Decidí en la calle que iba a hacer un post sobre los ciclos, una bitácora sobre culminaciones, porque hoy fui a la reunión informativa sobre el último año de internado y el sistema de distribución de los electivos, y Renato me dijo - y lleva razón - que estamos viejos, y lo sentí en ese momento logrando acordarme de cómo imaginé yo en primero que me sentiría al llegar a séptimo, y no es tan distinto el final pero fue tan distinto el camino. Renato lleva la razón.
Pablo preguntaba en la mañana si la idea que me ronda de abonarme a una butaca del teatro municipal de Santiago (la temporada 2013 está buenísima), una tarea evidentemente de burgués gordo entrado en la cincuentena, junto con la idea que me ronda de perpetrarme otro tatuaje en el cuerpo (sólo me falta el dinerrrro), una tarea eminentemente de adolescente rebelde, no componen una suerte de pérdida de identidad asociada a la etapa.
Yo con luz en los ojos (el sol está precioso en Puente Alto) pude decir con voz clara que por el contrario, que es justamente que hoy soy más idéntico a mí que nunca antes, y es tan cierto, el espacio de mi yo es como una esfera de radio infinito y curvatura recta, total. Leo a Borges y yo soy Borges.
Durante la tarde fui a la sala del Chileno-Norteamericano de Cultura (nombres rimbombantes) a ver a Santiago Hot Club (Guitarra jazz - guitarra sucia - percusión - contrabajo eléctrico - clarinete - saxofón, hermoso); la sala es preciosa, con madera en la muralla oriente, una alfombra tan invitadora que no pude sino descalzarme en la oscuridad y disfrutar del cheese and wine y el buen hot jazz bailando en mi asiento entre la multitud quieta, mientras con cariño dejaba ir un montón de asociaciones, cargas, recuerdos, nostalgias encerradas en esa sala, aceptando que todo es un círculo que retorna.
Tal vez ayudó ver a La Becada y saber que todo tiene su curso. Tal vez un poema que estoy escribiendo. Jorge Luis siempre ayuda.
Mientras caminaba en la calle de vuelta del día se cruzó en mi camino un tipo que llevaba un ramo de flores con rosas y liliums amarillos, simple, no demasiado elegante, pero bonito, y mientras le imponía un símbolo del Reiki-Ho y murmuraba para él "ten la mejor de las suertes", se acercó a una mujer y le dijo "acabo de romper con mi polola, toma, mejor que no se pierda" y le regaló el ramo, y se fue.
No sé qué significa ese portento, pero hoy fue un día de ciclos y estoy feliz conmigo mismo y al respecto.