Advertencia

Este blog NO es el blog del Médico Juan - Ignacio Reculé Rivera. Si usted busca a ese facultativo, puede encontrarlo AQUÍ.

29 de junio de 2011

Querido Super Yo:

Hago con mis pulsiones lo que se me da la puta gana.

Me enamoro de quien se me da la puta gana.

xoxo
JI


22 de junio de 2011

Patty Hearst

El 4 de febrero de 1974, días antes de cumplir 30 años, Patricia Hearst fue raptada de su departamento por la Symbionese Liberation Army, un grupillo de izquierda extrema militarizada. Lograron que la familia desembuchara 6 millones de dólares en extorsiones. No se supo de Patty.

Dos meses después, apareció muy de peluca negra, denominándose Tania, asaltando un banco. La arrestaron al año siguiente. La mayoría del SLA murió.

Ella sufría probablemente de Síndrome de Estocolmo; la adhesión paradojal al capturador/torturador (en este caso, fue golpeada y violada).

Todo esto es una intro a esto:








14 de junio de 2011

Terminé de leer The Invisibles.

Con esta música.



My sense of reality hurts now.

¿Es usted una persona inteligente? Hágase un favor y léalo:
Comic Rack (lector)
The Invisibles (Novela Gráfica)

13 de junio de 2011

Skin Hunger

Inadvertidamente hoy alguien me acarició. No second meanings, simplemente un intercambio de piel - ni siquiera fue piel contra piel -, sin más implicancias.
And then it struck me, y por más que hice memoria, no, ya no me acuerdo. Y quemaba, y era como estremecedor, pero por sobre todo quemaba. Rarísimo.


(el tema no tiene nada que ver pero es buenísimo)

10 de junio de 2011

Objetos de Deseo

Ridley Scott es más bien inestable como director.
Se preocupa de cosas disímiles. Pero eso prueba que el tipo tiene un interés genuino en su cine. Fue explorando, armando su propia onda. Lo que no le puedo negar es la construcción de ambientes sombríos; tanto en Alien como en Blade Runner, si de algo uno no se puede quejar es del scenery and landscaping. Lo logra claro, con el inexplicable precio de armar unos arcos argumentales un poco laxos; poco cohesivos. Se preocupa (y logra) tanto el armar su cuento gráfico, que la novela, la narración en sí, queda en un segundo plano, un muy segundo plano (hay que reconocerle eso sí que en la década siguiente logra arcos narrativos muchísimo mejores y sin perder el cuidado escenográfico, exampli gratia, Gladiator; y que también es cierto que demasiado seguido, le recortan las películas al hombre).
Pero tiene algunos aciertos. Desde luego, poner a Harrison Ford en el sensitivo papel de Deckard (léase el libro, Deckard es TANTO más complejo que Han Solo!) no es una de ellas. Pero Daryl Hanah y, por supuesto, la maravillosa Sean Young, se tiran la película encima un par de veces (está claro que Rutger Hauer es tremendo todo el rato). Y debo reconocer que el tratamiento que de ellas hace Scott es depuradísimo. Sutil, sin caer nunca en lo obvio, son objetos de deseo inciertos; a uno incluso le cuesta decidir que lo sean, pero es inevitable. Las sonrisas tenues de Rachael y las desmedidas de Pris, el maquillaje severísimo de Sean y la estética neopunk de Daryl; es perfecto.

Y como todo lo hermoso, se perderá en el tiempo, como lo hacen las lágrimas en la lluvia.


SPOILER VIDEO SPOILER




9 de junio de 2011

Hasta que nos volvimos indies

... dice el Leo.

El Leo es como un personaje extraño de una novela, aparece y desaparece y su historia claramente podría ser el argumento de otra novela, pero esta novela es la mía y que la de él la escriba otro, en la mía es como el otro yo que podría haber sido.

