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Este blog NO es el blog del Médico Juan - Ignacio Reculé Rivera. Si usted busca a ese facultativo, puede encontrarlo AQUÍ.
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5 de septiembre de 2011

La Sospecha: 9 de 9

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Primero
BIBLIOGRAFÍA

Dado que una bibliografía erudita atentaría contra el corpus mismo de este texto, remito al lector una bibliografía vera:
-Reculé&flores varias, circa 1991-93: Conversaciones con flores en el jardín de mis abuelos. Con sol, y unos overoles de colores que usaba en ese tiempo, y me hacían ver muy mono.

-Reculé&Reculé&Reculé&Reculé&Rivera, desde que tengo memoria: Discusiones familiares, todo con un ámbito juerguístico que no oculta que nos creemos el cuento

- Una entrevista a un travesti, que leí hace poco, donde ocupaban mucho y bien la palabra “desde”, de donde salió toda esta reflexión al respecto.

- Las musas.

- En general, mi biblioteca.

- Un poco, mis paseos por Santiago.

- El MNBA


1 de septiembre de 2011

La Sospecha: 8 de 9

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ACÁPITE: LA VERDAD
                Dicho lo más importante, y dejado al lector un justo espacio de juicio y propuesta de cómo interpelar la herramienta-yo en función del arte, resta un punto de importancia digamos mediana que no se ha abordado y que significaría una escisión en el texto principal. La verdad.
                En efecto, toda la disquisición anterior se basa en la búsqueda esforzada de la verdad por parte de la humanidad; para ella, dada la SOSPECHA, se hace necesario el “desde”. Si esta verdad – sea real o construida – no estuviere presupuestada, tal necesidad no existiría y se abrirían las puertas de una vivencia personalizada del arte que no precisa de un contraste con el otro (lo que no implica un no-compartir, de todos modos).
                ¿Por qué se ansía tanto la existencia de una verdad externalizada, residente “fuera” y accesible desde varios puntos?. Por un miedo social, esto es, aprendido y heredado: el miedo al déspota. La noción de verdad está ligada en la conducta. Si se esparciese una concepción de verdad internalizada y personal, no existiría el refreno de la verdad sobre el comportamiento, si no que por el contrario, esta verdad personal actuaría como potenciador de las conductas. Nada detendría en este caso a aquellos individuos más inclinados a la imposición de forzar su verdad o sistema de creencias. El retorno a la ley de la selva[1]. La verdad externa es así un modulador poderoso de la conducta que evita que el gritón actúe como tal[2] (La verdad es el escudo del débil, si se quiere[3]), imponiendo una autoridad que radica en la fuerza pero que se ramifica (y hace circular) en la verdad. Este es el germen de todo absolutismo personalista (Lo que no quita que haya cumplido un rol positivo aglutinador en su momento correcto en el pasado social, a saber, las sociedades tribales místicas más básicas; pero es, a todas luces, un modelo obsoleto y hoy ineficiente).



[1] Justamente así operan los trastornos antisociales de la personalidad.
[2] Lo que no evita, claro está, que un grupo particular de gritones que creen haber encontrado esa verdad externa se comporte como tal. Las tiranías suelen ser una verdad personalizada que ha sido validada por un grupo pequeño y que no necesita el contraste con “otras verdades”. Es, si se quiere, una verdad no suficientemente alejada.




28 de agosto de 2011

La Sospecha: 7 de 9

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                 ¿Por qué? Si todo pareciera recordarnos todo el tiempo lo masivos que somos, nuestra naturalísima facilidad para repetirnos. Pero está la SOSPECHA. La duda que es al mismo tiempo el mayor terror, la soledad más grande, y el secreto orgullo, el motor más potente. LA SOSPECHA DE SER EL DIFERENTE. Todos soñamos con estar un poco fuera del carril; todos sentimos que allá atrás algo en nuestra historia hizo crack y permitió una anomalía, una mutación que confirió la cuasidivina (y cuasidemónica) cualidad de la diferencia.
                Es esta sospecha la que obliga al desde. La que mantiene alejado ese proceso hermoso de aceptar al “yo” como el genuino intérprete del arte, y darle el lugar que corresponde como integrador total, final, universal, y por sobre todo, INEQUÍVOCO.
                La verdad yace dentro, y la invitación está hecha para asumir nuestro rol como “verdaderos y completos humanos” frente al arte. Parafraseando,
                “the bow is bent and drawn; make you the shaft”[1]
[1] the bow is bent and drawn; make from the shaft”. Shakespeare, King Lear.

