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Este blog NO es el blog del Médico Juan - Ignacio Reculé Rivera. Si usted busca a ese facultativo, puede encontrarlo AQUÍ.
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24 de junio de 2013

Desintegrado

Todos escribimos desde el humus de nuestra mente, al final. Lo que es menos claro, pero igual de cierto, es que también leemos desde allí: Lo que vamos pensando, lo que rellena el día, que es la materia que se va acumulando al fondo del seso, se descompone lento como en una compostera, y hace que nos terminemos preguntando por qué pareciera que los mismos temas se nos repiten en distintos colores.
Eugène Minkowski

Estoy en el terminal, con frío, porque Santiago está helado, huyendo de los malditos y obsesivos fumadores (un paciente se mandó una para el bronce: "es más fácil que deje la pasta a que deje de fumar, doctor") que llenan el aire de cenizas; busco un lugar para poder abrir mi librito azul, y cuando al fin lo logro, desde hace 80 años, me habla el tiempo vivido:


En presencia de este particular empobrecimiento de su vida [la de un enfermo] experimentamos la dolorosa sensación de saberlo todo acerca de él. Falta el fondo común con nuestros semejantes; el psiquismo de nuestro enfermo se halla demasiado cerca de nuestro entendimiento; vemos delante de nosotros ese psiquismo en todos sus detalles, como un conjunto de objetos y no como una obra de teatro, tras la cual se siente el juego de fuerzas divinas. Desarraigado de la base común nuestro enfermo no tiene, desde este punto de vista, nada de "semejante"; tenemos ante nosotros a un alienado.

[...]

Ahora sé, yo, que seguirá afirmando que será ajusticiado la noche siguiente; él lo hace realmente, sin preocuparse por el presente ni por el pasado. [...] Nuestro enfermo carece por completo de este propulsión hacia el futuro; no tiene tendencia alguna a generalizar, a llegar a una regla empírica.

[...]
 
Éstas [las jornadas], por ello, conservan una independencia mayor que la ordinaria, no se desvanecen en la sensación de la continuidad de la vida; cada una de ellas emerge como un islote independiente del mar gris del futuro; reinicia de nuevo la existencia; lo ya hecho, lo ya vivido no intervienen del mismo modo que en nosotros, porque parece que no existe el deseo de ir más lejos [...] el futuro está obstruido.
 
El Tiempo Vivido. Eugène Minkowski, 1933.

Simultáneamente (¿al mismo tiempo?), en mis oídos, Trent Reznor acompaña con esto, como si yo también fuera el personaje de un sueño apodíptico, y paranoico, sintiera que todo el universo gira en torno a mis ideas:


Los esquizofrénicos no la pasan bien.
No sé exactamente lo que quiero decir con este post, pero llevo 21 días en la corta estadía psiquiátrica del Sótero (no, malditos, no internado, sino como interno). Por ahí leí (ya no me acuerdo a quién, carajo), algo así como "el esquizofrénico vive absorto en su psicosis, en su rico mundo interior", y hoy (hace una semana) la Coni (es tan linda la Coni, con esos ojazos como dos melones negros) "están como en su mundo, viven su locura".
Nein nein nein nein. ¿Te imaginai lo que es no saber clarito dónde te acabas y donde empieza el mundo? ¿no estar seguro de qué es el mundo? ¿qué significan las cosas?. No, weón, los esquizofrénicos no la pasan bien.

El enfermo psiquiátrico es el salón experimental del hombre por excelencia. El mejor modelo para entender la naturaleza del ser humano es aquél donde el mosaico se ha quebrado, donde las piezas han sido arrojadas fuera del lugar.
El Verstehen de Jaspers, la comprensión que es posible entre semejantes, es una forma de mímesis de un alma por la mía. Hacer esa mímesis es ser una interprteación, es estar versionando; sospecho la imposibilidad de extraer bloques de abstracción desde allí, desde tan cerca. La identificación impide el reconocimiento de lo que subyace; el contenido reflejado opaca la forma. (No niego, sin embargo, la posibilidad de extraer Dharma, obtener conocimiento sin palabras, forma repleta de contenido, es decir especificada, ya no abstracta: forma puesta en movimiento).

