Advertencia

Este blog NO es el blog del Médico Juan - Ignacio Reculé Rivera. Si usted busca a ese facultativo, puede encontrarlo AQUÍ.

27 de febrero de 2013

Influencias

Lacrosse, 2007:

This New Year Will Be for You and Me by Lacrosse on Grooveshark

Anathema, 2010:

06 Presence by Anathema on Grooveshark

De acuerdo, es una armonía súper básica y los sintetizadores son la bomba, pero estos muchachos de Anathema...

23 de febrero de 2013

Arrullo

Aún después de este día interminable
réstame llegar,
abrir las puertas,
accionar desde cerca los aceitados mecanismos
y como en una película de western obsesionada de detalles
anular el cerrojo
echando a correr el cascabeleo de las llaves.

Y sé al otro lado:
penumbra, silencio, un aire que se ha secado
pasando la tarde inmóvil
sin esperarme
porque el aire es siempre el mismo
y ya está cansado de todo.

Sé más; sé los sitios precisos donde abrevan los muebles,
descansa la alfombra
y apacienta mi cama,
ganados seguros e inmóviles entre la mies poco quieta de mis cansinos movimientos

Quizá demasiada lectura
me está proponiendo discertezas sesgas
o un influjo estacional rasca la perilla micrómetro de mis autocrinos
no lo sé;

Pero tiempo en tiempo me repulsa
- ¡no, c'est un verbo demasiado rudo! -
me silencia el llegar a saberme tan solo,
y Roa Rebolledo, página veinte y cinco:
De ahí que el bien ético
sea todo lo que procura simultáneamente
la realización de sí y de los otros
por eso el amor es el bien por excelencia,
aunque yo sé que nada de medias naranjas y siempre naranja entera,
al otro lado de la puerta
agazapada y negra
simulando ser una menestra más
el refrigerador, un vaso, o el armario,
la duda sorda de si esto está correcto,
esta soledad,
esta convicción y apuesta
de ser feliz
sin nadie a quien llegar cuando llego,
esa duda, yesca
de si quizás está todo al revés y al final del día nadie llega,
nadie llega,
si al final del día
no soy si no yo que me voy,
yo, soy yo, que a esta hora en este umbral me voy,
yo que estoy saliendo.

Splendor by M83 on Grooveshark

22 de febrero de 2013

Wystan Hugh Auden: Lullaby

The din of work is subdued,
another day has westered
and mantling darkness arrived.
Peace! Peace! Devoid your portrait
of its vexations and rest.
Your daily round is done with,
you've gotten the garbage out,
answered some tiresome letters
and paid a bill by return,
all frettolosamente.
Now you have licence to lie,
naked, curled like a shrimplet,
jacent in bed, and enjoy
its cosy micro-climate:
Sing, Big Baby, sing lullay.

The old Greeks got it all wrong:
Narcissus is an oldie,
tamed by time, released at last
from lust for other bodies,
rational and reconciled.
For many years you envied
the hirsute, the he-man type.
No longer: now you fondle
your almost feminine flesh
with mettled satisfaction,
imagining that you are
sinless and all-sufficient,
snug in the den of yourself,
Madonna and Bambino:
Sing, Big Baby, sing lullay.

Let your last thinks all be thanks:
praise your parents who gave you
a Super-Ego of strength
that saves you so much bother,
digit friends and dear them all,
then pay fair attribution
to your age, to having been
born when you were. In boyhood
you were permitted to meet
beautiful old contraptions,
soon to be banished from earth,
saddle-tank loks, beam-engines
and over-shot waterwheels.
Yes, love, you have been lucky:
Sing, Big Baby, sing lullay.

Now for oblivion: let
the belly-mind take over
down below the diaphragm,
the domain of the Mothers,
They who guard the Sacred Gates,
without whose wordless warnings
soon the verbalising I
becomes a vicious despot,
lewd, incapable of love,
disdainful, status-hungry.
Should dreams haunt you, heed them not,
for all, both sweet and horrid,
are jokes in dubious taste,
too jejune to have truck with.
Sleep, Big Baby, sleep your fill.