24 de agosto de 2011

La Sospecha: 6 de 9

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                 Es justamente este binomio multiplicidad - verdad el que ha devenido en piedra angular y simplísimo descriptor de nuestro occidental sistema de creencias. A toda escala: religión, política, arte; si mi idea es compartida, es que es. No es extraño, siendo el bicho humano un bicho de colmena. La unicidad mantiene al hormiguero unido. Y nadie quiere no-participar, claro, porque nadie quiere quedar fuera de la verdad, nadie quiere sentir que no dice lo correcto (Y, como mecanismo evolutivo, es autoselectivo: el que no busca la confirmación por multiplía es simplemente borrado en la marea del tiempo, y su idea se desvanece, dando la impresión a los venideros de que todas las ideas son iterativas).
                Pero pareciera que algo subyace a este terror al sesgo. ¿Por qué nos parece esperable – incluso obvio- que un análisis surgido “de yo” y no “desde” corra un riesgo de sesgo inminente? ¿En qué la desconfianza a lo personalísimo?
                Pareciera que es un miedo primordial a no ser correctamente humano. En efecto, si “yo” represento fehacientemente al humano universal, no cabe espacio a la duda; mi experiencia personalizada sería un espejo digno de la “verdadera”[1] vivencia artística. Pero parece que no es permitida tal certeza. La duda del yo-correcto invalida (a mí y al otro) y obliga a la distancia-que-homologa.



[1] Discutir si existe una “verdadera” experiencia de arte escapa al alcance de este texto


dandikadam:

wilde

20 de agosto de 2011

La Sospecha: 5 de 9

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                Por último, hay una arista paradojal del asunto. Porque en verdad la vivencia es interna; todos los elementos de juicio, el “molde” se aplica en forma póstuma, tras haber sentido la parte visceral, el yo-sentido, el yo que se ve movido por el arte. Y a eso después le colgamos etiquetas para poder disecar, para justificar y validar. Si se quiere se puede ver como que al final los preceptos se hacen propios, y se deforman, asimilados por la experiencia personal.
                  El gran cinismo del arte. ¿Por qué? Por el miedo al sesgo. Miedo al error sistemático, miedo, en el fondo, a que el acervo de contenido personal tiña la experiencia artística a tal punto que no sólo deje de ser aprehensible para el otro, sino lisa y llanamente intransmisible. Miedo a la irreproducibilidad de la experiencia, pues al fin y al cabo, en el mundo de la imprenta y la ciencia-de-curva-de-Gauss, la verdad está definida por la repetición; la confirmación de existencia, el certificado de nacimiento de las cosas sólo se imprime cuando está su doble (o más) para corroborar.


16 de agosto de 2011

La Sospecha: 4 de 9

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                 Y este es justamente el gran cinismo del arte. El gran olvido. A varias escalas. La primera, la más obvia, es la eterna cuestión del origen; ¿de dónde la regla? Forzosamente es un producto humano, y no hay producto humano que no sea hijo de la experiencia, la vivencia particular. Claro, de esta última palabra se cuelga la norma para existir, su motivo y obsesión, abolir lo particular para celebrar la uniformidad de lo general. De lo universal. Pero es iluso concebir la norma sin el proceso inductivo que la genera. ¿De dónde, entonces, en hacer de la vivencia analítica del arte un proceso deductivo? Pareciera un sinsentido desvincularse así de la vera raíz de lo artístico.
                Por otro lado, tenemos el tema del “durante”. La experiencia artística permanece (hágase la excepción – y sólo quizá[1] – de la literatura) dentro del campo de lo sensorial, y como tal, depende de un set de herramientas aprehensivas que sufren transformaciones y desarrollo. La neurociencia ya nos ha enseñado que se debe aprender a ver, por ejemplo; pero ya sabemos también (y de mucho antes) que debemos aprender a mirar. La experiencia artística es así ante todo mediata, entre un dispositivo sensorial, para luego un dispositivo decodificador, para luego un yo sensible. Hasta ahora esto pareciera concordar con la necesidad de norma, de convenio, de generalidad, que permita soslayar las imprecisiones, los vicios de formación de estos dispositivos; y además, que sirva como herramienta de búsqueda, en cuanto es un fiel tutor para enseñar a mirar. Sin negar su utilidad en estos aspectos, la generalidad contravendría aquí el proceso artístico de retorno que se describía más arriba, esta “danza de los símbolos” que es a fin de cuentas lo que permite que el arte no se agote jamás (pese a estar repetido, pese a que el hombre mismo se repite y no hay nada nuevo bajo el sol). A un mirador entrenado en un esquema, una concepción, se le escapan las propiedades emergentes de los objetos si aplica el moldecito en forma demasiado rígida (implícito en esto, está la demanda, la necesidad de un artificio que permita incluir eso otro en la experiencia, aquello que aguarda en la sombra misma del conocimiento, eso que hace al artista un hacedor de arte, esa novedad por remezcla que no se entiende hasta épocas enteras después. Vidas enteras después. Y es obvio que lo que trato de proponer aquí es eso, una alternativa al “desde”: Un “Yo”).