Desarmar la guitarra eléctrica no es similar a tocarla. Pero desarmar la guitarra, explicar la guitarra y reconstruirla reotorga al tocar una dimensión de sacralidad.
De eso se trata la psiquiatría. El Ser - Devenir Humano (Minkowski me echó a perder el concepto de ser si no va acompañado del devenir; lo estático y lo fluente, lo expandido y lo expansivo, lo continuo y lo que continúa, se necesitan recíprocamente para explicar - y también para nombrar - al bicho que es el hombre) es SAGRADO. Reconocer las partes del individuo desorganizado es única manera de estar suficientemente lejos del Verstehen para casi secretamente, abrigar la esperanza de en algún futuro, proponer la reconstrucción.

Aciago precio para el enfermo. Pero teniendo esta sacralidad siempre en vigencia, podemos encontrar un sentido verdadero al ejercer.

Right Where It Belongs by Nine Inch Nails on Grooveshark
Nota a la música: Note las intrusiones. Sienta los aplausos como el brote de un estado afectivo ajeno, que interrumpe. Experimente el bajo ostinato como la monotonía impresa por la atemporalidad. Deje rebotar la insistencia del piano como la certeza palpable a la que puede, a la que debe aferrarse en un entorno incomprensible y hostil. Entonces - sólo entonces - deje aparecer el contenido; sienta esta sospecha de irrealidad, de - en cierto modo - de ocultación, y afírmese insistentemente a ella, porque ese delirio es ahora lo único que tiene: porque le llena la mente. Bienvenido a la experiencia esquizofrénica, amigo.

See the animal in his cage that you built, (Mira el animal en su jaula, la que tú construiste)
Are you sure what side you’re on? (¿Estás seguro del lado en el que estás?)
Better not look him too closely in the eye, (Mejor no mirarlo demasiado cerca a los ojos)
Are you sure what side of the glass you are on? (¿Estás seguro de la parte del vidrio en que estás?) See the safety of the life you have built, (Mira la seguridad de la vida que has construido)
Everything where it belongs (Todo donde pertenece)
Feel the hollowness inside of your heart, (Siente el vacío adentro de tu corazón)
And it’s all… right where it belongs (Y todo está… justo en donde pertenece)

What if everything around you, (¿Qué tal si todo lo que te rodea)
Isn’t quite as it seems? (no es tal como parece?)
What if all the world you think you know, (¿Qué pasa si todo el mundo que crees que conoces)
Is an elaborate dream? (es un sueño elaborado?)
And if you look at your reflection, (Y si miras en tu reflejo)
Is it all you want it to be? (Es justo todo lo que quieres que sea?)
What if you could look right through the cracks, (¿Qué pasaría si pudieras mirar a través de las grietas,)
Would you find yourself… find yourself afraid to see? (te hallarías… te hallarías asustado de mirar?)

What if all the world’s inside of your head? (¿Qué pasa si todo el mundo está dentro de tu cabeza?) Just creations of your own (Simplemente creaciones tuyas)
Your devils and your gods all the living and the dead (Tus demonios y tus dioses, todo lo viviente y lo muerto)
And you’re really all alone (Y estás realmente solo por completo)
You can live in this illusion, (Puedes vivir en esta ilusión,)
You can choose to believe. (Puedes elegir creer.)
You keep looking but you can’t find the woods, (Sigue buscando pero no vas a encontrar la arboleda) While you’re hiding in the trees (Mientras te escondes en los árboles)
(buena parte modificado desde acá)

26 de marzo de 2013

Cuéntele al tío J-I

Los habitués de este antro literario (no por el alcohol, sino por la mala pinta) que es mi blog sabrán que las ideas se me materializan en formato ladrillo, temporalidad súbita y en imperativo categórico. Figuraba yo tocando mi guitarra eléctrica, cuando ¡paf! Autofanía:

Estoy en la Dad - Zone.

Porque sí, existe un territorio que es peor que la friendzone. Ya estoy un poco paranoide con esto de que se me fue el toque, mano, con las mujeres, ¿en qué estoy oxidado? ¿Qué tienen en común todos mis últimos fallidos (abarcando toda la gama desde el pucha, no hasta el eres un monstruo, me cagaste la vida) conatos de relación?
This is so totally a thing.

