Advertencia

Este blog NO es el blog del Médico Juan - Ignacio Reculé Rivera. Si usted busca a ese facultativo, puede encontrarlo AQUÍ.

18 de enero de 2013

Descorchar la mente

"y deponer la esperanza
convertida en su verbo alterno y secreto
 que no es espera, 
que es acción"


Hace más tiempo que el quisiera estoy escribiendo bastante menos de lo que debo (funny thought, como si hubiese un deber escribir). ¿Falta de ímpetu? ¿Triunfo del agazapado y persistente temor al hasta aquí no más llegamos, se me secó la fontana del cerebro?. Siempre tiendo a pensar en esas cosas. Resabios del fatalista que mi madre insistió en mostrarme que era durante niño (otra idea curiosa, durante niño, como si no fuera un estado aparte, una pupación con otro número de patas, antenas, colores y órganos).

Años (pocos) me han ido acostumbrando al ciclo, a aceptarme el ciclo. Me cambian los gustos, me cambia la frecuencia creativo, sobre todo me cambian los hábitos de digestión de contenido. Y, gracias a los dioses en los que no creo pero a los cuales temo, más que un ciclo, tiende a espiral. Puedo sentir como la literatura me entra distinto, palpar la presencia de nuevos lenguajes, y con ello, por sobre todo, nuevas necesidades, nuevas hambres, nuevos modos de devorar. Esto es lo que me ha mantenido silente.

Hay varios textos que me urgen; uno me urge lo suficiente como para tener que escribir de todos los otros. Estas letras, entonces, serán su horrísono parto; el mulo de un texto maldito, entre las gestaciones momificadas que le precedieron, junto al imperativo actual. Un único, suficiente, magistral, definitivo, paradigmal consuelo: “Los objetos son a las ideas como las estrellas son a las constelaciones”. Gracias, Walter Benjamin. Tantas veces, y tantas formas, de dar forma a un susurro que habitaba mi alma desde antes.

Fincher. Plano americano, colores fríos, personajes en detalle por sus actos, evolutivos. Narración de espacios y mecanismos, pero sobre todo de espacios. Siempre me pensé (Siempre me creé) muy opa como para entender cine del verdadero, así entender cine como entiendo el ciclo de Krebs u otras cosas. Fincher me abrió esa puerta en forma obligatoria. El cine de autor como tesis narrativa, el cine como tesis temática, la interdependencia de las dos tesis; leer cine es una de las lecturas más hermosas. No tiene nada de paradojal que la puerta me la abrió en verdad años antes Rulfo (yo no lo había notado); yo vine al cine a buscar a mi padre, me llamo Juan Preciado.

Button. El extraño caso de Benjamin Button. Trabajar con Pitt debe ser un agrado sólo equivalente al desafío. Es malear un objeto perfecto, a fin de cuentas. Hermoso, preciso, es como una flecha de un metal misterioso, irrompible y ultraliviano. ¿Cómo manejar tal arco? ¿como limitar tal diana?. Narrativa de urgencia, no por lo temporal, si no por lo necesario, lo inescapable.

Button y el envejecimiento. Se encuentran cuando son perfectos; nada dura. Bam, el cerebro de Juan-Ignacio estallado, estragando de rojo y aceite toda la habitación figurada. Pese a un discurso permanente sobre el cambio, sobre la persistencia del deseo, sobre el asentamiento, primera vez que verdaderamente siento el terrible vacío del que penden mis actos, el deseo de perfección (una perfección secreta de la cual sólo yo manejo la cifra), la real consistencia de que puedo llegar a un cierto punto y que luego puedo devolverme; puedo conseguir algunas cosas pero no conservarlas. Mérito a Fincher por tender un axón hacia mi aurícula con tanta naturalidad. Soy mejor persona.

Shéng Zhòu Kwáng Lóng. Se me ha estado olvidando mirarme los pies. El universo es sagrado; sigue su luz. Por un segundo lo hice, blam, mi mundo brilla, resplandece. Gracias.