[1] Considérese en lo que se ha convertido la “Experiencia Libro” en esta era de la reproduciblidad. Todas las formas de bellas artes tienen en su origen una actividad funcional; en la medida en que se lograron desprender de ella, lograron hacer que su vehículo se convirtiese en parte del arte mismo. En el caso de la literatura, estamos asistiendo al momento en que el libro deja de ser un vehículo “conveniente”, pero no muere, pues es un vehículo hermoso.





12 de agosto de 2011

La Sospecha: 3 de 9

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                ¿Tiene acaso algún valor un artista que se interprete a sí mismo? – pero a sí mismo, lector, en sí mismo, no “desde”, no tomando distancia para aplicar la encuesta, para preguntarle a su obra ¿por qué? ¿dónde cabes? ¿de dónde sales? [¿Cuáles fueron tus símbolos?]. Sospecho que algo así tendría olor a podrido. O peor. A infantil. A esa cosa horrenda, ego no maquillado, a pureza, a identidad no elaborada y complejizada. El “desde”, en cambio, respeta la identidad [porque tengo que ser un “yo” para estar “desde”], pero hace ese acto social, el acto público y aprendido de que hayan otros yoes que se pongan a mi lado a mirar; validando ese espacio consensuado [semántico, heurístico, usted elija la palabra que se vea más culta y suene mejor] para el “otro - mirador”, este reconocimiento del otro tiene sabor a “adulto”, mientras que una mirada yo-ística nos recuerda esa etapa del desarrollo en que el niño sólo requiere de la confirmación que le da su mundo interno)
                (... apuesto que ya no se acuerda dónde comenzaba el paréntesis anterior, íbamos en “A Duchamp hay que entenderlo desde donde corresponde,”) un montón de reglas, de causalidades, que – para eso las inventamos – justifican (¡dan permiso! ¡Dan PERMISO AL ARTE!) y validan (¡Las reglas dan valor!), que en este caso particular llamamos Dadaísmo.



8 de agosto de 2011

La Sospecha: 2 de 9

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                No. A Duchamp hay que entenderlo desde donde corresponde (y quiero destacar el fenómeno instantáneo que ocurre al abordar la escritura de este texto; El DESDE, obligatorio, casi obvio por correspondencia experiencial, que al final es el humus de la mente, que modela el lenguaje, que a su vez es quien obliga y limita las ideas. Yo miro el mundo DESDE: lo adquiero e interpreto, por tanto, así. ¿Cómo podría no evaluar, encasillar el arte, clasificarlo, aplicarle un paradigma teórico que lo vuelque en un conjunto de símbolos comprensibles y compresibles?
               [compresibles de vuelta en más arte, por ejemplo; o de ida en nuevas interpretaciones, o nueva crítica, o en nuevos símbolos, nuevas propiedades emergentes de ese conjunto de textos a la que se pensó se había “reducido” la obra, que sorprende de vuelta con re-complejidades que no se le sospechaban; porque ahí yace el secreto de la paradoja {aparente} del eterno retorno, del permanente reciclaje y del nada-nuevo-bajo-el-sol; arte -> símbolos, cree que hace uno, pero los símbolos comienzan a danzar en un concierto que no se deja controlar y de estas nuevas relaciones se vierte más arte, y el proceso se recicla, enriqueciendo, si hay novedad, consagrando, si ya hay desarrollo, o degenerando {en ese excelente sentido en que degeneran los spaghetti westerns, por ejemplo, o Tarantino}, si hay cansancio, si hay repetición, o si hay oportunidad. Ni qué hablar cuando son las obras aún no decodificadas las que se ponen a interactuar, ¡Menuda Cagada! el proceso se piramidaliza creciendo a ritmos no sólo insospechados, si no francamente inmanejables, y así es como queda a tarea de los que vengan el recodificar para re-deconstruir en símbolos toda esa cornucopia de elementos, hasta lograr un texto que se estime coherente {en cuanto nuevamente comprensible “desde”} para resintetizar un arte nuevo que sea natural, genuino y digno hijo del anterior. Así se entiende que hoy todavía estemos entendiendo el jazz de Bach.] 