Soy una figura paterna, y eso se deja manifestar de la peor forma posible. Porque si hay una cosa que está prohibida, si hay una ley fundamental del universo parejero (ya no me acuerdo quién me lo enseñó, parece brotar desde el inicio de los tiempos), es que nunca hablas de tu ex. Por lo menos no al principio. Y jamás, ¡jamás! si el otro no pregunta.

Tate, todo el mundo me habla de sus exes, cualquiera sea la forma que estos adopten (nuevamente, toda la gama variada, pasando por el ex que me tiré la semana pasada, el ex de hace 5 mil años, la relación tormentosa con mi padre, e incluso la mina que es mi ex [era una mina, no estoy tan experimental / desesperanzado]), cualquiera sea el momento (desde la primera cita hasta el primer polvo), todo el mundo se quiere hacer la psicoterapia conmigo.

Hipótesis: Crecí bajo la premisa de escucha escucha, así tendrás ganada la mitad de la lucha. Y funcionaba. Escuchar amorosa, interesada, intensamente todo lo que una mina tuviera que decir. Técnica infalible si no tienes músculos ni plumas de colores, pero infalible entre los 14 y los 20. A esa edad, las minas no han tenido mayores rollos (si los han tenido, run, mofo, run!), así que lo que tienen para contarse es ellas mismas: doble beneficio, porque ellas hablan y son felices hablándose, y tú eres feliz escuchándolas.

De ahí en adelante, en cambio, la cosa se tiñe color de hormiga, y de hormiga negra, azabache. Porque las minas ya empiezan a tener más configurados sus rollos, sus problemas, y ya no se cuentan a sí mismas; desenrollan el lulo de caca. Porque todas, todas, todas las minas tienen a ese weón. Ese weón que las cagó, ese weón que les echó a perder el autoestima, ese weón ausente, ese weón sobrecomprometido, ese weón que todavía anda dando vueltas, ese weón que nunca más apareció.

Hormiga negra. ¿Sabía usted que el ácido fórmico - nombre alternativo del ácido metanoico (que debe ser el más la raja de los ácidos, porque suena a meta-noia) - se llama así porque la primera vez que se aisló, fue de un montón de formica rufa machacadas? ¿Sabía usted que yo considero los pies de foto como un género literario per sé? 
Ahí es donde aparece uno, bañadito, a veces con perfume, y, si el clima y las ganas lo permiten, hasta con la pelambrera bajo control. Con ganas de conocerla, vestirse de azul y ser un príncipe. Y claro, ocupas de primera la infalible, la que te resultó tan bien cuando aprendiste el juego. Pero no pos. Porque ahora cuando te pones a escuchar, lo que las minas ven es a su papá, al weón que les va a arreglar el juguete que se les acaba de romper. No ven al tipo que puede estar al lado de ellas. Ven al tipo que desde el estrado imparte consejos sabios, buenos pa vivir la vida bien vivida.

Ibas bien, ibas bien, la miras a los ojos y te devuelve la mirada sonriendo, se ríe de tus chistes, tú de los de ella, entran más en materia, uno que otro silencio cómplice y sonriente - todos los indicadores positivos están encendidos - y de pronto blam!, todo es otro tema, en qué momento, por qué, pero ya es tarde. Te están pidiendo consejos y los ojos ya no sonríen con romance, sonríen con jerarquía, sonríen con paidós. Estás en la Dad - Zone. Acepta tu destino, y deja que la nena se desahogue, que le cuente al tío J - I, que todo lo entiende y comprende.

4 de junio de 2012

Signos

A la gente que me conoce le cuesta aunar que sea un tipo tan acérrimamente científico con algo que pareciera acercarse al pensamiento mágico. Sobre todo a los que me conocen más tiempo, y que me vivieron en mi etapa exactista en la que, si no se veía al microscopía, el algo no existía.

