Llevaba mucho tiempo sin tomar café a deshoras (dígase: como una adicción, necesaria para seguir adelante con la vida, como psicoestimulante, como xantina prokinética simpáticomimética; en vez de sentado con cara de i'm the owner of the fucking world, en un café, hablando de la vida, el universo, y todo lo demás, como corresponde al café). Simplemente lo había dejado; el cuerpo ya no me lo pedía (oh dear, porque hubo un tiempo que sí me lo pedía, y con urgencia, con drive, con imperativo), y en cambio me tomaba mis lady teas.
Me tomé un café.
Y no puedo concentrarme en nada,
estoy escuchando The Strokes
y tengo esa cosa
como de MDMA que me da el café
que tengo ganas de vincularme y relacionarme y ser afectuoso y frotarme contra piel y decir cosas interesantes y reír y estar feliz con todo el mundo y conversar es taaaaaan agradable y nada,
Oh, me tengo que quedar dormido antes que me de el efecto rebote, it's gonna be one of those.