Este sentimiento que ya había olvidado. Estaba tan conforme conmigo mismo, con mi espera autosuficiente que tendía a no ser una espera sino una rebeldía, un tour de force sobre una historia pre hecha contra la que me plantaba, monolítico. Esto no lo esperaba. Tengo unas grietas que no sé si son grietas, unas debilidades que podría confundir con vigas centrales de mi templo, unas oscuridades que no sé si son una luz demasiado concentrada, hecha objeto. Y entonces plaf, algo, alguien, un modo de tener que replanteármelo todo.

¿Quién quiero ser? La necesidad de volver a ser creativo, de volver a mi raíz unitaria y nutricia, la imperiosa orden de dejar de enmascararme y empaquetarme y ahogarme en cintas de embalaje con este fantasma, esta caricatura de lo que creí querer ser. Yo ya no quiero ser un niño bueno. Y no es rebeldía adolescente, ni que quiera ser malo; yo quiero ser de mi color, no celeste.

Este sentimiento que ya había olvidado. Pero por la cresta, mundo, estábamos tan de acuerdo y tan bien, yo cultivando una Melissa y un Cyclamén, tú proveyendo de la luz y las piedras necesarias para seguir caminando o trepando o despeñándome según corresponda. ¿Ahora esto? ¿En serio? ¿This much road ahead? No entiendo, pero sé que quisiera poder hacer lo que quieres que haga. Como dice la canción, It took all the man in me to be the dog you wanted me to be.

Este sentimiento que ya había olvidado. Lo peor es vislumbrar que todo eso que yo dije era mezquindad en mí tiene luz, tanta luz.

Descorchar la mente, servírsela en copa de plata. Escanciar según necesidad.

2 de enero de 2013

Ralph el Demoledor



Una de los beneficios implícitos en la paternidad es tener chipe libre para ver películas infantiles. En esta vena y haciendo uso de mis privilegios ad persona, hoy llevé a mi hija y hermanos y primo a ver "Ralph el Demoledor".

Vivo en un momento maravilloso para ser padre e ir al cine. La generación que creció inmediatamente previa a la mía, o sea la generación que agarró las ideas de Vallejos, de Borges, de Benjamin sobre la creatividad, el texto, el hipertexto, y el acto de novedad, es la generación que está facturando el mass media, pero sin el "pesimismo serio" de Benjamin, la erudición de Borges o la lejaneza (sic, dude) de Vallejos; están haciendo una cosa prístina, lúdica, sin pretensión. Un juego de la Cita que no intenta dar concierto ni cátedra, sino sólo eso: jugar.


Pero además de enriquecer el mundo con una mirada que está dirigida a lo que ya hay en el mundo (eso es, a fin de cuentas, una cita bien hecha), lo están haciendo en multicapa y pensando en mí. De Shrek en adelante, esta gente que jugaba Nintendo y bailó esa horrenda música ochentera decidió hacer una bondad al mundo y hacer las películas infantiles con la capacidad de divertir a los padres que inevitablemente tendrán que ir a verlas (¡héroes!). Y triunfan, triunfan tanto que los adultos nos reímos bastante más que los chicos.

Pero nada de esto es nuevo. Shrek salió el 2001 (damn, right?). Hoy, sin embargo, sí me sucedieron dos cosas nuevas mirando Ralph, el demoledor. No, no es que me haya puesto un poco a llorar en la escena peak (eso ya me había pasado, vi ToyStory 3). Es, primeramente, una potente sensación de esperanza en la técnica; Cosa curiosa para mí, acérrimo detractor del Ideal del Progreso (hasta me gusta pensar que soy un teórico del Desprogreso). Pero es que Ralph... inicia precedido por un cortometraje precioso. No daré detalles para no spoilear, pero era un cortometraje con técnica, con una propuesta estética particular, una idea de cómo aportar un relato, con los elementos elegidos cuidadamente, con una premisa perfecta y una ejecución adecuadísima, no sólo como cortometraje sino como propuesta de reencanto al receptor respecto de qué está permitido y qué no a la hora del pacto de verosimilitud. 