El golpe de gracia a esa manera de pensar me llegó de un texto de divulgación - ensayo filosófico de neurociencias de Popper (suena cuáaaatico ponerlo así, así que así lo voy a dejar (pleonasmo)). Popper explica de una manera excesivamente elegante el concepto de propiedad emergente, y desde ese momento me di cuenta que cualquier intento de negar eventos "mágicos" o "paranaturales" es intentar negar propiedades emergentes de elementos que no puedo computar.

Por eso acepto con naturalidad cuando las cosas parecieran apuntar a ciertas "intenciones". Claro, se me puede apuntar con sesgo de selección que sólo veo lo que cuaja y no todo lo que sobra, pero bueh, el sólo hecho de "ver" genera la propiedad emergente, entonces.

Lo complejo: una serie de hechos desagradables que me obligó a reflexionar sobre la ira, y sobre el bienestar, y sobre lo profundo que puede ser el control de esos sentimientos en mí, y cómo he estado soltando las riendas de algo que es trascendental, nuevamente. Quizá el cambio sustancial a lo que estos sucesos me obligaron estaba allí, esperando su momento para saltar. No lo sé. Sucedió ahora, con esta combinación de elementos. El universo es sagrado, déjalo actuar, dice el Tao (y mi pie derecho).

Lo simple: Me encontré un aro. Al lado de mi pie. En la micro. Esto antes me sucedía constantemente, por lo menos una vez al mes, un aro de alguna niña que perdía un aro (hubo un tiempo en que los guardé y una polola me preguntó qué onda, de quién eran los aros), en el piso, sonriéndome. Pequeños tesorillos citadinos. Sin darme cuenta dejó de pasar, hasta hoy, que el arito estaba allí al lado de mi pie, saludando como en los antes, y de sopetón me di cuenta qué lejos y qué tan largo. El mojo perdido.

Señales, signos. ¿Las cosas estarán cambiando?

5 de septiembre de 2011

La Sospecha: 9 de 9

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Primero
BIBLIOGRAFÍA

Dado que una bibliografía erudita atentaría contra el corpus mismo de este texto, remito al lector una bibliografía vera:
-Reculé&flores varias, circa 1991-93: Conversaciones con flores en el jardín de mis abuelos. Con sol, y unos overoles de colores que usaba en ese tiempo, y me hacían ver muy mono.

-Reculé&Reculé&Reculé&Reculé&Rivera, desde que tengo memoria: Discusiones familiares, todo con un ámbito juerguístico que no oculta que nos creemos el cuento

- Una entrevista a un travesti, que leí hace poco, donde ocupaban mucho y bien la palabra “desde”, de donde salió toda esta reflexión al respecto.

- Las musas.

- En general, mi biblioteca.

- Un poco, mis paseos por Santiago.

- El MNBA


1 de septiembre de 2011

La Sospecha: 8 de 9

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ACÁPITE: LA VERDAD
                Dicho lo más importante, y dejado al lector un justo espacio de juicio y propuesta de cómo interpelar la herramienta-yo en función del arte, resta un punto de importancia digamos mediana que no se ha abordado y que significaría una escisión en el texto principal. La verdad.
                En efecto, toda la disquisición anterior se basa en la búsqueda esforzada de la verdad por parte de la humanidad; para ella, dada la SOSPECHA, se hace necesario el “desde”. Si esta verdad – sea real o construida – no estuviere presupuestada, tal necesidad no existiría y se abrirían las puertas de una vivencia personalizada del arte que no precisa de un contraste con el otro (lo que no implica un no-compartir, de todos modos).
                ¿Por qué se ansía tanto la existencia de una verdad externalizada, residente “fuera” y accesible desde varios puntos?. Por un miedo social, esto es, aprendido y heredado: el miedo al déspota. La noción de verdad está ligada en la conducta. Si se esparciese una concepción de verdad internalizada y personal, no existiría el refreno de la verdad sobre el comportamiento, si no que por el contrario, esta verdad personal actuaría como potenciador de las conductas. Nada detendría en este caso a aquellos individuos más inclinados a la imposición de forzar su verdad o sistema de creencias. El retorno a la ley de la selva[1]. La verdad externa es así un modulador poderoso de la conducta que evita que el gritón actúe como tal[2] (La verdad es el escudo del débil, si se quiere[3]), imponiendo una autoridad que radica en la fuerza pero que se ramifica (y hace circular) en la verdad. Este es el germen de todo absolutismo personalista (Lo que no quita que haya cumplido un rol positivo aglutinador en su momento correcto en el pasado social, a saber, las sociedades tribales místicas más básicas; pero es, a todas luces, un modelo obsoleto y hoy ineficiente).



