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Este blog NO es el blog del Médico Juan - Ignacio Reculé Rivera. Si usted busca a ese facultativo, puede encontrarlo AQUÍ.
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7 de abril de 2012

El Loop

Necesito un teléfono inteligente, para poder mandar mails, para poder ser más eficiente, para poder atender más pacientes y ganar más plata, para poder comprarme el teléfono inteligente.

Necesito ganar más plata para comprarme el auto que me lleve rápido al trabajo para perder menos tiempo y poder ganar más plata para comprarme el auto.

Necesito comprar cosas que me hagan disfrutar mucho la vida para que valga la pena el exceso de trabajo que tengo para poder ganar más plata para poder comprar las cosas que me hagan disfrutar mucho la vida.

Estos loops son un clásico. Labores parasitarias; necesidades espúreas, ciclos fútiles. Creo que uno de los grandes avances de mi generación es verlos; creo que menos que los que deberíamos vamos a ser capaces de incorporar esa sabiduría al plan de vida, en todo caso.

Y aunque ahora esa idea es una de las cordas que rigen mi filosofía, - curiosamente - no surgió desde la individualidad. Las primeras incursiones intelectuales que me llamaron la atención sobre las recurrencias innecesarias fueron las ciudades.

El grueso de la población de una ciudad trabaja en servicios; servicios que en teoría existen como soporte para el segmento que trabaja en el sector productivo. Podríamos decir que una ciudad, lo único que es necesario es la población que trabaja produciendo algo. La dinámica de la ciudad inicia con un cultivo; el cultivo aumenta, se hace necesario tener un escriba que registre cuánto grano se guarda. Esto genera la casta administrativa, que a la larga genera la realeza. A medida que la administración se complejiza y aparece comercio con ciudades aledañas, aumenta el volumen de individuos dedicados al servicio (mientras que la producción más o menos se estanca). Llegado a un número crítico, empiezan a aparecer servicios para mantener servicios; el mantener la población dedicada a servicios satisfecha. Entretenimiento, Educación, Salud, etcétera. Dada una civilización suficientemente robusta, el crecimiento de la ciudad se trasladará desde el sector productivo original - el grano - al sector de servicios. 

Aquí comienza el ciclo fútil. Es como si pusiera un puntal en una casa, pero luego al hacer crecer la casa, necesito apuntalar el puntal original; si eso pudiera hacerse, todo bien, pero el problema es que apuntalo los puntales con puntales que requieren más puntales; pronto, el espacio físico utilizable de la casa en construcción desaparece en aras de poner más y más puntales, y todo mi esfuerzo de construcción se basa en puntales y mejorar su ingeniería.

Los granulomas de la tuberculosis se comportan en forma similar; el micobacterio es ingerido por un fagocito. Con una bacteria común y corriente, sucede una de dos cosas: o el fagocito logra destruir a la bacteria que tragó, o se autodestruye al no poder hacerlo, invocando más fagocitos y células "de segunda línea" a combatir la infección. El micobacterio impide ambas cosas, sin embargo, genera un ambiente inflamatorio alrededor del fagocito que llama más células (fagocitos, fibroblastos, células T) que rodean al fagocito; estas células también se activan, llamando más células, y más, y más. El resultado macroscópico es la muerte de las células al centro de este grupo, y la formación de una pelotita fibrosa inflamada que se llama granuloma.

Desde aquí en adelante, mediante la adición de servicios, el bienestar aumenta en forma lineal; pero su ineficiencia aumenta exponencialmente. Desde la fuente original de mantención del sistema-ciudad, surge una excrecencia de servicios interdependientes entre ellos, pero desconectados de la fuente. La jerarquía requiere teléfonos; los empresarios de teléfonos requieren salud; los médicos requieren televisores; los productores de televisión requieren que sus hijos vayan a la universidad; los investigadores en la universidad requieren transporte público; el transporte público requiere abogados; y así el sistema crece y crece y crece, sin lógica. La ciudad aumenta sus requerimientos para aumentarse a sí misma. Es un sistema sin homeostasis. 