Mi sensación fue todavía hay gente haciendo esto; todavía se narra para iluminar la imaginación, para encender ilusiones y belleza. Nuestra humanidad no puede estar tan mal. Fue hermoso.

El segundo momento fue en el momento culmen en que Ralph decide ser... Ralph. ¡Boom, Disney! Ya no más princesitas, más héroes underdog que logran reconvertirse y ser el niño bonito. Esta opción es completamente nueva. La opción por sí misma, por respetar la propia naturaleza, el origen, la verdad. Hacer la decisión por permanecer ya no se asocia a ser el de abajo, el chatito, el que no supo realizarse, el que se quedó. No es conformismo: es una decisión tan válida como la del principito rubio.

Fue un momento grande. Sentir que esa ideología del autorespeto ya ha avanzado lo suficiente como para estar en la pantalla. Para que sea lo que se desparrama en forma de historias felices sobre mi hija, en donde el tour de force ya no depende de la negación o el alcance de un status que no se poseía, ni siquiera por una "fuerza secreta" y oculta que residía en el interior del héroe, sino por el contrario, sucede cuando el personaje (gracias a dios ya no un "antihéroe", que esos deprimidos ya nos tenían cansados) decide volcarse a lo que sabe hacer: ser sí mismo.

Mi hija no tiene por qué esperar a su príncipe azul vestida de rosa. Puede salir a mirar el sol, contenta de ser ella misma. Ésas son las ideas que van a flotar alrededor de ella.
Doy gracias. 

Y lloré, con gusto, la película es preciosa.


19 de diciembre de 2012

Argumentum Linguisticum

Por mi parte, el problema de si hay un dios me es bastante más indiferente que el de cómo sería esta divinidad teórica. Anoche soñé una de las aproximaciones más hermosas que han venido a caer a mis manos.

Borges familiarizó el concepto de lenguaje analítico: Un sistema que prescindiese de la idiosincracia y del diccionario, donde cada unidad sintáctica fuera completa, autosuficiente; así, la palabra para conformar gato en la mente del lector, digamos "ardi" sería un acúmulo de partículas donde a corresponde a animal, r a mamífero, d a peludo, y quizá i a casero, y así con todos los objetos, que quedan definidos en su nombre.

Huelga decir que esta es una aproximación profundamente humana al problema de la comunicación. Primeramente, por su propósito: es un habla económica, simplificante, que ahorra tiempo y malentendidos a un ser que vive acosado por su tiempo y diezmado por los malentendidos. Pero en segundo momento, por los ecos de lo que implica como modelo: la pretensión de que el universo es unitario, finito, y disecable: que la realidad se puede clasificar, puesto que es periódica.

Otra particulariadad de tal lenguaje analítico es que se encuentra a medio camino de otros dos sistemas de comercio de palabras que, siendo opuestos, no son sino el mismo. En un extremo, está la progresión en extremo del mismo idioma analítico: Esto es, si pudimos agregar la partícula de peludo, habrá una partícula precisa que nos diga el color, alguna otra para la edad, el tono de los ojos, la posición exacta en que se encuentra el gato, su historia personal (¿o animal?). Las palabras pueden así crecer desmesuradamente, en longitud y en precisión; la mente que manejase tal volumen de información, es decir, capacitada para descifrar las palabras de este lenguaje, se aproxima peligrosamente a una mente no humana.

El otro extremo es el de la palabra completamente (como objeto) carente de información. Es el lenguaje que (como sistema de numeración) el mismo Borges propuso para los ángeles: un sistema totalmente desprovisto de un ritmo, en que cada componente del conjunto (en este caso nuestro, del universo) posee su propio signo denominador. Este es un lenguaje del caos, en la medida en que no entrega información: sólo la multiplica. Ya no solo el gato tiene una palabra en particular, si no cada pelo de su cuerpo, cada gránulo de caspa, cada mirada atenta, tiene su propio nombre, único, pronunciado en la intimidad del dios.

