Advertencia

Este blog NO es el blog del Médico Juan - Ignacio Reculé Rivera. Si usted busca a ese facultativo, puede encontrarlo AQUÍ.

1 de agosto de 2012

Consumo.

"La contracultura como bien de consumo" escribió el Leo hace poco en su muro del caradelibro. No es infrecuente ver alocuciones airadas de este tipo llamando a la reflexión sobre el hecho - aparentemente - escandaloso de que estamos inmersos en una sociedad de consumo: "Eres lo que tienes", "Consumo, luego existo"; está el ambiente lleno de otras similares.

En primera instancia, parece un horror plenamente compartible. En efecto, la sociedad de consumo lleva a las personas a individuarse por medio del mismo consumo. Como el consumir es dinámico, insustentable y rápidamente obsoleto, su ejercicio conduce a un sistema de identidades que caduca constantemente, llevando a un profundo desarraigo cultural, a una competencia económico-clasista, y a la imposición de más consumo con objeto de mantener la identidad.  Es una no-identidad que está permanentemente puesta en duda, generando angustia y prácticamente obligando a perpetuar el consumo, so pena de "dejar de ser". Desde donde se lo mire, una catástrofe sociológica. En la medida que la novedad barre con la tradición, el sentido de pertenencia se difumina y se vuelve una plataforma móvil, frágil, que no genera sustento emocional: para "ser parte", se debe "tener parte" lo que impone una carga sobre el núcleo humano productivo que es, ya se ha visto, inabordable.

Básteme para ejemplificar lo anterior dar una comparación que me viene rondando hace un tiempo. Cuando ideamos el sentido de pertenencia de los mapuches, lo hacemos en torno a elementos tradicionales, inconsumibles, y sobre todo, permanentes. El lenguaje, la vestimenta, la facies. Elementos que no permutan. Por el contrario ¿Cuáles son los elementos de persistencia, de continuidad, en la cultura huinca? ¿Qué hilvana al chileno promedio de hoy con el chileno promedio de hace, digamos, 100 años? El lenguaje ciertamente no, es cosa de observar la brecha generacional entre individuos separados por escasos lustros; la vestimenta intercambiada con períodos de apenas 10 años pudiera parecer casi un disfraz. Podemos buscar y quizá entre los cerros de escombros hallar algo (¿La debilidad por los mostos de baja calidad?). 

Claramente esa cultura - la cultura central de occidente, si se quiere - es una no cultura, en la medida que no ofrece ninguno de los puntos de apoyo, de catapulta al individuo que un aparato simbólico debiese otorgar. Por el contrario, se configura como un elemento de opresión, que confina al ente, predelimitando sus obligaciones, sus aspiraciones, y su sistema completo de existencia. Atrapando en vez de liberar; atemorizando en vez de segurizar. Relativizando el punto de referencia al trastocarlo en un punto de diana.

¿Cómo es esto posible? La individuación es un proceso curioso. El humano, a través de asimilarse lo más posible a sus pares, busca hacerse único; por medio de la repetición, generar novedad. Si se enfrasca en el proceso de compra para poder hacer la similitud, se estanca en esa fase, teniendo que perpetuar la adquisición como medio de participación en la cultura; pero cada vez que comenzaría el proceso de hacerse único, su pertenencia se hace caduca, porque ya hay un más grande televisor, un más nuevo automóvil. Sólo la minoría logra tener recursos suficientes para mantenerse sobre la cresta de la ola de la renovación de los bienes asequibles, para poder progresar en la adquisición de aquellos bienes "de especiación", que comulgan con su íntimo plan de desarrollo. Todo esto, claro, a expensas de un esfuerzo cuestionable en la medida de lo saludable.

Pese a lo anterior, no puedo sino concordar: Todo es un bien de consumo. La cultura es un bien de consumo, el arte es un bien de consumo, la bondad es un bien de consumo, la paz es un bien de consumo. Soy lo que consumo. La alternativa al mundo de consumo es retornar al aislamiento en aldeas, la renuncia de lo urbano y, aunque duela decirlo, sus placeres y licencias. El consumo es el hijo del comercio, y el comercio es la única forma de conseguir los granitos de mostaza para esa receta que me alegra la tarde, o las cuerdas de guitarra para esa noche de canciones. No es arriesgado decir que la humanidad ya adoptó el camino del comercio; el consumo es indesligable.