Cada servicio que aparece para administrar bienestar genera dispersión de éste; Se puede imaginar como si el segmento productivo fuese una fuente. El primer servicio (la administración, la casta real, etcétera) es como una gran cuba en la que se recoge el agua para que no se pierda. Sin embargo, algo se pierde, por lo que se invocan cubas más chiquitas que recogen lo que la fuente chorrea por otros lados: ahora imaginen esto mismo, sólo que para construir cubas se necesita consumir agua.

Los sistemas económicos son un intento de organizar las cubas. En el de Adam Smith, cada cuba va una dentro de otra; el agua debiese chorrear. El sistema falla porque la primera cuba siempre está llena; la del final apenas le llega un goteo. El comunismo equivale a intentar distribuir toda el agua entre las cubas en forma equitativa; falla porque no hay suficiente agua, y además requiere de todos modos un servicio central que tiende a acaparar el agua.

Imagino una novela de ciencia ficción que describe las biósferas como organicidades; organicidades que son capaces de enfermar. El abordaje clásico es que la enfermedad es el humano. con su comportamiento tumoral metastásico (crecer devorando todo lo que lo rodea, derivar recursos de otros sitios del entorno hacia sí, expandirse adaptativamente a otros territorios). En esta novela se exploraría la posibilidad de que el virus sea la ciudad. La inteligencia sería una reacción de la biósfera, algo así como los granulomas de una tuberculosis, un elemento patológico, pero no la enfermedad en sí, si no que sólo algo circunstancial. La ciudad es un virus del planeta. Y se comporta como tal, generando ciclos fútiles, consumo de energía, y expansión constante.

Y no es solamente que seamos monos tarados; es un defecto hard-wired en la bella máquina. Al centro del cerebro está el avance más importante desde la quimiotaxis: el sistema VTA - Accumb. Esto es, el Área Tegmental Ventral y el Núcleo Accumbens. El VTA le asigna deseo a las cosas; el Accumbens recompensa el lograr el deseo con placer. Antes de este sistema tan simple pero tan precioso, un gusano planario que se enfrenta a un pozo de azúcar y un predador potencial está prácticamente obligado; si hay suficiente azúcar, se acercará inexorablemente, aunque el predador esté allí esperándolo en el centro.

Un animal dotado de VTA-Accumb, en cambio, puede priorizar. Hay cosas que dan más placer, así que la próxima vez que el cerebro se enfrenta a ellas, tienen muchas más prioridad. De cajón cae el paso siguiente en el desarrollo del celebro: decidir. Y es que podemos considerar que todos los sistemas "superiores" del prosencéfalo no son sino "periféricos" de esta pieza central. Nuestra capacidad de discriminar, de asignar valor y relevancia, de enfocar sensores y generar atención, de abstraer patrones, todo no es más que un feeder para que el VTA pueda asignar deseo para conseguir placer del Accumbens.

Los periféricos más flashy y con más funciones los tiene la rata humana, claro está. El más interesante es la capacidad de darle al VTA información altamente abstracta; para peor, es una capacidad muy refinable. Tenemos así un VTA capaz de asignar valor a la filantropía, a la bondad, al sacrificio, al esfuerzo, al éxito, a la lealtad: un cerebro capaz de desear todas estas cosas.
Para complejizar las cosas, el lenguaje permite la transmisión de abstracciones entre cerebros;y esa información puede llegar al VTA.

Ciclos fútiles.

Desear algo que no es necesario. El VTA puede hacerlo, merced de la Prefrontal, su más nueva adquisición a nivel evolutivo. Es altamente difícil (más no imposible!) poner un filtro metacognitivo a este proceso, es decir, evaluar activamente qué, por qué, y para qué se desea. El concepto implícito es que la VTA, es decir el DESEO, es educable; con ello, el placer vital también. Se puede ser feliz haciendo que el VTA logre lo que desea (para eso surgió el VTA). Pero también se puede ser feliz haciendo que el VTA desee lo que se puede lograr.

17 de enero de 2012

Traducción Poética, Borges, Whitman.