[1] Justamente así operan los trastornos antisociales de la personalidad.
[2] Lo que no evita, claro está, que un grupo particular de gritones que creen haber encontrado esa verdad externa se comporte como tal. Las tiranías suelen ser una verdad personalizada que ha sido validada por un grupo pequeño y que no necesita el contraste con “otras verdades”. Es, si se quiere, una verdad no suficientemente alejada.




28 de agosto de 2011

La Sospecha: 7 de 9

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                 ¿Por qué? Si todo pareciera recordarnos todo el tiempo lo masivos que somos, nuestra naturalísima facilidad para repetirnos. Pero está la SOSPECHA. La duda que es al mismo tiempo el mayor terror, la soledad más grande, y el secreto orgullo, el motor más potente. LA SOSPECHA DE SER EL DIFERENTE. Todos soñamos con estar un poco fuera del carril; todos sentimos que allá atrás algo en nuestra historia hizo crack y permitió una anomalía, una mutación que confirió la cuasidivina (y cuasidemónica) cualidad de la diferencia.
                Es esta sospecha la que obliga al desde. La que mantiene alejado ese proceso hermoso de aceptar al “yo” como el genuino intérprete del arte, y darle el lugar que corresponde como integrador total, final, universal, y por sobre todo, INEQUÍVOCO.
                La verdad yace dentro, y la invitación está hecha para asumir nuestro rol como “verdaderos y completos humanos” frente al arte. Parafraseando,
                “the bow is bent and drawn; make you the shaft”[1]
[1] the bow is bent and drawn; make from the shaft”. Shakespeare, King Lear.

24 de agosto de 2011

La Sospecha: 6 de 9

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                 Es justamente este binomio multiplicidad - verdad el que ha devenido en piedra angular y simplísimo descriptor de nuestro occidental sistema de creencias. A toda escala: religión, política, arte; si mi idea es compartida, es que es. No es extraño, siendo el bicho humano un bicho de colmena. La unicidad mantiene al hormiguero unido. Y nadie quiere no-participar, claro, porque nadie quiere quedar fuera de la verdad, nadie quiere sentir que no dice lo correcto (Y, como mecanismo evolutivo, es autoselectivo: el que no busca la confirmación por multiplía es simplemente borrado en la marea del tiempo, y su idea se desvanece, dando la impresión a los venideros de que todas las ideas son iterativas).
                Pero pareciera que algo subyace a este terror al sesgo. ¿Por qué nos parece esperable – incluso obvio- que un análisis surgido “de yo” y no “desde” corra un riesgo de sesgo inminente? ¿En qué la desconfianza a lo personalísimo?
                Pareciera que es un miedo primordial a no ser correctamente humano. En efecto, si “yo” represento fehacientemente al humano universal, no cabe espacio a la duda; mi experiencia personalizada sería un espejo digno de la “verdadera”[1] vivencia artística. Pero parece que no es permitida tal certeza. La duda del yo-correcto invalida (a mí y al otro) y obliga a la distancia-que-homologa.



[1] Discutir si existe una “verdadera” experiencia de arte escapa al alcance de este texto


dandikadam:

wilde

20 de agosto de 2011

La Sospecha: 5 de 9

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                Por último, hay una arista paradojal del asunto. Porque en verdad la vivencia es interna; todos los elementos de juicio, el “molde” se aplica en forma póstuma, tras haber sentido la parte visceral, el yo-sentido, el yo que se ve movido por el arte. Y a eso después le colgamos etiquetas para poder disecar, para justificar y validar. Si se quiere se puede ver como que al final los preceptos se hacen propios, y se deforman, asimilados por la experiencia personal.
                  El gran cinismo del arte. ¿Por qué? Por el miedo al sesgo. Miedo al error sistemático, miedo, en el fondo, a que el acervo de contenido personal tiña la experiencia artística a tal punto que no sólo deje de ser aprehensible para el otro, sino lisa y llanamente intransmisible. Miedo a la irreproducibilidad de la experiencia, pues al fin y al cabo, en el mundo de la imprenta y la ciencia-de-curva-de-Gauss, la verdad está definida por la repetición; la confirmación de existencia, el certificado de nacimiento de las cosas sólo se imprime cuando está su doble (o más) para corroborar.


