Advertencia

Este blog NO es el blog del Médico Juan - Ignacio Reculé Rivera. Si usted busca a ese facultativo, puede encontrarlo AQUÍ.
Mostrando entradas con la etiqueta Universo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Universo. Mostrar todas las entradas

16 de mayo de 2013

Promesas

Algunas actualizaciones rápidas:

- Empecé la parte en que converso en voz alta conmigo mismo. Paso mucho tiempo solo.

- ¡Entiendo a Alejandra Pizarnik! es una revelación de lo máximo y lo más. Pero es que

"Mi desnudez te daba luz como una lámpara. Pulsabas mi cuerpo para que no hiciera el gran frío de la noche, lo negro"

(23 de Noviembre del 69, hace 44 años, ¡ella lo dijo!)
***


No puedo dejar de ver al universo como una promesa, y no he llegado a consenso en el congreso de mi mente si esto es o no congruente con mi marco teórico. Case in point:

Nuevamente el Ciclo de Conciertos del Municipal. Vino Itzhak Perlman (el paso siguiente es llamarse Shylock, supongo), y tocó a Tartini. O sea tocó un montón de cosas, y al final el público bramaba con sus bagatelas hechas a la velocidad del sonido, pero él, yo, y algunos cuantos de la sala lo teníamos más que claro: había venido a tocar a Tartini.

Sublime. Él, su violín, un piano que acompañaba como una sombra, hasta el momento del "libre", en que construyó una armonía a punta de arpegios sentidísimos... pero divago. Seis o siete asientos a la izquierda, había una colorina (prefiero esa palabra diccionarios completos antes que pelirroja... y sí, acuño "diccionario" como medida de preferencia lingüística), de alrededor de 35 años. Preciosa. Tenía un cuello de por lo menos 25 centímetros. Hipnótico. Los músculos eran como cuerdas tenuemente disimulados por la piel, blanca y tersa...

Desapareció como por magia al finalizar la función, añadiéndole carga a mi cerebro para no asumirla simplemente como una aparición sobrenatural.

Pero lo que queda: El universo promete y promete, y cumple como un desaforado: Más belleza, más belleza, más emoción, más fuego, un torbellino asombroso que arroja volando las cenizas ardientes que me caen frente a los ojos y me anonadan. Pero mirando a la colorina me di cuenta que los dos caminos son posibles: Correr como algo en la noche que corre, correr porque hay que correr y la luna grita en el cielo, y dejar que el tornado de fuego arroje sus rayos hasta quemarme al final,

o parar. Detenerme, y dejar de ver, y que los ojos se vuelvan hacia dentro, hacia una mano tibia que tomo y que me toma.

Parece que quiero eso último, pero es tranquilizador que, sea lo que sea, el universo se pone siempre con todo, como un anfitrión que goza armando el carrete.

1 de septiembre de 2011

Tatuaje

                         Les presento mi futuro tatuaje. Es un kuang-lóng, un dragón de luz. Y estoy más contento que los perritos nuevos con el boceto que me presentó Marlon Parra, mi tatuador.
¿Cuál es la gracia de los dragones, JI?
                         Los dragones hacen su guest appearance en un montón de culturas; los tienen los anglosajones, los pueblos africanos, los pueblos de medio oriente, pero son los dragones chinos los que a mí me interesan. Contrario a lo que se suele creer, el dragón no es un símbolo de sabiduría; por el contrario, los dragones son intempestivos, poco sabios, pero buenos por naturaleza. Por lo mismo, exploran, aprenden, están sedientos de encontrar la verdad y lo hermoso. Todos los dragones chinos vuelan, tengan o no alas, porque su tendencia natural es ascender al cielo (y se les debe representar siempre con la posibilidad de ello, de otro modo es faltar el respeto al dragón); el dragón es yang, es principio activo, es luz, es externalización. Los dragones son criaturas quiméricas, siempre compuestas de los atributos de otras nueve criaturas. En el período Ming se aprobó un edicto que prohíbe a cualquiera salvo el emperador, vestir representaciones de dragones de cinco garras. Además, sólo el emperador puede vestir nueve dragones a un tiempo; y aún así, ni siquiera él puede mostrar los nueve dragones, pues al menos uno debe estar oculto. La persona de siguiente rango puede vestir uno menos y mostrar uno menos que el emperador (además los grandes señores pueden tener dragones de hasta cuatro garras, y los nobles intermedios, de tres garras), y así.

                        Yo me voy a poner mi lóng en mi pierna derecha, ascendiendo al cielo. Porque también soy un animal quimérico, lleno de disímiles y múltiples aficiones, talentos, y características. Porque quiero que a donde me lleven mis pasos me lleven de forma impetuosa, llena del vigor del dragón. Tendrá cuatro garras porque el emperador se debe a su pueblo, y yo no me quiero deber a nadie más que a mí mismo y a mi hija. Porque puede subir al cielo desde la tierra. Porque es mi animal protector según mi zodiaco (junto a la libélula y el escarabajo, que yo elegí), y representa la parte de mí que más se muestra al mundo. Lo voy a poner asociado a los caracteres

 聖
宙
光
symbol of dragon

                                          que son sagrado, universo, luz, y dragón, para recordarme a cada paso que debo seguir la luz, y que el universo es sagrado (versos 27 y 29 del Tao, los más importantes e iluminadores para mí), y que mi dragón es un dragón de luz.

Y porque se va a ver a toda raja.