Hoy me fui a semilejanas latitudes santiagueñas (como provinciano a mí todo me parece extremadamente lejos) con el noble propósito de adquirir cuero, para hacer de esas cosas que Renato ha dado en llamar "mis manualidades": esas actividades de craft que me mantienen los dedos ocupados y las neuronas cantarinas y alegres.
Caminé como idiota (anticipando el obvio: cada uno camina como puede), hasta que di con el sector de suelerías y tapicerías (mucho más lejos de lo que Claudia, mi guía temática, me hizo anticipar).
Y oh dear, me sentí parafílico acariciando cuero toda la tarde. Tan suave, tan oloroso, tan noble, tan de verdad.
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