A la gente que me conoce le cuesta aunar que sea un tipo tan acérrimamente científico con algo que pareciera acercarse al pensamiento mágico. Sobre todo a los que me conocen más tiempo, y que me vivieron en mi etapa exactista en la que, si no se veía al microscopía, el algo no existía.
El golpe de gracia a esa manera de pensar me llegó de un texto de divulgación - ensayo filosófico de neurociencias de Popper (suena cuáaaatico ponerlo así, así que así lo voy a dejar (pleonasmo)). Popper explica de una manera excesivamente elegante el concepto de propiedad emergente, y desde ese momento me di cuenta que cualquier intento de negar eventos "mágicos" o "paranaturales" es intentar negar propiedades emergentes de elementos que no puedo computar.
Por eso acepto con naturalidad cuando las cosas parecieran apuntar a ciertas "intenciones". Claro, se me puede apuntar con sesgo de selección que sólo veo lo que cuaja y no todo lo que sobra, pero bueh, el sólo hecho de "ver" genera la propiedad emergente, entonces.
Lo complejo: una serie de hechos desagradables que me obligó a reflexionar sobre la ira, y sobre el bienestar, y sobre lo profundo que puede ser el control de esos sentimientos en mí, y cómo he estado soltando las riendas de algo que es trascendental, nuevamente. Quizá el cambio sustancial a lo que estos sucesos me obligaron estaba allí, esperando su momento para saltar. No lo sé. Sucedió ahora, con esta combinación de elementos. El universo es sagrado, déjalo actuar, dice el Tao (y mi pie derecho).
Lo simple: Me encontré un aro. Al lado de mi pie. En la micro. Esto antes me sucedía constantemente, por lo menos una vez al mes, un aro de alguna niña que perdía un aro (hubo un tiempo en que los guardé y una polola me preguntó qué onda, de quién eran los aros), en el piso, sonriéndome. Pequeños tesorillos citadinos. Sin darme cuenta dejó de pasar, hasta hoy, que el arito estaba allí al lado de mi pie, saludando como en los antes, y de sopetón me di cuenta qué lejos y qué tan largo. El mojo perdido.
Señales, signos. ¿Las cosas estarán cambiando?
Lo que hace que la realidad sea más ancha, lo que patea el límite un poco más allá, lo que hace a la verdad algo DINÁMICO... Neología es, en extensión, lo nuevo. Pero no con intención rupturista: Es el crecimiento.
Advertencia
Este blog NO es el blog del Médico Juan - Ignacio Reculé Rivera. Si usted busca a ese facultativo, puede encontrarlo AQUÍ.
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4 de junio de 2012
9 de abril de 2012
Me metí en la brisa fresca de Santiago y miré su techo sin estrellas con esto en las orejas mientras paraba un segundo, y recordé el comienzo, cuando viajaba de ida y viajaba de vuelta y miraba el cielo sin saber bien lo que vendría y con la sensación de que estaba todo comenzando, y que todo podía sucederme.
Y entonces me di cuenta
que está todo comenzando
y que todo puede sucederme
que es todo como al principio y no sé qué esperar
y que soy yo mismo de nuevo, empoderado de cada fibra de mi ser
completamente desprovisto
de cualquier injerencia sobre el destino, el prójimo, el ayer, ni el mañana,
y que eso está bien, tan bien, tan bien, porque estoy como al comienzo y quién sabe, quizá en verdad i've become full circle.
¿Cómo lo explico? Todo puede sucederme, acabo de empezar: vengo recién llegando.
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12 de febrero de 2012
Frágil
Hombre al Agua
La letanía del ateo es lastimera. Precisamente, porque no tiene destinatario (y no hay nada más triste que carta sin buzón). Es fácil ser un descreído en tiempo de vacas gordas, pero cuando la cosa es cuesta arriba, ¿en dónde justificarse? Frente a lo más desagradable de la existencia, frente ese fenómeno que hace cuestionarla, el sufrimiento, el creyente puede y tiene a qué aferrarse para modelar, para dar sentido, en definitiva.
El ateo no. Sí, claro, hay un montón de valores de transición - temple, aprendizaje, et caetera - heredados de la educación eclesial a los cuales el ateo puede echar en mano sin sentir que se está rezando el rosario, pero al fin del camino, cuando se llega al centro, no hay sentido que valga. El sufrimiento es un cuestionante definitivo: ¿Para qué estás viviendo, dime?
No para esto, claro. Y entonces, de coletazo ¿y entonces?
Entonces confío en que las cosas se van a poner mejores, entonces esto no ha sido siempre así; pero es esa confianza en el futuro lo que a uno le da resquemores. Uno debiera vivir ahora, no después.