Sistemas de palabras infinitos, inconmensurables, que no corresponden a códigos para densificar la información a expensas de sus detalles (esto es, no son lenguajes humanos) si no por el contrario, se corresponden con la escritura de cada cosa en el libro de las cosas, absoluto, completo, y sin repetición. El lector más atento (y con más tribulaciones teológicas) notará lo inquietante que resulta que de la proyección natural del más humano de los artículos (el habla), la insistencia en cualquiera de las direcciones nos deviene en un mismo artículo divino. El intento lingüístico humano opera como un sistema degenerado a partir de un sistema natural de comunicación de la totalidad; el hombre, finito, mortal, incapaz de la totalidad, roe en los extremos del lenguaje un sistema vicario para manejar la realidad parcelada.

Lamento el argumento teológico que me he visto obligado a descubrir; mi intención era menor, sólo ilustrativa, para una definición de Dios que se me dio durante reflexiones en torno al lenguaje analítico. Imaginando al dios como poseedor de cualquiera de sus dos vertientes, un lenguaje que todo lo define y clasifica al universo, o por el contrario, un lenguaje que a todo glorifica y da un nombre en el libro de las cosas, puede plantearse la siguiente teogonía:

"El acto de la creación, la creación misma pues, es el larguísimo recitado de los nombres de todas las cosas, es dios pronunciando sobre el silencio del vacío el nombre completo y verdadero del universo, un sujeto gigantesco compuesto por cada una de las cosas, la palabra gato, la palabra que denomina la palabra gato y la que denomina la letra g y la que denomina a la letra a y a la que denomina a la g junto a la a, todo a un tiempo, todo en una sílaba inconmensurable; el objetivo de todo esto es poner en acción a Dios, pues si toda la Creación es el sujeto, Dios es el justo predicado, y el universo no existe sino para hacer actuar al Verbo; podemos atrevernos aún más y señalar que el verbo es es dicho, y siendo el verbo solitario suficiente, el verbo ha querido proyectar un sujeto, sacarlo de lo implícito de su existencia a lo explícito, para ser actuado. Después de ello se comprende que al principio era el Verbo, y el universo no necesita mucha más justificación: el universo actúa a dios."

5 de diciembre de 2012

Soy Borges

Últimamente la literatura - mi literatura - me surge como un rush inaprehensible, la frase viene y me golpea para desaparecer evasiva, y yo me quedo del lado de acá, ya no como antes con el gusto aciago de la pérdida sino con la tranquilidad de la movilidad del objeto que vuela; del movimiento del vaso de ouija que acude y marca en mí una línea certera del hipertexto para luego desaparecer de vuelta a la imprecisión que le hace justicia.

Un hombre que no soy yo que soy ahora comerció con las palabras antes, y me precedió en ser yo mismo y decirme; este hombre repitió muchas veces la fórmula que yo voy a repetir ahora. Acaso sintió, como yo, que era verdad, pero no la simple verdad que encierran las palabras desprovistas de su carne, que no es sólo el sonido; acaso el hablaba de la ceguera, y yo sólo vengo a repetir una ejecución que subraya una manera de ceguera en particular, como el gaucho que moría por una figura romana. Acaso prefiguró que un día al cabo de un momento indivisible yo caería en sus palabras y podría decir: Soy yo, Soy Borges.


1964

I

Ya no es mágico el mundo. Te han dejado.
Ya no compartirás la clara luna
ni los lentos jardines. Ya no hay una
luna que no sea espejo del pasado,

cristal de soledad, sol de agonías.
Adiós las mutuas manos y las sienes
que acercaba el amor. Hoy sólo tienes
la fiel memoria y los desiertos días.

