Obviamente, no me voy a poner a relatar mi fin de semana santiaguino, pero sí voy a rescatar el evento mental que le dio continuidad. Y es el retorno de la fe. Mientras me paseaba por un Lastarria atestado de hipsters y una que otra pecosita quitada de bulla, tranquilamente siendo hermosa sin molestar a nadie, o mientras sonreía frente a Lola en la plaza, disfrutando el sol, el jugo y el pasto, it struck me like a foam brick, todavía me puedo asombrar.
Esto ya no tiene nada que ver con la felicidad (ese ladrillo ya me lo sé al revés y al derecho), ni con la paz, ni con nada. Es en sencillamente hay cosas asombrosas allá afuera para ti.
Me siento como si algo me hubiese cambiado en la central de procesamiento. Quizá las cosas no están tan listas. Quizá se puede tener aún más fe.
Lola |
3 comentarios:
¿Fe en que hay todo un universo de chicas de todas las gamas de colores y sabores allá afuera?
No entender.
En buena medida, es eso.
Y eso es una buena vara para medir el universo entero, a fin de cuentas.
Hay un mundo entero de colores y sabores allá afuera.
No deja de maravillarme.
Y parte de ese mundo quizá me pertenece
(rebajando el tono de seriedad de tu artículo)
con esa guachita sonriéndote...cómo no tener más fe?
Cata
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