Si aún me lees por ahí, bajo el amparo del anonimato y el silencio como siempre fue,
La hora morada en Valparaíso volvió a ser lo que era antes, antes de todo, con todo el vacío y la incertidumbre y la nohora.
La única esperanza que queda es que el proceso de involución continúe y llege de vuelta a los 17, en este cuerpo de 22, y me dedique a rock & set the controls for the heart of the sun.