humans-being-human-beings:

gowilde:

Au naturale:)

/swoon

4 de agosto de 2011

La Sospecha: 1 de 9


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Este post es el primero de una serie larga. El texto original es de Julio del 2011, y me había demorado en transcribirlo. Lo postearé en segmentos cada cuatro días, porque de lo contrario, sería un mamotreto impresentable en un blog. Para condimentar, voy a poner en cada post un tema electrónico y una foto de Olivia Wilde (gentileza de http://a-wilde-appreciation.tumblr.com). No se pueden quejar que no me esfuerzo.


LA SOSPECHA
                Mirar desde mí, elaborar desde el yo, verterse desde la experiencia; todo intento de interpretar el mundo desde lo estrictamente personal es hoy visto con malos ojos. Si alguien está triste, hay que tratar de comprenderlo, incluso de acogerlo, desde fuera; poco útil resultan el “yo siento” “yo me he sentido”, pues se abriga la noción de que eso es tan parcial, tan propio, tan único, que no puede ayudar. La manera es tratar de “abrazar desde fuera”, desde un punto de distancia razonable que permita comprender (pues al parecer es ése un acto reservado a lo genérico, y nunca a lo particular).
                Esto es manifiesto en el arte. A nadie le interesa (a nadie debiera interesar) qué me pasa a mí, cómo reacciona mi mundo interno, mi andamiaje pequeño y particular de creencias, voces, recuerdos, miedos. Si la mona lisa se parece a mi primera niñera, si la fuente de Duchamp me hace pensar en el frío como de sepulcro que impera en los baños públicos (porque es un frío aséptico, húmedo, inhóspito y mortuorio, y piénselo uno bien, sólo hay urinarios en los baños públicos), ¿Cómo podría pretenderse que eso sea parte del arte, que enriquezca la obra? ¡Imposible! Imposible porque es villanamente personal, mediocremente irreproducible.





2 de junio de 2011

Género, Rol, Sexualidad.

(Estimado – e hipotético – lector: Tenga para bien el anteponer en su mente “Yo creo que” frente a cada aseveración que lea. Así me evitará mucho tecleo, mejorará el overall appearance del texto y por sobre todo, no me obligará a salir del estilo absolutista, despótico, tajante y arbitrario al que me tengo acostumbrado)

¿Es la homosexualidad una patología?


          Un amigo me preguntó esto, ad portas de comenzar nuestro curso de psiquiatría. Lo políticamente correcto es dar una afirmación tajante, o no, dependiendo de donde está uno, si en una reunión de Schoënstatt o en una junta chimbombera lolein (no adhiero al tono descalificativo del link... sólo valoro que exista tal link).

Negro con la tremenda callampa.
Also, polera: "When the doors of perception are cleansed, things will appear to man as they truly are...infinite."

          Las respuestas políticamente correctas suelen valer callampa. La respuesta correcta en este caso es depende. Depende desde dónde esté construida la sexualidad. El camino fácil para construir una opción sexual es desde la personalidad; desde el yo. En este caso, sí es patológico, pues suele asentar en una alteración del desarrollo de la personalidad, una deformación de la identidad que como subproducto produce homosexualidad. En su modo más claro, es el travestismo: lo primero es la negación de lo que yo soy, ya sea como medio de defensa ante un entorno extremadamente hostil, un modelaje asociado muy negativo, o un contramodelaje positivo demasiado marcador; y como consecuencia de esa batalla interna, la homosexualidad. La loca, en el caso de varón, o la mujer virilizada, en el caso de las féminas. Una oposición.

          Esto sucede porque la sexualidad manada desde la personalidad es la forma más básica, menos elaborada de generar una sexualidad. Sin embargo, hay proyecciones más maduras, más conceptualmente firmes, porque precisamente no están allí para servir de puntal a esa construcción del yo, si no que son una manifestación de un yo bien trabajado, articulado desde elementos internos: La sexualidad construida desde el afecto. Si antes era el yo el que se manifestaba, ahora es el otro el que modela la cosa: la sexualidad está construida a partir del otro, centrada no en mí, sino que en la relación misma, de mi tendencia hacia esa persona, tendencia que mana desde lo que soy, y no que viene desde afuera a delimitar eso que soy. Como la personalidad no está involucrada sino como contenido manifestado, a diferencia del contenido definido del caso anterior, el rol no está alterado.