Sin embargo, debe entenderse el consumo en un contexto amplio: consumir es asimilar, es incorporar al yo. Replanteado (o más bien, mejor entendido) así, el consumo puede reinterpretar su función de motor de pertenencia. El no consumo, por ejemplo, puede ser un modo de participación; el consumo dirigido, también. Esto requiere de nuevas nociones de comunidad, claro está; no las dictaminadas desde el sector productivo (cuyo interés es producir y vender, no generar identidad; es la sociedad la que malprocesa esto y lo vuelve piedra de sostén a la identidad), sino comunidades pre-hechas que consumen. De este modo, efectivamente yo soy lo que consumo; pero en este consumo lo que se expresa es una libertad dominada de incorporar al yo soy los beneficios que una sociedad de comercio ofrece.

Primeramente, porque una sociedad de comercio diversifica; en el acto de consumir, radica la individuación por igualdad, pero en el qué consumo, la especiación, una especiación más rica, más completa, dinámica, como puede ser dinámica la naturaleza humana, reconocida como piedra de igualdad no el tomar todos la misma opción, sino estar todos en el acto de optar. Luego, porque la sociedad de comercio beneficia a todos en el intercambio (en la medida en que todos tengamos ello en mente, claro, y no optemos por el abuso). El consumir deja de verse como el fin, sino como herramienta.

La exigencia estriba, por supuesto, en que toda herramienta debe usarse para un propósito; es esta finalidad la que hoy se encuentra perdida, permitiendo que el medio se troque en destino, haciendo de una sociedad de comercio, su versión degenerada, una sociedad de consumo. Es este propósito el que hay que replantear; el que hay que inculcar en nuestros hijos. Es este propósito, en definitiva, el acto más profundamente humano, más obligatoriamente revelador de nuestra libertad.  Justamente, el acto final del que estamos declinando participar. Teniéndolo, el acto de consumo se desprende de sus vicios impuestos por su enajenación como fin en sí mismo, y se vuelve naturalmente en el brazo de la autodeterminación y desarrollo.

Porque yo soy lo que consumo; pero primero, Yo Soy.

30 de julio de 2012

"When the doors of perception are cleansed, man will see things as they truly are, infinite"
-William Blake


Sucede que a veces soy más amplio que mí mismo.
Hay un sitio (un nivel) donde la elación se redistribuye en algo más divinizado - de una divinidad pantéica - y cuando la metilxantina sobrepasa el nivel los límites se hacen ásperos y luego ya no están:
Soy todo el vagón, soy amplio y los siento a todos en mi seno
en el pecho de mi pecho
amplio y ya no quepo en mí mismo
pero así también entonces me encojo de pronto
y soy diminuto, invisible, miserable
y luego ya no tengo un tamaño, y todo lo que me arraiga es mi mano aferrada hasta que suelto y soy la mano
Y hoy la miraba
y me di cuenta que no era mi mano
que en algún momento - antes - ya no era mi mano, era la mano
y yo mismo entero ya no era, otro. En el vagón me había mezclado y de pronto la verdad
es que yo antes no había sido, y otro me suplantó sin darme cuenta.

Luego retorné lentamente, pero mi mano, la veía y la veía y era nueva, estaba allí, y me maravillaba. Lentamente reestructuraba los límites de la presencia propia y volví a tener un nombre.


Don't Forget Me by Red Hot Chili Peppers on Grooveshark

28 de julio de 2012

La Renuncia


Toda renunca en un hombre joven es falsa. Resulta fácil defender este punto parapetado en el nido de águilas que es hoy ser un hombre joven que renuncia. Quizá para un hombre viejo se me presentarían más problemas con el enunciado, empero, y según que tan abotagada por la soberbia esté su inteligencia, persevero en que la sentencia es extensible a la humanidad completa.

Renunciar no es más que hacer espacio, liberar área en esa superficie (¿ánima, alma, mente?) para achurar alguna otra trama, alguna otra dirección que rellene lo escindido y despojado, algún otro color, más opaco, más brillante, tal vez sólo diferente, que pueda venirle al conjunto. Sobremanera en un yo en expansión, como un hongo atómico con su onda de choque, resulta vano tratar del espacio vacío; ser una marea que explota contra el oleaje de un universo viejo e infinito obliga a que cada transiente burbuja sea llenada de inmediato. Epicuro, Diógenes, aún los ascetas no son más que caras de un mismo dado, elementos secuenciales en un mismo evento, continuo, alternante: sondas con las cuales se mide el fondo y al mismo tiempo se ancla al fondo.

Aceptado esto, obliga a la noción del yo divino e infinito. De la corrección cósmica en cada acción.

A veces me pregunto qué rol cumple el yo que escribe (aquí, por ejemplo) en ese infinito. Lo que me obliga a ahondar un poco en qué es escribir, arriba de todo considerando que no-escribir se presenta como acción tan válida - en cuanto enriquecedora - que escribir.

No lo sé.