Intro by M83 on Grooveshark

16 de febrero de 2013

Embriagueces Tristes

Siempre me había considerado de embriagueces tristes. ¡Ah, vanidad, vanidad!. Las bellas borracheras tristes, llenas de añoranzas, de recriminaciones, de recuerdos cruzados y podría haber sido y oh dios cuánto te extraño. Todo eso.
Yo pensaba que tenía curaderas tristes, hasta que decidí tomar para (¿o junto? ¿o por? ¿o tras? las conjunciones no son sino la duda del lenguaje, las conjunciones son la intención de la palabra de tendernos en el tiempo, y ante ello no nos queda sino la rebeldía más profunda que quepa, sea el espíritu del alcohol que me inflama desde el vaso o la sorda repulsa del silencio, pero la rebeldía, la guerra tórrida y henchida de napalm contra la conjunción será la que nos haga eternos, la que nos inscriba, flechas ardientes, desde afuera del tiempo hacia el infinito) leer a Gabriela Mistral:

No cantes; siempre queda
a tu lengua apegado
un canto: el que debió ser entregado.

No beses: siempre queda,
por maldición extraña,
el beso al que no alcanzan las entrañas.

Reza, reza que es dulce; pero sabe
que no acierta a decir tu lengua avara
el sólo Padre Nuestro que salvara.

Y no llames la muerte por clemente,
pues en las carnes de blancura inmensa,
un jirón vivo quedará que siente
la piedra que te ahoga,
el gusano voraz que te destrenza.

En: Desolación 

Y entonces eso es beber triste, es el alcohol que sube y se despeña en una lágrima en el bastión del zigomático.

14 de febrero de 2013

Belleza

"La belleza, como sostendría más tarde la Edad Media, es el resplandor de la forma, que es a su vez lo que constituye a un ser en algo determinado"

- Armando Roa Rebolledo, "Ética y bioética"

Las idas a la playa siempre me sensibilizan para con la forma. Muchos cuerpos por ahí dando vuelta, muchos de ellos bellos, algunos pocos, perfectos. Es cosa de mirar los cuadernos de poesías, me pongo a hacer métrica como si se me fuera la vida en eso, o el blog, en que me pongo productivo.
Este año la playa y toda su explosión de pieles me pilló medio de lado, leyendo Ética, de todas las cosas posibles. Sobre lo bueno, y lo correcto, y el crecimiento, y todo eso. No niego que lo estoy pasando como chancho en el barro, pero me hace pensar, y como todos sabemos, pensar es jodidamente peligroso. 
Estaba esperando el ladrillazo (las ideas me llegan en formato sólido y a un promedio de 90 km/h, para los que no me conocen) solazándome en la contemplación recatada de una rubia que alguien sacó de los reinos de lo imposible cuando ¡plaf! la rubia desapareció. Sentí ese principio, esa mini angustia (o baby angustia, si sigo con la nomenclatura que inventó Camila en función de las baby-ribs) de cuando perdías un juguete, o algo nuevo ya no estaba, algo te tenías que acordar y se te iba, ¡demonios!. Pero de pronto, epifanía,
Ése era mi ladrillazo. El tema problemático con la belleza está en la posesión: algo hay - me interesa investigarlo - en la belleza que suscita deseo de exclusividad y derecho ("La tenencia de una cosa determinada con ánimo de señor o dueño" es la definición de posesión para el Código Civil Chileno, díganme si eso no tiene poesía [Roberto Musa me empoderó del texto]). La experiencia me dice que la posesión es bastante un lastre para ser.
¿Necesito la belleza? No. Lo que necesito es el resplandor de la forma, que me ilumine, y que me alimente, pero no necesito el ser que esa forma circunscribe y determina. O sea, se supone que sí, que todos somos jóvenes y hermosos y (prosaico deviene el lenguaje) queremos tirar con jóvenes y hermosos, pero eso va a durar ¿diez? ¿quince? a lo sumo, años más. ¿Qué va a pasar después? ¿súbitamente voy a dejar de necesitar el resplandor de la forma?.
Nah, mejor seguir mirando, lo que tenga que necesitar lo iré recabando en el camino. Lo que quise decir aquí (futuro yo: este post te salió como el poto, tienes que mejorar el filtro y escribir cuando las cosas se te ocurren, no 5 días después) es que se puede ser feliz mirando la belleza y teniendo, de momento, ninguna. Hay que entrenarse en el abandono, en dejar ir y venir. Que el sol de la forma brille brillante sobre todas nuestras avenidas, y mi corazón camine libre de un lastre más. No es que no quiera a alguien hermoso en mi vida. Es que el no tenerlo no significa que esté mermado.