          Es bastante relevante. El sexo como actividad humana (y bastante relevante a lo que es la humanidad) ha estado, durante el siglo recién pasado, sometida a un proceso de depuración en la cual la técnica y la sociedad han permitido la separación de los elementos que antes la conformaban: reproducción, afecto, rol, género y sexo. Me parece ver que estamos ad portas de la segunda fase de este divorcio. La primera vino de manos de la anticoncepción, que permitió dejar la reproducción fuera de la ecuación, y permitió plantear en forma seria la pregunta:

¿Para qué sirve tener relaciones sexuales?

          Esta inquisición, rebotada desde los hippies a las generaciones venideras, es la que está moviendo las revoluciones actuales y por venir. Cada vez tiene más cabida el que haya gamas de relaciones sexuales; puede ser por rica, puede ser por amor, puede ser porque te gustan las mujeres, porque te gustan los hombres, o porque te gusta esa persona en particular, porque te gustas a ti mismo. La gracia es que al fin tales propuestas no son excluyentes, ni hay que elegir una. A nuestra generación le está tocando el remover el rol de la ecuación, así:

Yo no soy hombre porque tengo sexo con mujeres, soy hombre porque soy hombre. Pero además, el ser hombre no me obliga a tener relaciones sólo con mujeres.

          Algunos ven en esta limpieza una pérdida de sentido; efectivamente, cuando los contornos de algo se difuminan, la reacción natural es creer que la cosa misma está desapareciendo. Me parece que no es así: más bien, estamos recuperando un atado de cosas, un acervo valioso que antes había que bancarse completo pero ahora está, de a poco y con reticencias, especializándose, cosa de poder vivenciar cada elemento por separado. No me sorprendería que fuera tarea de nuestros hijos el paso final de separar el afecto de pareja del sexo, y que éste se convirtiese en una actividad más del fin de semana para hacer en grupos de amigos, llevando la relación de pareja a un estadío más depurado consistente en un compartir el proyecto vital de dos personas.

          Sin embargo, así como la vieja sabiduría dice que el momento de romper las reglas es cuando se las conoce y se las sabe seguir a todas, así mismo esta independencia sexo-rol o sexo-personalidad sólo es una libertad en la medida en que el rol o la personalidad estén estructurados de forma firme y compleja; de lo contrario es sólo desorden. Esto nos lleva a otra pregunta: ¿Qué tan relevante es el sexo en la construcción del género y el rol?

          A cuento viene esta noticia, sobre unos padres que deciden “ocultar” el sexo de su hij@, con el fin de que el/la decida más adelante los elementos de cada género que incorporará en su propia vida. No es difícil buscarle “argumentos” a favor a esta decisión. La técnica y el conocimiento científico, así como la secularización del pensamiento, han ido derribando muchos mitos sobre lo que está permitido hacer y no hacer respecto de uno mismo. Antes era ridículo pensar en un varón vestido de colores flamboyantes; o tener el pelo verde, o ojos de colores distintos a los que la naturaleza nos había entregado. En un mundo donde elegir es la libertad que nos va quedando, y la sociedad está poco a poco preparándose para asumir una nueva conformación de lo que es el rol y el género, incluyendo nuevas reuniones de los elementos que antes los constituían, con hombres que cocinan, mujeres que mantienen la casa, hombres sensibles, mujeres nerds, hombres que les gustan los hombres, mujeres que les gustan las mujeres, y donde reina una general amplitud en el esquema estético, ¿por qué no habrían de traslaparse también los elementos visuales en la construcción de nuevos géneros mixtos, construidos por combinación? En una era donde el óleo y el graffiti comparten el mismo muro en una sala de arte, en un mundo donde la individualidad es norma, no pareciera tan descabellado que al fin salgamos de la pequeña burbuja del varón y la mujer para empezar a ver formas personalizadas.

          Después de todo, es como lo mismo que personalizar la página de inicio de Google, ¿no?

          No.

Pero este post ya está muy largo, así que tacklearé este asunto en particular en el futuro.


