¡Ya me tatué la primera parte de mi 光 龍 mi kwáng lóng, mi dragón de luz!
Pero a quien engaño, lo que ustedes quieren es ver mi cara de sufrimiento:
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| Preparado para el dolor |
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| Marlon Parra, mi tatuador, preparando el stencil final |
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| Mención honrosísima a Renato y a Claudia, que me acompañaron y me brindaron su amor, apoyo, calidez, y no-burlas durante la gran mayoría del proceso |
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| Me depilan, ays |
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| ¡Pasando el stencil a la piel! |
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| Así va a ser... |
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| Poker Face. But dying inside. |
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| Debo decir que mientras me sacaban la foto pensé que estaba desfigurado. Me veo dignísimo. |
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| Do not twitch, do not twitch... |
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| Señora, no sea mañosa, los hemoglucotest no duelen, tatuarse duele. |
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| Lo peor es que al frente había una gordita tatuándose, cagada de la risa con mi cara. SHAME. |
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| Todas las fotos Point-Of-View salieron distorsionadas, de muestra un botón |
¿Y duele, JI?
Boy it does. Es como quemarse con agua caliente. Sólo que no para y sabes que lo estás haciendo a propósito. Debo reconocer que mi pensamiento después de los primeros tres trazos fue
NICAGANDO ME LO COLOREO, ¡DUELE MÁS QUE LA PUTA!. Pero uno se acostumbra. ¡Aunque por dermatomos! Puede que yo estuviera sugestionado, pero iba bajando, y me iba acostumbrando, y ¡paf! el dolor escalaba de repente y era porque habíamos pasado de L5 a S1. Pero si pensé que no me lo iba a colorear jamás, lo primero que pensé apenas salí de la tienda fue ¡que pase pronto el tiempo, para poder terminarlo!
La sensación es fantástica cuando el dolor ya se fue. En este momento es como una quemadura de sol nada más.
Ahorita voy a comprar la crema cicatrizante, y ahí me tomo la foto-exhibición de rigor para los nenes y las nenas del caserío, cuando me saque el plástico de protección.
Debo decir que me vine escuchando el
Temple of Shadows, de
Angra, camino a la casa.