Pero escribir es una manera especial de leer, y leer - si se bien lee - es quizá uno de los mejores productos de trueque para La Renuncia - la mejor manera de sondear la infinitud, si se quiere. Yo leoescribo como una pelota de espejos. La luz me pega encima y yo difracto, en direcciones.

Marguerite Yourcenar en cambio escribe en un disco condensador. Recibe la luz de miles de soles y luego un haz de partículas-onda, como un rayo.

A continuación, pedazos de las Memorias de Adriano, quizá el libro de filosofía más sincero y universal; escojo sólo lo relativo al hombre, pero es también un hermoso tratado de gobierno, sustentabilidad, y humanidad.


27 de julio de 2012

Ars Poética según M.Y.

Paráfrasis a Marguerite:

El rol del poeta consiste en
imponer su pensamiento a las palabras
pese a la inercia en ellas
que gravita desde la rutina
y desde el lugar común, que no son sino
puntos distantes de la recta del significado: sus extremos
si cabe
hablar de tal cosa en una recta.

El poeta la devuelve (a la palabra)
al hermoso
vacuo
lugar incierto
innominado
e impreciso
que vaga en algún punto entre ellos.



El gran problema de mi vida
es portar esa variante de alexitimia
que me impide diferenciar
cuándo tengo hambre, o pena, o sueño.

25 de julio de 2012

One of Those Days

Cuando la vida te da limones, haz limonada.
Pero hay veces que la vida te suelta del poli a las 12 del día, y entonces todo es hermoso porque puedes ir a comprar ese regalo que tenías pendiente y encontrar lo que estabas pensando exactamente, y después juntarte a conversar con el Leo.
Luego puedes ir al MNBA. Aquí me detengo un poco. Es la tercera vez que voy desde que instalaron la curatoría de Nicanor Plaza, Maestro de Escultores. Todas las veces he dado las gracias por ir, todas las veces he salido bañado en la magia lustral de lo perfecto. Vayan. Vayan y échense 40 minutos por estatua, vayan y vuelvan a ir, admiren la sombra que hacen los pechos de la Quimera. Pasen a saludar a la Rocher et la Mousse de Daillion (hoy y para siempre, con su pelo largo y sutil, sus manos delicadas, su vientre sutil, mi ideal de belleza perfecta). En serio. Cuesta 600 pesos adultos y 300 pesos estudiante. Vayan al MNBA. Pasen a caminar por el forestal antes para entretenerse, inviten a la pololi o a los hijos o vayan solitos, pero vayan al Museo.
La muestra de Plaza y sus discípulos es abismante. La perfección anatómica, anonadante. Highlights que usted tiene que ir a ver: La forma en que las alas de la quimera translucen; el equilibrio dinámico entre la cabeza de la quimera y el torso de la mujer; las rosas en los pies de ambos, la corona de flores de ella. Si está con energía, pase a ver también El Descenso. Es un tratado de escultura: el cuerpo perfectamente exangüe del Cristo; el cuerpo perfectamente en tensión del discípulo que lo sostiene; el tratado de "pelo" que es María Magdalena; el tratado de "tela" que hay al costado izquierdo de la obra. Y si es fijón y le dedica su tiempo, se va a dar cuenta que hay sólo un punto, un lugar en donde puede mirar solamente al discípulo que sostiene al cristo, y que tiene una cara de viejo-con-pena perfecta.
En serio. Vaya al museo.
Luego puede como yo al GAM en un acceso de feminidad e irse de shopping y llevarse un Hahn y un Arteche a la casa (¡se murió Arteche! el mejor sonetista de Chile, probablemente), llegar a comerse unas tostadas con huevito, descargar un par de discos (el OST de Tron, por Daft Punk, y el OST de Blade Runner, por Vangelis, altamente recomendados ambos), escuchar y escuchar música; poner la misa de Requiem de Mozart para leer PDK, de Baradit y Cáceres; leer un poco más de Yourcenar, tejer un par de puntos en una bufanda que no se acaba nunca, y dormir.
Pero de fondo, igual de importante que tener un día plenamente de gozo epicúreo, es la sorda tranquilidad que aún sé qué hacer conmigo mismo; no he entrado en la etapa de desidia, rutina y vacío en esta autorelación. No estoy obsoleto para con mi propio cuerpo, para con mi propia alma. Aún soy yo, y el tiempo no me ha deshecho como temía.
Time for blossoms.

18 de julio de 2012

Wikipedia Storming

... Puede tener resultados variables.