Dos temas que me paso el Leo:


Y quién me iba a decir que ponerse indies era esto. Era aceptar que no estoy tan viejo como creo, que la música que escucho no importa, que lo que digo no importa, que nada importa, al final. Que me gusta vestirme de colores y caer bien y ser feliz
y que todavía no sé qué chucha es eso
y que lo más probable es que nunca lo sepa. Es que me gustan las mujeres, casi todas, y en forma simultánea y poco elegante. Que soy menos bacán de lo que creía en algunas cosas, y mucho más en otras.

Soy tan mainstream que soy indie. Chúpense esa.

6 de junio de 2011

Voices

Hoy en teatro sostuvimos discusiones bizantinas sobre la naturaleza de Hamlet y otros cuescos.

Pero eso no es tan importante.
Hoy caí en cuenta (duh, Juan - Ignacio, lo sabes, probablemente es como quincuagésima vez que lo notas) (sí, pero es más choro vivirlo en renovado; la historia es un eterno retorno, inculto de mierda)(*golpea a su monólogo interno y prosigue...*) (eso) lo tremendamente susceptible que soy a la voz.

Estaba esta jovencita (esculpida con bastante amor por la naturaleza, es cierto, pero no es lo que quiero resaltar ahora), y su voz incidía en el aire en forma infrecuente, más infrecuente de lo que yo hubiese querido (su papel era breve), pero cada vez algo me agarraba la espalda y las piernas, y no es un tema de dulzura o de potencia,

era algo más atrás que la dulzura o la potencia
y claro, mucho pero mucho más atrás que las palabras,
era algo que me atrevo a querer creer que era ella en la voz, con las pecas y los ojos.

Estaba ahí, saliendo por la voz. Increíble. Una voz grave, acompasada, increíblemente temperada, bien proyectada.

Sweet.

King:
But now, my cousin Hamlet, and my son—
Hamlet:
A little more than kin, and less than kind.
King:
How is it that the clouds still hang on you?
Hamlet:
Not so, my lord,
I am too much i'th' sun.

Y la cita (que no es lo que ella estaba leyendo), porque es uno de los mejores diálogos que se ha escrito, y porque yo también - al fin - estoy too much in the sun, y al contrario de Hamlet, lo estoy en el buen sentido

2 de junio de 2011

Género, Rol, Sexualidad.

(Estimado – e hipotético – lector: Tenga para bien el anteponer en su mente “Yo creo que” frente a cada aseveración que lea. Así me evitará mucho tecleo, mejorará el overall appearance del texto y por sobre todo, no me obligará a salir del estilo absolutista, despótico, tajante y arbitrario al que me tengo acostumbrado)

¿Es la homosexualidad una patología?


          Un amigo me preguntó esto, ad portas de comenzar nuestro curso de psiquiatría. Lo políticamente correcto es dar una afirmación tajante, o no, dependiendo de donde está uno, si en una reunión de Schoënstatt o en una junta chimbombera lolein (no adhiero al tono descalificativo del link... sólo valoro que exista tal link).

Negro con la tremenda callampa.
Also, polera: "When the doors of perception are cleansed, things will appear to man as they truly are...infinite."

          Las respuestas políticamente correctas suelen valer callampa. La respuesta correcta en este caso es depende. Depende desde dónde esté construida la sexualidad. El camino fácil para construir una opción sexual es desde la personalidad; desde el yo. En este caso, sí es patológico, pues suele asentar en una alteración del desarrollo de la personalidad, una deformación de la identidad que como subproducto produce homosexualidad. En su modo más claro, es el travestismo: lo primero es la negación de lo que yo soy, ya sea como medio de defensa ante un entorno extremadamente hostil, un modelaje asociado muy negativo, o un contramodelaje positivo demasiado marcador; y como consecuencia de esa batalla interna, la homosexualidad. La loca, en el caso de varón, o la mujer virilizada, en el caso de las féminas. Una oposición.

