivo que la genera. ¿De dónde, entonces, en hacer de la vivencia analítica del arte un proceso deductivo? Pareciera un sinsentido desvincularse así de la vera raíz de lo artístico.
                Por otro lado, tenemos el tema del “durante”. La experiencia artística permanece (hágase la excepción – y sólo quizá[1] – de la literatura) dentro del campo de lo sensorial, y como tal, depende de un set de herramientas aprehensivas que sufren transformaciones y desarrollo. La neurociencia ya nos ha enseñado que se debe aprender a ver, por ejemplo; pero ya sabemos también (y de mucho antes) que debemos aprender a mirar. La experiencia artística es así ante todo mediata, entre un dispositivo sensorial, para luego un dispositivo decodificador, para luego un yo sensible. Hasta ahora esto pareciera concordar con la necesidad de norma, de convenio, de generalidad, que permita soslayar las imprecisiones, los vicios de formación de estos dispositivos; y además, que sirva como herramienta de búsqueda, en cuanto es un fiel tutor para enseñar a mirar. Sin negar su utilidad en estos aspectos, la generalidad contravendría aquí el proceso artístico de retorno que se describía más arriba, esta “danza de los símbolos” que es a fin de cuentas lo que permite que el arte no se agote jamás (pese a estar repetido, pese a que el hombre mismo se repite y no hay nada nuevo bajo el sol). A un mirador entrenado en un esquema, una concepción, se le escapan las propiedades emergentes de los objetos si aplica el moldecito en forma demasiado rígida (implícito en esto, está la demanda, la necesidad de un artificio que permita incluir eso otro en la experiencia, aquello que aguarda en la sombra misma del conocimiento, eso que hace al artista un hacedor de arte, esa novedad por remezcla que no se entiende hasta épocas enteras después. Vidas enteras después. Y es obvio que lo que trato de proponer aquí es eso, una alternativa al “desde”: Un “Yo”).



[1] Considérese en lo que se ha convertido la “Experiencia Libro” en esta era de la reproduciblidad. Todas las formas de bellas artes tienen en su origen una actividad funcional; en la medida en que se lograron desprender de ella, lograron hacer que su vehículo se convirtiese en parte del arte mismo. En el caso de la literatura, estamos asistiendo al momento en que el libro deja de ser un vehículo “conveniente”, pero no muere, pues es un vehículo hermoso.





12 de agosto de 2011

La Sospecha: 3 de 9

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                ¿Tiene acaso algún valor un artista que se interprete a sí mismo? – pero a sí mismo, lector, en sí mismo, no “desde”, no tomando distancia para aplicar la encuesta, para preguntarle a su obra ¿por qué? ¿dónde cabes? ¿de dónde sales? [¿Cuáles fueron tus símbolos?]. Sospecho que algo así tendría olor a podrido. O peor. A infantil. A esa cosa horrenda, ego no maquillado, a pureza, a identidad no elaborada y complejizada. El “desde”, en cambio, respeta la identidad [porque tengo que ser un “yo” para estar “desde”], pero hace ese acto social, el acto público y aprendido de que hayan otros yoes que se pongan a mi lado a mirar; validando ese espacio consensuado [semántico, heurístico, usted elija la palabra que se vea más culta y suene mejor] para el “otro - mirador”, este reconocimiento del otro tiene sabor a “adulto”, mientras que una mirada yo-ística nos recuerda esa etapa del desarrollo en que el niño sólo requiere de la confirmación que le da su mundo interno)
                (... apuesto que ya no se acuerda dónde comenzaba el paréntesis anterior, íbamos en “A Duchamp hay que entenderlo desde donde corresponde,”) un montón de reglas, de causalidades, que – para eso las inventamos – justifican (¡dan permiso! ¡Dan PERMISO AL ARTE!) y validan (¡Las reglas dan valor!), que en este caso particular llamamos Dadaísmo.