Update: estoy muy a moda con los tiempos. Mientras este post estaba en el horno de redacción, salió esto a difusión:
"NOW, THEREFORE, I, BARACK OBAMA, President of the United States of America, by virtue of the authority vested in me by the Constitution and the laws of the United States, do hereby proclaim June 2011 as Lesbian, Gay, Bisexual, and Transgender Pride Month. I call upon the people of the United States to eliminate prejudice everywhere it exists, and to celebrate the great diversity of the American people.
IN WITNESS WHEREOF, I have hereunto set my hand this thirty-first day of May, in the year of our Lord two thousand eleven, and of the Independence of the United States of America the two hundred and thirty-fifth.
              BARACK OBAMA"

28 de mayo de 2011

The Offer

In this time when cold winter pushes on
trying to replace the slowly-paced fall
and not all the leaves are fallen and gone,
you sweet lady shouldn't have come at all.


I have no tools nor proper endeavour
to make front to this pressure in my heart
and this poetry; this work, this labour
seems doomed to its failure before its start.


Sweet little princess because you in me
but a shadow, a ghost that in past would
to you have meant something worthy, now see
and not the bursting love I, offer could.


Sweetheart, yellow hang the hands of the trees
and as you pass me by, I'll just look at the full blue sky
'cause somewhere in your chest my chance did freeze.

14 de mayo de 2011

Quiero...

... usar el Reverse Delay de mi pedalera como un arma de destrucción masiva y tocar PinkFloydishmente hasta que mis neuronas entren en un ciclo reverberante.

Porque sé que cada vez que lo hago y me resulta me siento bien.

El problema es que ahora eso no me dura mucho. Como que estoy generando tolerancia a las drogas (dorgas! - nevermind me, it's an inner joke) que yo mismo me secretaba antes para estar bien, y necesito más y más and I need a fix cause i'm going down. Soy como un avión que se cae, pero como era medio supraestratosférico todo el mundo piensa que todavía voy arriba y nain, se me voló un motor.


Alguien me dijo (porque sí, no se dan el lujo de comentar, hay un complot en contra de que me haga internet-famous) que escribiera más en el blog, y me acordé de mi blog antiguo, que era, a mi juicio, un buen blog. Tenía ensayos que daba gusto leer.

2 de mayo de 2011

Ese momento incómodo...

En el que te metes a tu propio blog y encuentras que las cosas que escribes a la rápida y movido por una idea instantánea están en sincronía con las cosas que dejaste escritas y preprogramadas hace dos semanas, pensando en cualquier otra cosa, y que más encima son una cita.

Damn.

18 de abril de 2011

Hagamos polémica de la fácil...

... siendo iconoclastas.

El Principito está jodidamente sobrevalorado.
La gente debería leer Para Esmé con Amor y Sordidez
y aprender a sentir esa cosa
media revuelta,
tremenda y sublime que tiene en cada palabra.

16 de marzo de 2011

Chédiak - Higashi

Es un defecto de movimiento de lisosomas, sindromáticamente como deficiencia inmunitaria.

Irrelevant, that.
Lo importante es que

Chédiak - Higashi


Saborea la palabra en la lengua, déjala pesar un poco sobre el centro y después proyéctala golpeada contra tu paladar. Chédiak - Higashi;

Chédiak - Higashi.

1 de marzo de 2011

Verano Naranja

Bastardo el soneto como este amor
que hoy te profeso y no te confieso,
incompleto las más de las veces;
otras del verso en las heces queda todo el sabor.

¡Constancia! mudo exijo a tu rosa
flor que se agita es la que marchita
luego adorna desechada el barrial;
si has de presumir de especial, has de ser virtuosa.

Pero sé también puta perversa,
gitana dulce haz que mi alma pulse
rítmica al vaivén de tus caderas;
de tus senos las laderas ríndeme conversa.

¡Quiéreme, quiéreme a mí completo!
Aunque sean bastardos, amor y soneto
.

Shakespeare es feo.
Mélanie no.
     Llegó el momento ese del verano en que uno saca cuentas y resume, llenándolo de palabras y lazos e ideas. Words are for those with promises to keep, dice Auden. Consultado el etimológico respecto de resumir, propone que es hijo ni tan bastardo del latín re-sumere, "volver a tomar, comenzar de nuevo". Oh, justo lo que podría uno hacer una vez tras otra con el verano si lo dejaran, las vacaciones infinitas.
     Pero no. Hasta que el doc no ajuste el Condensador de Flujo (Marty!), there's no coming back, pero en cambio como dice William en el soneto quince, As he takes from you, I engraft you new, y eso es lo que tengo que decir del verano, las cosas que he añadido, los elementos que he y me han sumado o restado y que pretendo volver a tomar, repetir.