          Esto sucede porque la sexualidad manada desde la personalidad es la forma más básica, menos elaborada de generar una sexualidad. Sin embargo, hay proyecciones más maduras, más conceptualmente firmes, porque precisamente no están allí para servir de puntal a esa construcción del yo, si no que son una manifestación de un yo bien trabajado, articulado desde elementos internos: La sexualidad construida desde el afecto. Si antes era el yo el que se manifestaba, ahora es el otro el que modela la cosa: la sexualidad está construida a partir del otro, centrada no en mí, sino que en la relación misma, de mi tendencia hacia esa persona, tendencia que mana desde lo que soy, y no que viene desde afuera a delimitar eso que soy. Como la personalidad no está involucrada sino como contenido manifestado, a diferencia del contenido definido del caso anterior, el rol no está alterado.

          Es bastante relevante. El sexo como actividad humana (y bastante relevante a lo que es la humanidad) ha estado, durante el siglo recién pasado, sometida a un proceso de depuración en la cual la técnica y la sociedad han permitido la separación de los elementos que antes la conformaban: reproducción, afecto, rol, género y sexo. Me parece ver que estamos ad portas de la segunda fase de este divorcio. La primera vino de manos de la anticoncepción, que permitió dejar la reproducción fuera de la ecuación, y permitió plantear en forma seria la pregunta:

¿Para qué sirve tener relaciones sexuales?

          Esta inquisición, rebotada desde los hippies a las generaciones venideras, es la que está moviendo las revoluciones actuales y por venir. Cada vez tiene más cabida el que haya gamas de relaciones sexuales; puede ser por rica, puede ser por amor, puede ser porque te gustan las mujeres, porque te gustan los hombres, o porque te gusta esa persona en particular, porque te gustas a ti mismo. La gracia es que al fin tales propuestas no son excluyentes, ni hay que elegir una. A nuestra generación le está tocando el remover el rol de la ecuación, así:

Yo no soy hombre porque tengo sexo con mujeres, soy hombre porque soy hombre. Pero además, el ser hombre no me obliga a tener relaciones sólo con mujeres.

          Algunos ven en esta limpieza una pérdida de sentido; efectivamente, cuando los contornos de algo se difuminan, la reacción natural es creer que la cosa misma está desapareciendo. Me parece que no es así: más bien, estamos recuperando un atado de cosas, un acervo valioso que antes había que bancarse completo pero ahora está, de a poco y con reticencias, especializándose, cosa de poder vivenciar cada elemento por separado. No me sorprendería que fuera tarea de nuestros hijos el paso final de separar el afecto de pareja del sexo, y que éste se convirtiese en una actividad más del fin de semana para hacer en grupos de amigos, llevando la relación de pareja a un estadío más depurado consistente en un compartir el proyecto vital de dos personas.

          Sin embargo, así como la vieja sabiduría dice que el momento de romper las reglas es cuando se las conoce y se las sabe seguir a todas, así mismo esta independencia sexo-rol o sexo-personalidad sólo es una libertad en la medida en que el rol o la personalidad estén estructurados de forma firme y compleja; de lo contrario es sólo desorden. Esto nos lleva a otra pregunta: ¿Qué tan relevante es el sexo en la construcción del género y el rol?

          A cuento viene esta noticia, sobre unos padres que deciden “ocultar” el sexo de su hij@, con el fin de que el/la decida más adelante los elementos de cada género que incorporará en su propia vida. No es difícil buscarle “argumentos” a favor a esta decisión. La técnica y el conocimiento científico, así como la secularización del pensamiento, han ido derribando muchos mitos sobre lo que está permitido hacer y no hacer respecto de uno mismo. Antes era ridículo pensar en un varón vestido de colores flamboyantes; o tener el pelo verde, o ojos de colores distintos a los que la naturaleza nos había entregado. En un mundo donde elegir es la libertad que nos va quedando, y la sociedad está poco a poco preparándose para asumir una nueva conformación de lo que es el rol y el género, incluyendo nuevas reuniones de los elementos que antes los constituían, con hombres que cocinan, mujeres que mantienen la casa, hombres sensibles, mujeres nerds, hombres que les gustan los hombres, mujeres que les gustan las mujeres, y donde reina una general amplitud en el esquema estético, ¿por qué no habrían de traslaparse también los elementos visuales en la construcción de nuevos géneros mixtos, construidos por combinación? En una era donde el óleo y el graffiti comparten el mismo muro en una sala de arte, en un mundo donde la individualidad es norma, no pareciera tan descabellado que al fin salgamos de la pequeña burbuja del varón y la mujer para empezar a ver formas personalizadas.