8 de agosto de 2011

La Sospecha: 2 de 9

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                No. A Duchamp hay que entenderlo desde donde corresponde (y quiero destacar el fenómeno instantáneo que ocurre al abordar la escritura de este texto; El DESDE, obligatorio, casi obvio por correspondencia experiencial, que al final es el humus de la mente, que modela el lenguaje, que a su vez es quien obliga y limita las ideas. Yo miro el mundo DESDE: lo adquiero e interpreto, por tanto, así. ¿Cómo podría no evaluar, encasillar el arte, clasificarlo, aplicarle un paradigma teórico que lo vuelque en un conjunto de símbolos comprensibles y compresibles?
               [compresibles de vuelta en más arte, por ejemplo; o de ida en nuevas interpretaciones, o nueva crítica, o en nuevos símbolos, nuevas propiedades emergentes de ese conjunto de textos a la que se pensó se había “reducido” la obra, que sorprende de vuelta con re-complejidades que no se le sospechaban; porque ahí yace el secreto de la paradoja {aparente} del eterno retorno, del permanente reciclaje y del nada-nuevo-bajo-el-sol; arte -> símbolos, cree que hace uno, pero los símbolos comienzan a danzar en un concierto que no se deja controlar y de estas nuevas relaciones se vierte más arte, y el proceso se recicla, enriqueciendo, si hay novedad, consagrando, si ya hay desarrollo, o degenerando {en ese excelente sentido en que degeneran los spaghetti westerns, por ejemplo, o Tarantino}, si hay cansancio, si hay repetición, o si hay oportunidad. Ni qué hablar cuando son las obras aún no decodificadas las que se ponen a interactuar, ¡Menuda Cagada! el proceso se piramidaliza creciendo a ritmos no sólo insospechados, si no francamente inmanejables, y así es como queda a tarea de los que vengan el recodificar para re-deconstruir en símbolos toda esa cornucopia de elementos, hasta lograr un texto que se estime coherente {en cuanto nuevamente comprensible “desde”} para resintetizar un arte nuevo que sea natural, genuino y digno hijo del anterior. Así se entiende que hoy todavía estemos entendiendo el jazz de Bach.] 




humans-being-human-beings:

gowilde:

Au naturale:)

/swoon

4 de agosto de 2011

La Sospecha: 1 de 9


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Este post es el primero de una serie larga. El texto original es de Julio del 2011, y me había demorado en transcribirlo. Lo postearé en segmentos cada cuatro días, porque de lo contrario, sería un mamotreto impresentable en un blog. Para condimentar, voy a poner en cada post un tema electrónico y una foto de Olivia Wilde (gentileza de http://a-wilde-appreciation.tumblr.com). No se pueden quejar que no me esfuerzo.


LA SOSPECHA
                Mirar desde mí, elaborar desde el yo, verterse desde la experiencia; todo intento de interpretar el mundo desde lo estrictamente personal es hoy visto con malos ojos. Si alguien está triste, hay que tratar de comprenderlo, incluso de acogerlo, desde fuera; poco útil resultan el “yo siento” “yo me he sentido”, pues se abriga la noción de que eso es tan parcial, tan propio, tan único, que no puede ayudar. La manera es tratar de “abrazar desde fuera”, desde un punto de distancia razonable que permita comprender (pues al parecer es ése un acto reservado a lo genérico, y nunca a lo particular).
                Esto es manifiesto en el arte. A nadie le interesa (a nadie debiera interesar) qué me pasa a mí, cómo reacciona mi mundo interno, mi andamiaje pequeño y particular de creencias, voces, recuerdos, miedos. Si la mona lisa se parece a mi primera niñera, si la fuente de Duchamp me hace pensar en el frío como de sepulcro que impera en los baños públicos (porque es un frío aséptico, húmedo, inhóspito y mortuorio, y piénselo uno bien, sólo hay urinarios en los baños públicos), ¿Cómo podría pretenderse que eso sea parte del arte, que enriquezca la obra? ¡Imposible! Imposible porque es villanamente personal, mediocremente irreproducible.





28 de julio de 2011

Chain of Thought

Hoy hizo sol sobre Valparaíso.

En mi familia, cuando alguien te tapa el sol, le decimos "Córrete Alejandro". Es por el cariño que le tenemos a Diógenes, filósofo griego y padre del cinismo, que por su doctrina, vivía en un basurero, sin preocuparse por nada. Cuenta la leyenda que Alejandro Magno, emperador del mundo (salvo por los chinitos, los chinitos seguían autónomos), lo visitó en su hogar, ofreciéndole riqueza y poder. "Diógenes, ilustre griego, frente a ti tienes al hombre más poderoso del mundo. Pídeme cualquier cosa: riqueza, poder, yo te lo puedo dar". Diógenes lo miró, dubitativo, desde su cama en la basura. "¿Cualquier cosa?". "Cualquier cosa" respondió orgulloso Alejandro. "Entonces, Alejandro... córrete un poco, que me tapas el sol".

El peculiar comportamiento de Diógenes también llevó a asociarlo con lo que hoy conocemos como Síndrome de Diógenes, una afección psiquiátrica de la esfera de la ansiedad en que el paciente es incapaz de deshacerse de objetos, porque "algún día podrían ser útiles", y paulatinamente se va rodeando de basura. Suelen descuidar su aseo personal. Algunas variantes confieren a la basura un poder místico y protector.

Hablando de acaparar cachivaches, hoy ordené mi pieza hasta la perfección. Me deshice de una pila de cosas asombrosas. Encontré un montón de fotos que no me interesaba guardar.

Foto:
God bless thighs