     Lo que no hice: No me apuré. Por nadie. Anduve lento, pensé lento, me relajé. Parezco un haiku de lo puro soso.

     Lo que otros hicieron por mí: Shakespeare escribió Coriolano. En acertadísima traducción de Ballester:

MENENIO: [...] ¡Oíd! ¡Las trompetas!
VOLUMNIA: Ésos son los ujieres de Marcio. Delante de él marcha el ruido y detrás deja el llanto. La muerte, ese espíritu negro, habita en su brazo nervudo, y cuando lo levanta, ella desciende y mueren los hombres.
     Auden escribió, entre muchas cosas que me cambiaron la sesera:
Looking up at the stars, I know quite well
That, for all they care, I can go to hell,
But on earth indifference is the least
We have to dread from man or beast.

How should we like it were stars to burn
With a passion for us we could not return?
If equal affection cannot be,
Let the more loving one be me.

Admirer as I think I am
Of stars that do not give a damn,
I cannot, now I see them, say
I missed one terribly all day.

Were all stars to disappear or die,
I should learn to look at an empty sky
And feel its total dark sublime,
Though this might take me a little time

     ¿Y qué hice yo para mí? Difícil elegir qué mostrarle al público. Quedémonos con el soneto bastardo a la entrada. Pero JI,
     ¿Qué es eso de Soneto Bastardo?

Sí, es un improvement a mi post.
     Un soneto, según la tradición, son catorce versos (líneas) endecasílabos (once sílabas). No suelen separarse en hemistiquios (mitades de verso autónomas) como en el caso de los alejandrinos (catorce sílabas en dos hemistiquios de siete).
     La manera de repartir estos catorce versos en el espacio nos da los dos tipos de soneto más canónicos:

1) El Soneto Español, muy cultivado durante el Siglo de Oro, distribuye en dos cuartetos con rima consonante abrazada y dos tercetos con rima abrazada, pareada o alterna. Wait wat? Miremos acá:
La violencia contiene la entropía
Dime sino desorden ¿qué es el amor?
Cuerpos que se funden en uno mejor
Eres más tuya cuando eres más mía
     Eso es un cuarteto (cuatro versos); la rima es abrazada porque el primer verso (- entropía) abraza al cuarto (- mía), atrapando a los dos versos interiores (- amor y - mejor). Ese esquema se resume en ABBA (A representa el sonido "-ía", y B el sonido "-or", que son las rimas). Los tercetos pueden repartirse de más formas; CDC EDE (la C y la E están alternas, mientras D abrazada), CDE CDE (en esta, todos los versos están abrazados; cada rima está separada por dos versos), y más escasamente, CCD DEE (pareado).

Más de ella, cómo no.
2) El Soneto Inglés, por haber sido ampliamente cultivado y divulgado en esa nación, y llevado a altas cotas por Shakespeare. Éste sigue un esquema ABAB CDCD EFEF GG; es decir, tres cuartetos alternos ("serventesios") y un dueto final pareado.

     Un soneto bastardo es por tanto aquél que escapa de un modo u otro a estas apretadas reglas, sea por la omisión, modificación, o permutación de ellas.

     ¿Cuál es la bastardía del soneto de más arriba? Primero, hay una bastardía de forma; sus cuartetos son abrazados, pero son tres y tienen como colofón un dueto. Para ampliar más esta bastardía de rima, el modelo ABBA ha sido desfigurado y complejizado, alterándolo a A[bb]C[ca]; en efecto, en vez de cuatro, hay seis palabras de rima consonante por estrofa. Veamos:
Bastardo el soneto como este amor
     -or en el primer verso, es A
que hoy te profeso y no te confieso,
     este verso está divido en dos hemistiquios de cinco sílabas: /que hoy te profeso y/ no te confieso/ que riman entre ellos, haciendo [bb]; pero es aún una rima bastardizada, puesto que al primer hemistiquio se le agrega el sonido parásito de la "y", que se disimula en la pronunciación
incompleto las más de las veces;
     Esto es C
otras del verso en las heces queda todo el sabor.
     Acá se presenta un verso de catorce sílabas dividido en dos hemistiquios de 8 y 6; el primer hemistiquio rima con C (veces y heces), mientras el segundo hemistiquio con A (amor y sabor)
     Esta mañosa fórmula se repite tal cual en los tres cuartetos (¡sinalefa incluida!).