Nadie pierde (repites vanamente)
sino lo que no tiene y no ha tenido
nunca, pero no basta ser valiente

para aprender el arte del olvido.
Un símbolo, una rosa, te desgarra
y te puede matar una guitarra.

II

Ya no seré feliz. Tal vez no importa.
Hay tantas otras cosas en el mundo;
un instante cualquiera es más profundo
y diverso que el mar. La vida es corta

y aunque las horas son tan largas, una
oscura maravilla nos acecha,
la muerte, ese otro mar, esa otra flecha
que nos libra del sol y de la luna

y del amor. La dicha que me diste
y me quitaste debe ser borrada;
lo que era todo tiene que ser nada.

Sólo que me queda el goce de estar triste,
esa vana costumbre que me inclina
al Sur, a cierta puerta, a cierta esquina.

25 de noviembre de 2012

Del Lado de Allá

Preámbulo
Sustancia
Exordio:

La lectura superpuesta y en clave casi religiosa de Borges, del Tao Te King, de Cortázar, la escucha atenta de algunos cánticos viejos, de los Beatles como de los Brandenburgos o Steven Wilson, Chesterton, Truman Capote, la poesía un poco lánguida de Auden, me han devenido en uno – o varios encadenados, ahora me acuerdo del Cannard Enchaîné al momento de escribirlo: “encadenados” – de esos fenómenos que Morelli denominaba antropofanía.

He estado frente a la misma falsa y electrónica página blanca a la que estoy ahora opuesto desde varias pantallas distintas con su fría luz blanca tratando de decirlo, chocando con una aceptación profetizada contra el muro de aquello-que-no-puede-ponerse-en-palabras justo porque su presencia presupone un con equa, non.

La naturaleza imita al arte, se repite como mantra en todo Julio desde 1914 hasta 1984, pero desde el comienzo discrepé y puedo defenderme ahora con miríada de ejemplos: La naturaleza es el arte:

Ya, por paso de tiempo y de intentos, habiendo prescindido de la voluntad de deciros: He descubierto el universo, releo una serie de poemas (La que sigue). El ser humano trasciende en forma aproximativa, insistía mi profesora de teología; parapetado en esa defensa, esto es un puente a mi revelación esotérica de principios. 

Pero así como la etiqueta vainilla en el frasquito sólo dice algo a quienes ya han olido el mejunje, acepto que no importando las complejidades de la hermenéutica, sólo el iniciado traduce, y el iniciado es sólo y siempre el redactor del alfabeto. Alguno de ésos habrá por allí que tropiece en este lugar y comulgue.


Tema:

Sing of the Exile

(i)
For I have been rejected from the world, I am the world;
rise up and so sing upon not these lands, cornucopy,
no, but the sung is me, I am the sung, the sing, the song,
oucast, wasted, wretched, withered, I am, I sing, I,

for I have been seen insufficient, new totems I rise,
and this brave new world can't be measured but against them own
limbs and feet and hands, 'cause this world is me, and yes I am,
all that satisfies but my shape and sight and forms shall have.

(ii)
Yo he olvidado
las canciones del exilio
pues es sino ése
el exilio verdadero: el olvido
el dejar
de saber
que se ha sido ostracizado
una raíz
o un final.

Lejano he sido largamente
en el fondo de mí lo que yo era desvanece,
y miles de almas cantan mi coro
bajo la dirección vacía de mi ethos alienado,
con un llene
insatisfactorio
de mis viejas bóvedas vacías.

(iii)
Como ye he sido desalojado del mundo
yo soy un mundo,
y es este mundo nuevo, éste, en todo territorio,
soy yo, yo soy, y mis formas llenan la tierra

todo lo que puede ser es comparable a mis miembros,
es relativo a mis miembros, más,
mis miembros son todo lo que puede ser
todo lo posible es mi cuerpo
yo agoto toda la posibilidad
soy divino en este mundo
mucho cuidado con esta teología completa,
este don profético también.