16 de agosto de 2011

La Sospecha: 4 de 9

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                 Y este es justamente el gran cinismo del arte. El gran olvido. A varias escalas. La primera, la más obvia, es la eterna cuestión del origen; ¿de dónde la regla? Forzosamente es un producto humano, y no hay producto humano que no sea hijo de la experiencia, la vivencia particular. Claro, de esta última palabra se cuelga la norma para existir, su motivo y obsesión, abolir lo particular para celebrar la uniformidad de lo general. De lo universal. Pero es iluso concebir la norma sin el proceso inductivo que la genera. ¿De dónde, entonces, en hacer de la vivencia analítica del arte un proceso deductivo? Pareciera un sinsentido desvincularse así de la vera raíz de lo artístico.
                Por otro lado, tenemos el tema del “durante”. La experiencia artística permanece (hágase la excepción – y sólo quizá[1] – de la literatura) dentro del campo de lo sensorial, y como tal, depende de un set de herramientas aprehensivas que sufren transformaciones y desarrollo. La neurociencia ya nos ha enseñado que se debe aprender a ver, por ejemplo; pero ya sabemos también (y de mucho antes) que debemos aprender a mirar. La experiencia artística es así ante todo mediata, entre un dispositivo sensorial, para luego un dispositivo decodificador, para luego un yo sensible. Hasta ahora esto pareciera concordar con la necesidad de norma, de convenio, de generalidad, que permita soslayar las imprecisiones, los vicios de formación de estos dispositivos; y además, que sirva como herramienta de búsqueda, en cuanto es un fiel tutor para enseñar a mirar. Sin negar su utilidad en estos aspectos, la generalidad contravendría aquí el proceso artístico de retorno que se describía más arriba, esta “danza de los símbolos” que es a fin de cuentas lo que permite que el arte no se agote jamás (pese a estar repetido, pese a que el hombre mismo se repite y no hay nada nuevo bajo el sol). A un mirador entrenado en un esquema, una concepción, se le escapan las propiedades emergentes de los objetos si aplica el moldecito en forma demasiado rígida (implícito en esto, está la demanda, la necesidad de un artificio que permita incluir eso otro en la experiencia, aquello que aguarda en la sombra misma del conocimiento, eso que hace al artista un hacedor de arte, esa novedad por remezcla que no se entiende hasta épocas enteras después. Vidas enteras después. Y es obvio que lo que trato de proponer aquí es eso, una alternativa al “desde”: Un “Yo”).



[1] Considérese en lo que se ha convertido la “Experiencia Libro” en esta era de la reproduciblidad. Todas las formas de bellas artes tienen en su origen una actividad funcional; en la medida en que se lograron desprender de ella, lograron hacer que su vehículo se convirtiese en parte del arte mismo. En el caso de la literatura, estamos asistiendo al momento en que el libro deja de ser un vehículo “conveniente”, pero no muere, pues es un vehículo hermoso.