          Cuando cursaba el 2º medio, mi profesora María Lorena Araya tuvo la lindura de regalarme los Sonetos y La Violación de Lucrecia, de Shakespeare, en inglés. En su momento el regalo pareció excesivo, pues claramente mi inglés proviniciano no estaba preparado para leer el cúlmen de toda esa lengua.
          Sin embargo, el profundo agradecimiento vino años después, cuando cogí el libro nada más por curiosidad y pude enfrentarme a lo que en algún momento leería descrito - acertadamente - como el "vigoroso, muscular endecasílabo inglés". Probablemente en esa primera lectura perdí, siendo optimistas, la mitad del contenido de lo que leía; pero la música estaba allí, abierta ante mis ojos, fascinándome y cambiándome por dentro.
          Tuve que conseguir obras a texto enfrentado para comparar, para extraer vocablos oscuros, para ordenar ideas supeditadas dentro de ideas supeditadas que escapaban a la capacidad de trabajo de mi fascículo arquato cuando se trata de una lengua no materna.
          Y así fui aprendiendo a leer poesía en inglés, pero también fui aprendiendo a leer a los traductores de poesía.
          Toda traducción es reescritura, claro. Pero también es pérdida.  Algo hay que privilegiar, y sangre debe correr por las paredes del altar transfigurador de la transliteración (so many t's there!). Fui viendo que algunos preferían conservar el verso y el ritmo (notables fueron unos sonetos endecasílabos traducidos a sonetos alejandrinos, justificadamente para conservar el contenido sin sacrificar el verso y forma, que me introdujeron simultáneamente a este tipo de traducciones, y al verso alejandrino: Falaquera, con Shakespeare); otros jugaban su ser por el lenguaje, la precisión del término, la exactitud del fondo.
Otros, pocos, los más sutiles, los más - si se quiere - modernos, intentaban la mucho más difícil idea de traducir el tono, el ambiente, el modo (Eduardo Iriarte lo logra con Auden).
          Por eso mi alegría fue vasta cuando, al decidir emprenderla contra el americas gigas, contra el viejo de plata, Whitman, encontré traducción por Borges. No es novedad para nadie que me gusta Borges. Le tengo cariño. En palabras del mismo Whitman, They did not love him by allowance, they loved him with personal love. Como narrador es fundamental. Esa sensación de yo he pensado esto pero no sería capaz de escribirlo así sucede con Jorge Luis más fuertemente que con cualquier otro. Pero como poeta es... fome. Fervor de Buenos Aires no es un libro imprescindible en una biblioteca poética como sí lo es El Aleph en una de cuentos.
          Pero como traductor poético es pésimo.
          No hay respeto estricto por el contenido; no hay respeto por el ritmo, por la longitud del verso, por el peso del verso, en una poética que se pasa por la raja la rima y la métrica. No logra atrapar el tono. Y como si esto fuera poco, se aroga la licencia de mitigar en ciertos pasajes las licencias amatorias de un autor que, si hemos de creerle al pie de la letra, le hace de chincol a jote. Imperdonable.
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          ¿Qué decir sobre Whitman mismo? Song Of Myself es excesiva. Es programática, es cadenciosa, es absolutista. Conceptualmente, incluso Ideológicamente, es un salto adelante de un siglo, no se puede negar ni discutir. Aborda las problemáticas de MIS contemporáneos cuando apenas se empezaban a gestar en los suyos. Y lo hace con un optimismo, con una certeza, que solo corresponden al profeta iluminado. Pero el texto mismo, el objeto bello, cansa. Satura. Hay que cerrar el libro no por emoción, no por epifanía, ni siquiera por la necesidad de digerirlo, sino que por tedio.
          No niego los chispazos. Cuando Whitman escribe un texto perfecto (Starting from Paumanok), es perfecto: arrebatador, total, con un ritmo obligante y unos versos completamente autónomos y un crescendo exacto. Pero no es el grueso de Leaves of Grass. Aún no lo termino, vamos a ver qué sorpresas me depara.

