Después de 22 años convencido de que soy un winter - guy, quizá resulta que en verdad soy más tiradito pal verano.
Su supone que uno dejaba de conocerse a los 20... ¿o no?
No.
El lenguaje está tan
revenido de expresiones amorosas
que ya no sé cómo dirigirme con naturalidad.
Eres como un soplo suave que corre sobre los brezos;
pero más eres
esa sensación de abrir la ventana del auto
y sentir el viento golpeando en la mano
y ese placer extraño
de cuando el sol
te obliga a apretar las pupilas.
O la brisa fría del metro al salir;
pisando eufórico las escaleras.
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Es como ir
con los ojos apretados bajo el sol
sintiendo la luz que te entra de lado en la cámara oscura
mientras imaginas de qué color los tendrás ahora,
mientras los postes pasan haciendo sombra en tu cara.
Una vez, otra vez.
Los postes pasan,
qué idea.
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