12 de agosto de 2011

La Sospecha: 3 de 9

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                ¿Tiene acaso algún valor un artista que se interprete a sí mismo? – pero a sí mismo, lector, en sí mismo, no “desde”, no tomando distancia para aplicar la encuesta, para preguntarle a su obra ¿por qué? ¿dónde cabes? ¿de dónde sales? [¿Cuáles fueron tus símbolos?]. Sospecho que algo así tendría olor a podrido. O peor. A infantil. A esa cosa horrenda, ego no maquillado, a pureza, a identidad no elaborada y complejizada. El “desde”, en cambio, respeta la identidad [porque tengo que ser un “yo” para estar “desde”], pero hace ese acto social, el acto público y aprendido de que hayan otros yoes que se pongan a mi lado a mirar; validando ese espacio consensuado [semántico, heurístico, usted elija la palabra que se vea más culta y suene mejor] para el “otro - mirador”, este reconocimiento del otro tiene sabor a “adulto”, mientras que una mirada yo-ística nos recuerda esa etapa del desarrollo en que el niño sólo requiere de la confirmación que le da su mundo interno)
                (... apuesto que ya no se acuerda dónde comenzaba el paréntesis anterior, íbamos en “A Duchamp hay que entenderlo desde donde corresponde,”) un montón de reglas, de causalidades, que – para eso las inventamos – justifican (¡dan permiso! ¡Dan PERMISO AL ARTE!) y validan (¡Las reglas dan valor!), que en este caso particular llamamos Dadaísmo.



8 de agosto de 2011

La Sospecha: 2 de 9

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                No. A Duchamp hay que entenderlo desde donde corresponde (y quiero destacar el fenómeno instantáneo que ocurre al abordar la escritura de este texto; El DESDE, obligatorio, casi obvio por correspondencia experiencial, que al final es el humus de la mente, que modela el lenguaje, que a su vez es quien obliga y limita las ideas. Yo miro el mundo DESDE: lo adquiero e interpreto, por tanto, así. ¿Cómo podría no evaluar, encasillar el arte, clasificarlo, aplicarle un paradigma teórico que lo vuelque en un conjunto de símbolos comprensibles y compresibles?
               [compresibles de vuelta en más arte, por ejemplo; o de ida en nuevas interpretaciones, o nueva crítica, o en nuevos símbolos, nuevas propiedades emergentes de ese conjunto de textos a la que se pensó se había “reducido” la obra, que sorprende de vuelta con re-complejidades que no se le sospechaban; porque ahí yace el secreto de la paradoja {aparente} del eterno retorno, del permanente reciclaje y del nada-nuevo-bajo-el-sol; arte -> símbolos, cree que hace uno, pero los símbolos comienzan a danzar en un concierto que no se deja controlar y de estas nuevas relaciones se vierte más arte, y el proceso se recicla, enriqueciendo, si hay novedad, consagrando, si ya hay desarrollo, o degenerando {en ese excelente sentido en que degeneran los spaghetti westerns, por ejemplo, o Tarantino}, si hay cansancio, si hay repetición, o si hay oportunidad. Ni qué hablar cuando son las obras aún no decodificadas las que se ponen a interactuar, ¡Menuda Cagada! el proceso se piramidaliza creciendo a ritmos no sólo insospechados, si no francamente inmanejables, y así es como queda a tarea de los que vengan el recodificar para re-deconstruir en símbolos toda esa cornucopia de elementos, hasta lograr un texto que se estime coherente {en cuanto nuevamente comprensible “desde”} para resintetizar un arte nuevo que sea natural, genuino y digno hijo del anterior. Así se entiende que hoy todavía estemos entendiendo el jazz de Bach.] 




humans-being-human-beings:

gowilde:

Au naturale:)

/swoon

4 de agosto de 2011

La Sospecha: 1 de 9


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Este post es el primero de una serie larga. El texto original es de Julio del 2011, y me había demorado en transcribirlo. Lo postearé en segmentos cada cuatro días, porque de lo contrario, sería un mamotreto impresentable en un blog. Para condimentar, voy a poner en cada post un tema electrónico y una foto de Olivia Wilde (gentileza de http://a-wilde-appreciation.tumblr.com). No se pueden quejar que no me esfuerzo.