¡Limonada!


El post pasado explica el título de este post.
Lo que no explica nada es que el cuaderno perdido, mis apuntes de ética, se habían ido en la carpeta de alta de un paciente quien, héroe anónimo, lo vino a devolver. ¡Lo recuperé! ¡Limonada! El universo es gratificante. Y de colores, chúpate esa.

Ahora, un clásico de la felicidad y el todo va a estar bien:

6 de febrero de 2013

Limones


Conocí a una mujer preciosa, de ojos vivaces, lentes de marco grueso, cuerpo delicado y bello, largo pelo negro, creativa, emprendedora, cautivante, y la convencí de salir conmigo para que ella me convenciera luego a su vez de que no está pero ni ahí. (¡hola Gabriela, todo sin rencor, si pasas por acá!)

Avancé muchísimo en los apuntes de mi investigación en ética de la autonomía leyendo en los turnos, para perder mi cuaderno, al parecer, en un baño del hospital. Decidí salir a andar más en bici para reventar la cámara y terminar de deformar el aro, que ahora ya no calza con el freno.

Calendaricé cuidadosamente mi semana para hoy equivocarme de micro y perder olímpicamente el bus.

Redacté esta entrada mucho mejor y con fotos en mi mente sólo para descubrir que absolutamente todos están de vacaciones en Casa Central, incluyendo los pc, así que escribo esto en el infierno de mi celular.

Lo único que se salva con glorias es el cumpleaños de Pablo Musa, que salió perfecto y tomé lo justo y lo pasé la raja y conocí a Aliky, a Nico y a Javiera que entre los tres son como cinco personas de lo puro bacanes.

Limones. Cuando la vida te los da, haz limonada. O pisco sour. O échatelos en los ojos, qué sé yo. Lo más fácil es sufrir y frustrarse. También lo más zonzo, infantil y poco útil. Al otro extremo está la capacidad, propia del Buddha, de aceptar que las cosas salen como el ajo, la mayor parte de las veces por culpa mía, y tomarlo como viene.

¿y entre medio? Shéng Zhóu, dice en mi segundo y tercer metatarso, el universo es sagrado. Déjalo hacer. Las primeras veces me acogí a la idea de que el universo iba a proveer, que había que dejar fluir a lo que por necesidad acuda. Y cada vez que lo intento el universo parece asentir.


Pese a todo, cada día me hace más sentido que, la verdad, es que el universo es un revoltijo sublime, y no es que provea, es que está provisto; y cuando sucede la caca, simplemente, suceden otras cosas, otros planes.

Suena parecido, pero no es igual. Aún así, a quién engaño, si en el fondo espero que la flaquita de la bici lea esto y me diga que malinterpreté todo, o que algo extraño, místico y sublime me haga pensar que el universo quería que me perdiera el primer bus.
(El cuaderno, en todo caso, no lo perdono con nada, ¡estaba haciendo historia allí, maldito universo!)