17 de julio de 2012

Tirarse a las Amigas

(Dado que mis actuales condiciones me mantienen el seso seco y sin temática interesante que proponer, recurriré a la triquiñuela habitual de la falta de inspiración: hablar de uno mismo)

Mis hermanas no logran computar el concepto que eventualmente, me tiraría a (casi) todas mis amigas. La discusión reaparece porque yo les digo que tienen sus pobres friendzoned guys, y ellas no se dan cuenta, y yo vuelvo a discutirles que los pobres cabros quisieran ser más que amigos, y ellas me dicen que si acaso yo nunca he tenido una amiga, y yo les digo que claro que sí, y ellas me dicen que entonces debería entender, pero que lo que me pasa es que en verdad siempre he querido algo con mis amigas. (De ahí la discusión deriva en que soy un sátiro esclavo de mis impulsos primitivos de esparcir simiente, Fernanda me enrostra al Freud completo tomos del 1 al 1563 y Antonia me equipara al más vil de los gusanos bentónicos)

Parcialmente es cierto.

No vengo a hacer la clásica apología de "somos todos iguales, lo que pasa es que las mujeres no se han dado cuenta". Efectivamente, las minas trazan unas líneas - no líneas, muros de acero y piedra incaica - que dividen con claridad meridiana los individuos tirables de los nunca - jamás - en - la - vida - ni - aunque - fuera - el - último - espécimen - reproductible - de - la - especie. Las reglas que rigen - si es que en verdad existen - esta normativa, me permanecen obscuras. Un acercamiento inicial podría pensarse bajo la simpleza del "bonito" / "no bonito". Pero no es tan fácil. Es intrincado, ilógico, impredecible: es femenino. En todo caso, sólo podría tener un interés académico el descifrar aquello, y no lo tiene ya para mí (supongo que es la edad y la andropausia clamando posesión progresiva de mi cuerpo y sus gónadas).

Para los hombres es mucho más simple. Entre los 15 - 20, cualquier mina rica es tirable. Cualquiera. Desde los 20 en adelante, cualquier mina bonita y que me caiga simpática es tirable. Así no más. Así de claro. (Inserte aquí la avalancha de caballeros en blanca armadura que intentarán negar esto, y la segunda avalancha de minas alumbrás que ridiculizarán esto). Por lo que la ecuación es simple. Todas mis amigas me caen bien. Me agrada estar con ellas. Me siento a gusto, cómodo, liviano, reconocido como persona. Por eso son mis amigas. Cruza el diagrama de Venn con todas las amigas que son bonitas, y paff, son todas instantáneamente sexys.

Lo que no implica (todo en la vida tiene un pero) que vaya a invertir el más mínimo esfuerzo en hacerlo. Verás, uno es capaz de predecir universos paralelos. Y si en esos universos paralelos una amiga rica quiere sweet sweet love, se lo daría. Pero pasados los 20, uno simplemente archiva eso en la unidad de "realidades ficticias posibles". Antes de los 20, pasa, uno puede incluso vivir atormentado por la posibilidad de hacerlo realidad, con mayor o menor funcionalidad en la vida diaria (postulo que por eso, antes de los 20, uno tiene o pinches en potencia, o está en la friendzone, pero simplemente, amigas, lo que son amigas, no tiene).

¿Me tiraría a mi mejor amiga? Ooooooobvio que sí. ¿Alguna posibilidad de que suceda? Ninguníiiiiisima en la tierra. ¿Modifica esto en algo la relación? En naaaaaada. Pero ojo: hay veces que uno dice "en nada" pero no es verdad. Atentito, querido lector, querida lectora: si está pensando "en nada" pero la verdad es que con ésa o ése, tan, pero tan especial amigo, se cuida de vestirse siempre bien, previene contar episodios indecorosos, y sobre todo, se cuida de estar siempre disponible y nunca parecer ni demasiado lejano ni demasiado cercano, puede que en verdad no esté en el equilibrio zen de los amigos tirables. Es éso lo que hace la diferencia.

y ahora, webóntsss, Daft Punk mezclado por Chemical Brothers:

Da Funk (Chemical Brothers Remix) by Daft Punk on Grooveshark






Inspiracionales.

10 de julio de 2012

Es mi primera vez

Es mi primera vez. Antes había estado posibilitado, pero con facilidad lo descartaba, disipándolo de un ademán. Supongo que tarde o temprano habría de pasarme (mal que mal, es la Universidad Católica). Y es que hoy, me dio un amor - a - primera - vista con una paciente.

Es brutalmente hermosa, dulce, delicada. Sonríe. Con los ojos. Dan ganas de cuidarla. Probablemente si no fuera mi paciente estaría de cabeza tratando de conocerla, de verla. Pero en vez de eso, me río de mí mismo, y sacudo la cabeza, pensando en las extrañezas del universo que me tocó vivir y descubrir, mientras me alejo, de blanco, por los pasillos.