LA SOSPECHA
                Mirar desde mí, elaborar desde el yo, verterse desde la experiencia; todo intento de interpretar el mundo desde lo estrictamente personal es hoy visto con malos ojos. Si alguien está triste, hay que tratar de comprenderlo, incluso de acogerlo, desde fuera; poco útil resultan el “yo siento” “yo me he sentido”, pues se abriga la noción de que eso es tan parcial, tan propio, tan único, que no puede ayudar. La manera es tratar de “abrazar desde fuera”, desde un punto de distancia razonable que permita comprender (pues al parecer es ése un acto reservado a lo genérico, y nunca a lo particular).
                Esto es manifiesto en el arte. A nadie le interesa (a nadie debiera interesar) qué me pasa a mí, cómo reacciona mi mundo interno, mi andamiaje pequeño y particular de creencias, voces, recuerdos, miedos. Si la mona lisa se parece a mi primera niñera, si la fuente de Duchamp me hace pensar en el frío como de sepulcro que impera en los baños públicos (porque es un frío aséptico, húmedo, inhóspito y mortuorio, y piénselo uno bien, sólo hay urinarios en los baños públicos), ¿Cómo podría pretenderse que eso sea parte del arte, que enriquezca la obra? ¡Imposible! Imposible porque es villanamente personal, mediocremente irreproducible.





7 de mayo de 2011

Huesos Viejos

          Siempre (dígase toda mi juventud hiperextendida; dado que pasaba todo el día leyendo, tuve como 3 infancias) pensé que yo sí quería hacer "huesos viejos". Vivir para sieeeeeeeeeempre, a lo Gilgamesh, recorrer el mundo y hacer cosas tan pero tan bacanes que no quedase otra que ser inmortal para estar a la altura de mí mismo. Luego conocí gente que no quería llegar a ser viejo; idea no desconocida, pero hasta ese entonces asignada a beatnicks y otros individuos de esa calaña, desencantados del mundo y más que comprometidos con el live fast, look beautiful, die young. Estos no. Estos eran gente que estudiaba sus serias carreras, emprendía serias vidas y en general no iban descocados por el mundo.
          En esos tiempos rebatía como pájaro joven recién enjaulado: con un poco de torpeza y convencido de mí mismo. Ahora que los (pocos) años me han ido enseñando un poco de prudencia, y en general, a dudar de todo lo que pienso, ya no estoy tan seguro. ¿Para qué quería yo vivir tanto? Ah, para llegar a. A lo que sea que tenía que llegar. Pero tarde o temprano a uno le cae la teja que en la vida no se llega a ningún lado, sólo se va. De un lado a otro, como los lesos, o los locos, o los santos, o los genios. De un lado a otro.
          Así ya no parece tan inteligente vivir hasta viejo. Al final la cosa se trata de disfrutar lo que sea que estés haciendo. Disfrutar bien. Permítaseme ilustrar mi punto: 

Jane Birkin
 Estos son los sesentas, y ella es una de las mujeres más lindas del mundo. Anda por Europa con los pezones a quien se los quiera fotografiar. Canta, actúa, hace escenas en pelota con Brigitte Bardot, hace la película en que George Harrison hizo su primer trabajo solista (ella se llama en ese filme... Penny Lane). Pero da lo mismo. Si me piden, yo hago las mismas cosas. La gracia es que ella lo hace con ESTA cara:







  And then years go by:

Seamos justos, es una mujer de 65 años
      
La única alternativa que pueda quedar es que uno vaya cambiando lo suficiente con los años como para mirar lo que hacía antes con nada más que ternura, y seguir haciendo la cosa nueva que es la que quiero hacer ahora. Ir de acá para allá en otro lugar, siempre otro lugar. Considerando todo lo que puedo cambiar en tan poco tiempo, es una posibilidad. La joda es que la única forma de averiguarlo es hacerlo y ver si resulta.

2 de mayo de 2011

Ese momento incómodo...

En el que te metes a tu propio blog y encuentras que las cosas que escribes a la rápida y movido por una idea instantánea están en sincronía con las cosas que dejaste escritas y preprogramadas hace dos semanas, pensando en cualquier otra cosa, y que más encima son una cita.

Damn.

9 de abril de 2011

Brillante



I can't pretend I don't need to defend some part of me from you.

Después de haber creído en eso
y descreído de eso
y creer en eso otra vez
para luego pensar que era una estupidez

en fin
de ir y venir pensando si era yo o no suficientemente
humano
o suprahumano
para estar
sobre o bajo eso (cualesquiera sea la dirección que corresponda a cada estado)

Sólo sé que no me he decidido.
Y probablemente no lo haga nunca.

Lo que sí aprendí
foreverandever
es que en esas situaciones


It's much better to play, oh, safe.