Allá afuera otras gentes
(hermosas y todo) sonríen
saludan, yo aquí sigo mi ciclo
Afuera otras cosas, relámpagos de
colores, voces que me llaman,
cantos, yo aquí sigo mi ciclo
Este invierno no hubo mucha lluvia
Nada tuvo mucho este,
no sé, las cosas tienen ciclos,
tienen ciclos, tienen ciclos,
las cosas tienen ciclos, tienen,
vuelven a su lugar a mirar quizá lo mismo
por otro,
o quizá lo mismo
de otro modo
pero lo mismo, y debe ser por algo,
y quiero que sea por algo,
tienen,
volver a mirar otras cosas,
este invierno no hubo mucha lluvia pero hubo,
todos los inviernos hay,
no es algo nuevo, pero es algo,
el ciclo
permite.
Yo
aquí sigo mi ciclo.
Vuelvo
cada cierto tiempo
como
un objeto a su equinoccio
o algo menos
exacto:
la
imagen
de
algo que gira
en su
puesto
como un escudo que por repetición
reconoce y apunta lo otro, lo ajeno
la figura blanca, gélida, inasible
que se queda más atrás
que se queda más atrás
el inverso relativo de una órbita –
que es
el movimiento que niega al movimiento –
yo vuelvo aquí
tratando de sentir cosas distintas
yo giro para negar la línea, el recto trayecto,
el soplo del abandono que queda
tras el viaje hermoso, vibrante, necesario, de un cuerpo que
se aleja