16 de noviembre de 2011

FELICIDAD, ESTADO, Y EDUCACIÓN

(Es evidente que hay aristas no tocadas en el texto, pero ultramanoseadas en mi mente. Sírvase comentar para que las discutamos)


ABSTRACT El objetivo de la gente es ser feliz. Facilitar ese proceso es la razón de ser del Estado. Actualmente, hay un concepto de felicidad doblemente ligado a la educación; por un lado, aumentando la posibilidad de acceso a bienes y servicios, y por el otro, por considerarse un elemento de felicidad en sí mismo. Basado en estos dos supuestos, se ha propuesto que el Estado garantice educación gratuita de nivel superior a todos sus ciudadanos. Exploramos la posibilidad de que tal conclusión sea errónea basados en tres puntos: La asociación educación - felicidad es falsa; El rol del Estado es de permitir el acceso a la educación superior, no su gratuidad; La educación superior es una plusvalía de la cual el beneficiario debe responsabilizarse. Se enfrenta la crítica principal a este modelo (a saber, el costo inalcanzable de ciertas carreras en función de su remuneración posterior) desde una perspectiva Estatista. Finalmente, se comentan futuras líneas de trabajo en función de hacer sustentable nuestra propuesta (impuestos), y el rol que cabe a la educación privada en ella.

El Estado debe estar en función de que el individuo tenga mejor acceso a la felicidad

             El Estado es un acuerdo entre un grupo de individuos que condicen en un sentido de pertenencia a un territorio, un sistema de símbolos y su aparato de decodificación cultural. El Estado, como convenio, existe porque este grupo de personas considera que la existencia de sus instituciones les permite acceder más a la felicidad.
             La felicidad es un estado de bienestar y autorealización alcanzado mediante la autopropuesta de metas y su (en la mayoría de los casos) ulterior consecución, a través del desarrollo de habilidades, cualidades y relaciones, proceso fractal que genera nuevas metas y nuevos logros, manteniendo el status de felicidad.
[La pirámide de Maslow entrega una apropiada representación esquemática de las jerarquías de necesidades que presuponen la felicidad. Cada nivel es necesario para acceder al siguiente, y una vez que se actualiza (se satisface) un nivel, inmediatamente se desea acceder al superior. El proceso culmina en el nivel superior, que presupone un estado de reactualización constante. La pirámide se actualiza en forma dinámica. La satisfacción de los niveles inferiores es más urgente pero menos gratificante a largo plazo que la satisfacción de los niveles superiores. Un Estado civilizado debe garantizar los dos niveles inferiores mediante el acuerdo económico entre sus individuos, ya sea mediante el impuesto (propuesta capitalista) o la organización centralizada de los recursos (comunista). Ambos modelos han presentado falencias, insuficiencia, en el caso capitalista, y freno al acceso a los niveles superiores, en el caso comunista]

El Acceso a la Autodeterminación

             Es claro que distintos individuos trazarán desiguales planes para su propia felicidad. Sin embargo, la revolución intelectual que significó la Ilustración instaló en los ideales colectivos una piedra inamovible que decía que tales planes sí tienen un vínculo convergente: la educación. Sólo a través de una educación se puede acceder a la felicidad. Tal idea cobró categoría de axioma cuando se convino que la felicidad se logra a través de la autodeterminación, y la autodeterminación se logra a través del conocimiento operativo del yo y de la realidad. La educación aparece así como la llave de la felicidad; no como la felicidad en sí misma, si no como aparato de herramientas imprescindibles para acceder a ella.

             En este marco, se considera entonces que cualquier Estado que quiera garantizar a sus individuos un crecimiento adecuado a través de la pirámide de necesidades (lo cual es, redundantemente, la razón de ser del Estado mismo), debe educar a sus integrantes. Esto no es actualmente discutible. Lo que sí es, es hasta qué nivel se debe educar a un individuo para instrumentalizarlo lo suficiente para permitirle ser autodeterminado.