Y es en esto donde yo, ateo, soy frágil. Porque una vida no trascendente, una vida basada en el hoy, no tiene buenas defensas contra el sufrimiento; no se lo explica, no lo maneja, apenas sí lo atraviesa.
Vengo de vuelta de pasarla pésimo; no me lo puedo explicar, no lo puedo manejar, pero sé que soy frágil. Veamos que eso se convierta en recurso. Y aprender a ser el eslabón más débil de la cadena me sirva para estar de otra manera cuando otro lo sea.
Y por supuesto:
Nicanor Parra
Ya no estoy en mi casa
Ando en Valparaíso.
Hace tiempo que estaba
Escribiendo poemas espantosos
Y preparando clases espantosas.
Terminó la comedia:
Dentro de unos minutos
Parto para Chillán en bicicleta.
No me quedo ni un día más aquí
Sólo estoy esperando
Que se me sequen un poco las plumas.
Si preguntan por mí
Digan que ando en el sur
Y que no vuelvo hasta el próximo mes.
Digan que estoy enfermo de viruela.
Atiendan el teléfono
¿Qué no oyen el ruido del teléfono?
¡Ese ruido maldito del teléfono
Va a terminar volviéndome loco!
Si preguntan por mí
Pueden decir que me llevaron preso
Digan que fui a Chillán
A visitar la tumba de mi padre.
Yo no trabajo ni un minuto más
Basta con lo que he hecho
¿Qué no basta con todo lo que he hecho?
¡Hasta cuándo demonios
Quieren que siga haciendo el ridículo!
Juro no escribir nunca más un verso
Juro no resolver más ecuaciones
Se terminó la cosa para siempre.
¡A Chillán los boletos!
¡A recorrer los lugares sagrados!
La letanía del ateo es lastimera. Precisamente, porque no tiene destinatario (y no hay nada más triste que carta sin buzón). Es fácil ser un descreído en tiempo de vacas gordas, pero cuando la cosa es cuesta arriba, ¿en dónde justificarse? Frente a lo más desagradable de la existencia, frente ese fenómeno que hace cuestionarla, el sufrimiento, el creyente puede y tiene a qué aferrarse para modelar, para dar sentido, en definitiva.
El ateo no. Sí, claro, hay un montón de valores de transición - temple, aprendizaje, et caetera - heredados de la educación eclesial a los cuales el ateo puede echar en mano sin sentir que se está rezando el rosario, pero al fin del camino, cuando se llega al centro, no hay sentido que valga. El sufrimiento es un cuestionante definitivo: ¿Para qué estás viviendo, dime?
No para esto, claro. Y entonces, de coletazo ¿y entonces?
Entonces confío en que las cosas se van a poner mejores, entonces esto no ha sido siempre así; pero es esa confianza en el futuro lo que a uno le da resquemores. Uno debiera vivir ahora, no después.
Y es en esto donde yo, ateo, soy frágil. Porque una vida no trascendente, una vida basada en el hoy, no tiene buenas defensas contra el sufrimiento; no se lo explica, no lo maneja, apenas sí lo atraviesa.
Vengo de vuelta de pasarla pésimo; no me lo puedo explicar, no lo puedo manejar, pero sé que soy frágil. Veamos que eso se convierta en recurso. Y aprender a ser el eslabón más débil de la cadena me sirva para estar de otra manera cuando otro lo sea.
Y por supuesto:
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Vuelvo
8 de mayo de 2011
Conversaciones Sabias en superficies friables.
[otra persona]
Tú... nunca has terminado algo con alguien en que nunca más en tu vida vuelves a ver?
[yo]
chuta
leo y leo la pregunta
y no la termino de entender
oh
sí
por qué?
Porque en nuestro caso... con los padres/ madres de nuestros hijos imposible
siempre lo verás ...aunque todo termine
pero en el otro caso
es...como si la persona no existiera..o se muriera
sí
es peor
si
pero te curte un poco
como un duelo..funeral
"nothing lasts"
el duelo no es lo terrible
lo terrible es el aprendizaje
hay que o a) doble pensar, a lo 1984
o b)
aprender a vivir con la idea de
que
eso en lo que creías ciegamente
esa weá que era la única cosa cierta
ya no va
no era cierta
después de eso la vida es como menos seria
viteh?
porque ya no le compras a nada que pueda ser de verdad
a fin de cuentas
tienes la mejor prueba que
por mucho que parezca
LA VERDAD
it's not
y todo queda como pintado en color pastel
poco nítido
y semitransparente
una mierda de aprendizaje, digo yo
preferiría nunca haberlo aprendido
y vivir en mi mundito de mentiras hasta viejito
oye
es demasiado sabio esto
lo puedo poner en mi blog con los nombres cambiados?
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Se acabó la vida como se conocía hasta ahora,
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