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11 de agosto de 2012

Gimme Shelter

Observaré el rechinido de las criaturas y su maquinaria
el ruido de los seres en su actividad
sintiendo suavemente el movimiento traslacional
las procesiones del planeta
desde mi silencio.

Tocaré las esquirlas del bosque esparcidas por la capital
los recovecos y circunvoluciones en la corteza de los troncos
el verde y fresco susurrar de las hojas
la promesa temblando aterrada en la semilla.

Desde el foco afijado
la coordenada única de mi situación,
amarrado a la fría aposición de mis calcáreas
ligado a la rigidez de mis protecciones
seré un obscuro explorador secreto
nocturno
& sin nombre.

Porque me has devuelto a las memorias olvidadas
enterrándome con lo que estaba oculto
dejando en mis manos
viejas muescas
aparatos para hendir el viento
que yo ya no sé
cómo manejar.

Y me he arrodillado
obliterado y vuelto a expandir
extendido como un verso
sobre la irregular superficie del tiempo que abandonara
dispuesto a arder
bajo el fuego de antiguos incendios extinguidos
purificando, tal vez, la sombra de alguna corrupción escarnecida.


***


Ya no estoy para el carrusel de las relaciones. No, ya no estoy para tener que enfrentarme, ponerme frente a frente, con alguien que me emociona y me ilusiona y me sorprende, y decirle namaste, mi alma reconoce a la tuya y somos luz. Me haré ermitaño. 

Sospecho que si la mano mágica del gran hermano me tomase y recolocase dentro de una relación de un año, enraizada, con proyecto, me podría desempeñar con más que aceptable solvencia; pero ya no para esto. Me oxidé. Simplemente no recuerdo cómo era que se hacía.

Ya no estoy para reconectarme con todas esas cosas que tenía enterradas, para todas las piedras hilvanadas en la mochila, ya no estaba para hacerme cargo de cosas que pensé habían desaparecido en el mar de los sargazos que para ese efecto tiene el alma.

Ya no estoy para estas cosas, no.

Pero quiero. Sobre todo cuando se me habla en presente perfecto.


***