(ESTA es una gran canción para este post, porque la estaba escuchando justo ahora.)
... todo partió con un afiche con esta foto:
Cada dos cuadras, mientras avanzaba la micro, ahí estaba ella, suspendida entre el polvo ubicuo de esta ciudad, en su frágil pero aguerrido soporte de tinta y papel y pegamento barato, repetida incansablemente. Invasiva e inevitable a fuerza de su multiplicidad en los muros, pausada, fija en esa mirada de amor o concentración, o quizá las dos, en su instrumento, la captura de un movimiento que podrá haberse convertido en tantas cosas.
Qué foto. Obviaré lo de la chica con un acordeón, de por sí llamativo. Pero una chica con acordeón cada dos cuadras es olvidable. Es algo que puedo omitir con un simple paso en alguna circunvolución prefrontal. Lo que no es obviable es la luz en el pelo, gritando sus colores aunque el negro escarabajo de la impresión monocroma se lo quiera impedir. No es omitible la caída del aro, pendiendo desde el lóbulo, invitando a la curva del cuello, susurrando la curva del cuello. La figura del acordeón, sustituyendo pero no mutilando todo lo que debiera haber sido su figura, la de ella. La sombra de los ojos, resplandecientes por la ausencia, el flagrante coqueteo de los labios apenas insinuados, la nobleza de la alta frente, la sonrisa que elijo imaginar escondida tras la microfonía.
¿Y quién era ella? Ella era Pascuala Ilabaca, Jueves 29 a las 21:30 en la Piedra Feliz.
Ok, es altamente probable que sea la mejor foto de ella que existe (por algo está en el afiche), y no sea TAN bonita como yo quiero imaginarla. So what. La ciudad es un canvas en el que puedo pintar con tiza y lápices de colores, con palotes y manchones y a escupos si quiero, y de repente me hace estas gracias de vuelta, me tira una foto o un sonido o un perro o cualquier cosa que me hace el día la tarde o el mes. That's it, de eso se trata estar vivo. A los que les interese Pascuala la pueden pillar en su myspace o su blog. Hace música bastante buena, de raíz folclórica pero muy resignificada y revitalizada. Yo la iré a ver cuando me calce con mi horario ridículo. Pero Valparaíso, sucio, inmoral, inhóspito y frío, está a medio empapelar con una foto maravillosa, de una chica maravillosa, y eso es claramente responsabilidad mía avisarlo.