          Después de todo, es como lo mismo que personalizar la página de inicio de Google, ¿no?

          No.

Pero este post ya está muy largo, así que tacklearé este asunto en particular en el futuro.


Update: estoy muy a moda con los tiempos. Mientras este post estaba en el horno de redacción, salió esto a difusión:
"NOW, THEREFORE, I, BARACK OBAMA, President of the United States of America, by virtue of the authority vested in me by the Constitution and the laws of the United States, do hereby proclaim June 2011 as Lesbian, Gay, Bisexual, and Transgender Pride Month. I call upon the people of the United States to eliminate prejudice everywhere it exists, and to celebrate the great diversity of the American people.
IN WITNESS WHEREOF, I have hereunto set my hand this thirty-first day of May, in the year of our Lord two thousand eleven, and of the Independence of the United States of America the two hundred and thirty-fifth.
              BARACK OBAMA"

1 de junio de 2011

Akira



Marx enseñó que la revolución es inevitable dada una masa suficiente de oprimidos por un tiempo suficiente.

Todos tomaron nota.

Pero todos fueron olvidando, lentamente, salvo a quienes más importa: los que oprimen. Podemos contar también a los anarquistas, si uno quiere ser inclusivo; pero es falso. Los anarquistas no cuentan, ni para ellos mismos ni para nadie.

Las sociedades (enfermas) tienen algunos elementos repetitivos. La masa que no sabe lo que está sintiendo, lo que se gesta dentro de ella. Los elementos ascendentes que quieren beneficiarse del desconcierto general, habitualmente ejerciendo como ejes de contacto entre los opresores y los oprimidos, no tomando partido por ninguno pero sacando provecho de ambos. Los ilusos, intentando movilizar la inercia infinita de la masa, convencidos aún de un puñado de ideales turbios y poco nítidos, generalmente obsoletos. Los jóvenes, antes de convertirse en la masa o en los ascendentes, operan como indicadores de corrupción: mientras más podrido está el sistema, más desinteresados. Finalmente están los poderosos, los que medran.



Akira es una metáfora bastante hermosa de una de las salidas que tiene tal desorden orgánico: La revolución. En este caso, es el pueblo que se personifica en un individuo atormentado. La imagen es completa: la destrucción del pueblo por sí mismo, la violencia, la monstruosidad. Todo en la estética neo-punk de un New-Tokio post tercera guerra mundial, y con la mejor música que he escuchado nunca en una película (sí, mucho mejor que la música de Inception, y 20 años más vieja).

Sin embargo, es completa también en el elemento primordial, el más importante, el definitivamente crucial: la revolución sólo viene de la mano de un movimiento sísmico, telúrico, que viene sólo desde donde tal poder puede provenir: de la opresión. La masa es anencefálica, no logrará jamás coordinar su sufrimiento y descontento si no se le da un empujón divino - que sólo el opresor puede entregar.

Lamentablemente, en nuestra realidad, eso ya no sucederá nunca. Ya se aprendió que lo único que se necesita cuando hay revuelta, es esperar que se disipe sola. Son las pequeñas valvulillas de escape que mantienen el statu quo. Por el contrario, cuando la mano aprieta la revolución, se podría dar ese impulso.

Cualquier persona a quien la situación actual del mundo le inquiete el alma debiese ver Akira, un film tan viejo como yo, pero con tanta visión que aún es "futurista" y que, por contar uno de los grandes temas invariables de la humanidad, jamás quedará obsoleto.