La adquisición como parámetro de Autodeterminación

             Tras el fracaso (haya sido este inevitable o provocado por la oposición) del modelo comunista de distribución de recursos, se instaló como modelo predominante el de Mercado. En este, la máxima expresión de la Autonomía es la adquisición de bienes o servicios. Con ello, cuajó en el ideario colectivo la asociación felicidad - adquisición.
             La vida se disfrutaría así en torno a los bienes, y la capacidad de adquisición marca los límites de la felicidad.
             La autodeterminación surge desde el evento que, a un número limitado de recursos, el individuo autodetermina en qué bienes invierte para poder administrar su felicidad.

El Significado de lo Profesional

             Se generan castas de adquisición en las cuales los individuos más especializados en áreas de conocimiento o habilidad reciben mayor remuneración. Se asocia lo profesional a mayor adquisición. El ser profesional se vuelve atractivo por tanto en medida que garantiza mayor poder adquisitivo; se genera la asociación profesional - adquisición, fusionándose con la asociación anterior que pasa a ser felicidad - profesional. En este marco, se postularía el rol del Estado como garante de la profesionalidad de sus individuos, en tanto es garante de la felicidad de éstos.

Imposibilidad del Modelo

             Es impracticable un Estado constituido por profesionales. De hecho, es necesario que el número de profesionales sea inferior al de técnicos, y este a su vez inferior al de obreros calificados, por lo que el número de profesionales de un país jamás podría superar, en extremo, al tercio de su población. Por lo tanto, se debe aceptar que a) más del 70% de la población debe ser infeliz, aún en el Estado ideal sustentable, o b) la asociación felicidad - profesionalidad es incorrecta.

Modelo Alternativo

             En un Estado con distribución ideal de especialización, los niveles más elevados de responsabilidad requieren mayor esfuerzo, mayor educación, y por tanto, tienen menor libertad de desarrollo en otras áreas. Este esfuerzo adicional es compensado con una mayor remuneración, lo que redunda en mayor poder de adquisición, compensando la pérdida de libertades y aumento de las cargas. Este modelo sólo es justo en la medida que los individuos puedan ELEGIR el nivel de especialización/remuneración al que desean acceder, y que tal base de elección sea equitativa.
             La posibilidad de elección debería sólo estar sesgada por los elementos no modificables por razones éticas, a saber, carga genética, e impronta cultural.

El Momento de la Elección

             El Estado de distribución ideal planteado requiere que los profesionales, es decir, el personal de mayor especialización, sea el más seleccionado intelectualmente. Por ello, requiere de un sistema no sesgado por otras cualidades, que permita por tanto que sólo aquellos con una carga genética más adecuada, y más disposición académica - actitudinal al área de interés accedan a especializarse en esa área.

Necesidad de Educación Básico - Media Universal, Gratuita, de Alta Calidad

             Según lo expuesto, el paso a seguir es proporcionar un sistema de educación masivo PREVIO a la elección de nivel de especialización. Ello permitiría una real autodeterminación, basada en las preferencias del individuo. Esto se logra con un sistema de educación básica y media basada en herramientas de conocimiento del universo, y no como sistema de preparación a la educación superior. La docencia se convierte en el pináculo de máxima especialización y remuneración. Todo ello requiere fuertes inversiones monetarias y la pérdida de al menos una generación, que costea los impuestos de la inversión pero no recibe los beneficios.

Nuevo Statu Quo

             La educación básico - media es suficiente como medio instrumental básico de exploración del universo, por lo tanto permite al individuo autoconocimiento y con ello autodeterminación. Es pagada por el Estado. No garantiza la entrada al nivel superior. Selecciona por aptitud. Terminada ella, el individuo puede ejercer como obrero, especializarse como obrero, especializarse como técnico, o especializarse como profesional. Desde el Estado, se mantiene la premisa de garantizar el acceso del individuo a la autodeterminación y con ello a la felicidad, pero desde un nueva ponderación de lo que ello significa, manteniendo la sustentabilidad.