     El lector dado al cómputo habrá notado también que no se cumple con la regla más básica: ¡No hay un solo verso endecasílabo! Sin embargo, por amor a la numerología se conserva rigurosamente la cantidad de 154 sílabas (¿no le cuadra?); se ha removido una sílaba a cada uno de los versos en los cuartetos y se han adicionado al final, quedando 10/10/10/14 (según hemistiquios, 10/5(+1)+5/10/8+6). El dueto final sigue el mismo principio, quedando en 10/12 (10/6+6, que incluso puede ser reducido por repartición de sílabas a 10/2+1+3,2+1+3).


      Este "formalismo de la deformación" le da un saborcito especial a este poema, que yo aprecio mucho. Si usted no, bien puede irse al carajo por iletrado. El análisis de contenido ya lo haré otro día.

26 de febrero de 2011

Pontypool


Simplemente, ya no recuerdo cuándo escribí prosa por última vez.



Sin embargo, el log documenta que desde ese tiempo entré y salí de una mini-depresión, modifiqué la percepción que tengo de mi futuro académico, reordené los intereses en mi tiempo libre, prácticamente dejé de hablar con la mujer con la que creí que iba a casarme, cambié todos mis autores favoritos, alteré mis hábitos de lectura, de gastos y de estudio en forma radical, y de vida saludable en forma definitivamente no tan radical, decidí algunas cosas que no haré y que sí haré con mi futuro, trastorné profundamente mi evaluación de yo mismo, trastoqué mis suscripciones religiosas, pulí mi concepto de felicidad, renové el sentido de las relaciones en mi vida, y en general, pretty much everything changed, ahora que lo trato de escribir y me doy cuenta que podría seguir y seguir.

Nada que extender acerca de esas fruslerías, en todo caso. Si voy a romper un silencio tan largo, y tan poco forzado como por el contrario, natural y orgánico, tiene que ser por algo que valga la pena.

Vi Pontypool.

No quiero arruinarla con nada, ni tan siquiera con sugerir su género, la construcción delicada de los personajes, el manejo del color en la fotografía, o el uso sublime del sonido. Es magnífica, pero ¿de qué voy a hablar si no la quiero tocar para no arruinársela a usted, señor lector?

¿Ud. escribe, mi amigo? ¿Compone, pinta, saca fotos, filma, hace volantines? ¿Le ha pasado eso que sucede cuando mira el trabajo de alguien más y dice oh dios, no hay nada nuevo bajo el sol? Por supuesto que le ha pasado, si repetimos los mismos temas pensando en un cansancio que en verdad no existe, no los agotamos nunca porque no existe tal cosa, sólo hay el regocijo de ver el mismo poliedro por todas sus caras y a todas las luces; y ud. ve el trabajo de ese otro que también le muerde la galletita a dios para ser co-creador del wooniverso, y sabe que él habla en su mismo lenguaje, en su misma frecuencia; que siente, que le duele y le arde y le quema y le sabe dulce y glorioso eso mismo que a usted lo despierta en la mañana y lo arropa por la noche, mi buen señor, ese tema que le da vueltas a la vida y que, seamos sinceros, usted lo cree también, justifica la existencia del mundo entero.

Eso que le pone todos los sabores a coger el lápiz o el pincel o los palillos a crochet o lo que sea que usemos y luchar contra la hoja, contra el color, contra el espacio mismo, contra nosotros mismos y nuestras condenadas ideas limitadas, y nuestras maravillosas ideas limitadoras, como cercos que rodean y contienen y nombran y nos dan la posesión de eso que nos palpita en el alma, ese lazo que lanzamos en la negrura de lo que no existe aún y vuelve con una criatura fantástica atrapada.

Y no importa que el de al lado pesque a nuestra misma trucha, el mar es grande, es fabuloso e infinito y puede hacernos a todos felices, porque cuando uno le da permiso, la trucha del de al lado brilla igual de linda y salta lo mismo de espontánea, y nos pone en la luminosa y brillante nirvana de la meta-comprensión tal cual.

Eso es Pontypool para mí, con mis temas. Escribí un poema hoy, a las siete y cuarenta y dos de la mañana lo empecé, volviendo de una juerga con mis muchachotes. Podría ser el diálogo final del largometraje. O el largometraje podría ser mi poema. ¿Quién soy entonces?



A veces no importa.