Costos de Especialización en el Modelo

             La generación de un especialista es un proceso oneroso. Primeramente, porque requiere en sí misma el empleo de especialistas. Secundariamente, porque es un proceso lento y que resulta productivo sólo en largo plazo. Finalmente, porque requiere un aparataje de producción conformado por muchos especilistas para lograr que el producto final (el especialista) sea realmente productivo.
             Frente a la pregunta de las responsabilidades de costeo de este proceso, se puede abogar por una política privada (el especialista costea su especialización), pública (el Estado costea) o mixta.
             Consideramos que la especialización es una plusvalía para el individuo, conformándose en un bien como tal. Consideramos que el rol garante del Estado queda cubierto en la entrega de Educación Básico - Media. Por ello planteamos que el especialista debiese hacerse cargo de los costos de su educación. Para permitirlo, debe existir un sistema de créditos administrado por el Estado que permita el pago retroactivo de dicha educación.

El especialista de bajo ingreso

             La existencia de especialistas de bajo ingreso se debe a un exceso de especialistas. El exceso de especialistas se debe a una sobreoferta de especialización. La sobreoferta se debe a una noción errónea ya comentada de profesionalidad como equivalente de felicidad. Así, individuos no capacitados para la especialización profesional acceden a sistemas de educación subóptimos, y se convierten en especialistas de calidad inferior, alcanzando sueldos insuficientes para costear su propia especialización.
Hay dos caminos para evitar este fenómeno, que son complementarios y deben aplicarse en forma secuencial. Primeramente, regular el número de especialistas generables. Se asigna un monto tope a cada tipo de especialización anual. Esto evita el acceso de individuos insuficientes al
sistema de especialización. Esta solución es centralista y atenta temporalmente contra el principio fundacional del Estado. La temporalidad depende del progreso idiosincrático de la población, que deja de identificar profesionalidad - felicidad, y en que los individuos incapaces deciden voluntariamente no acceder a los sistemas de especialización, generándose un Statu Quo autosustentable.
             No existe especialidad, en ningún área, dado un número sustentable de especialistas en esa área, que sea de bajo ingreso (esto se explica satisfactoriamente con ley de oferta - demanda y con el sentido común de que "a los buenos siempre les va bien".)

Financiamiento del Sistema

             Chile debiese en los años venideros variar su actividad económica desde un polo fundamentalmente explotador de materias primas hacia un polo de procesamiento de estas. Ello requiere un progresivo incremento del gravaje a las primeras con el objeto de financiar las segundas, hasta alcanzar un nuevo Statu Quo. Dicho fenómeno aún no ocurre, y la única explicación es que ningún grupo está dispuesto a asumir el costo político que ello significaría, pues implica una desaceleración transitoria de la economía por contracción temporal de la inversión.

Lucro, y Universidad Privada

             El nefasto sistema actual es mantenido por la voluntad de los individuos de recibir especializaciones pobres a precios exorbitantes con el solo propósito de ser profesionales. Estos individuos desean ser profesionales para lucrar. Así, se ha mantenido un sistema de lucro paradojalmente sostenido en el deseo de lucro de individuos que no logran lucrar con el proceso. El lucro nunca es de suyo malo en la medida que no interfiera con los intereses del Estado (producir especilistas de alta calidad en número adecuado) ni del individuo (poder autodeterminarse). Actualmente, sólo se cumple con el segundo ítem, puesto que se produce un exceso de especialistas, de bajísima calidad. Es rol del Estado terminar con este proceso, por las dos vías ya mencionadas (limitar el egreso, limitar el ingreso - no olvidemos que los individuos conforman al Estado, y por lo tanto, son responsables también).
             El negocio lucrativo actual sería insustentable de existir una población no dispuesta a malespecializarse. En la coyuntura actual, postulamos que el Estado NO DEBE INVERTIR en Universidades que no le pertenezcan, con objeto de concentrar todos los recursos en su maquinaria de producción de especialistas. Los privados pueden ofrecer sus servicios al Estado en la generación de especialistas, pero el Estado debe siempre regular el número de éstos, hasta que se alcance el nuevo Statu Quo.

Síntesis

             La Estrategia a largo plazo más adecuada es la inversión fuerte de recursos en educación básica y media universal, gratuita, de alta calidad. No se debe regular artificialmente el costo de la especialización. Debe existir un sistema poderoso crediticio que permita la especialización. No se debe permitir la formación de un número excesivo de profesionales.