(iv)
En un cubo de metal pesadísimo
duerme comprendida la forma de un cono, secreta,
y si yo la revelo dormida
la escindo quebrándola de su forma total,
si yo la toco en su ausencia inexistida.

El retorno del cono al cubo interesa,
el regreso de la forma a lo oculto,
Heisenberg, del punto a la nube,
interesa el fin del exilio,
o su anverso posible, importa,
importa la imposibilidad concreta del retorno;

La persistencia de la aislación y el veto de la semilla.

Motiva en la tetralogía la noción de un impostor
el cono obliterado de su cubo
la persistencia del cubo prescindiendo de su cono
una figura que no retorna
y que no es, modo alguno, requerida,
un cono que sugiere un cubo considerado imposible,
habiendo perdido sus marcos de referencia.


                      * * *




Mirror Discussions

(i)
Me alimento de un espejo
de una barra de hierro azul, tétrica,
de las alas sueltas
de alguna mosca
o alguna paloma
alguna cosa por nombrar

vaya uno a saber, descifra tú mis letras y mírate tu propia voz.

(ii)
Entendí entonces la diferencia
entre las abluciones correctas de un cuerpo
de mi cuerpo
y la tarea escandalosa y filistea
de lustrar enérgico
                            la superficie en la cual me reflejo
de lavar el rostro de en el muro
hasta esperar de desgaste verlo desaparecer,
tocar mi carne trémula,
sensible,
sensitiva,

pero los corpúsculos en mis dedos se han especializado
los músculos de mis dedos se han especializado
y ahora todo el tacto es vidrio
y ahora los codos rígidos no los puedo maniobrar

El hambre en la sangre me mueve de vuelta allí donde no me sé resolver

(iii)
Calzad vuestros coturnos y vestid vuestra persona
No
os creáis aquello - yo no sé,
no puedo saber desde dónde deriva, sale -
de que tenéis naturalezas ab-originales
pero mirad, mirad y sabed que no hay nada que antes no
que esto sólo ha de interpretarse como una danza de espejos
si os tocáis con ternura y justicia ved
no sóis sino ejercicios
ensayos de uno u otro modo de una única criatura viable
al abominable ser que es.

Yo he pretendido ser ese ser;
tomad vigilia de dónde
y hacia dónde
están colocadas las superficies reflectantes
notaréis las cosas inquietantes,
sabréis sin palabras que yo soy la loba salvaje



                      * * *




En el fondo lo que yo quiero decir es que Borges tiene razón, la definición de las esferas está mediada por la distancia entre los puntos al centro, y que la vida es una sola, la distimia y la alegría son más que las caras de una misma moneda: yo estoy para decir de una moneda fabulosa con una sola cara, imposible, pero la única verdadera. La binariedad del bien - mal debe ser abolida, es falsa, los objetos deben contener todo lo posible de ser en ellos contenido, y así debe ser tomado el universo para ser hecho participio. 

Si lo paso pésimo en el turno y después salgo cantando "Getting Better" con el solcito pegándome rico en la cara no es que sea un ciclador rápido. Desgraciada dialéctica que aserra mi lenguaje y no me deja decirlo de otro modo que éste: Lo malo de las cosas es parte de su bondad.

4 de noviembre de 2012

Acuño Legislatura



          Pablo es un sujeto que habla en forma sentenciosa. Y sea porque muchas veces tiene razón, o tal vez sólo porque es bien parecido, sus dictámenes no escasamente se trocan en normas. Una de las más conocidas es su norma de seguridad vial: "Puedes beber y manejar, siempre y cuando la cantidad de piscolas ingeridas no supere el número de airbags de tu automóvil"; una de las más discutidas, el signo de la ola de Pablo, para estratificar el tono glúteo femenino.
            En fin, mis palabras no suelen adquirir una pátina broncínea tan frecuentemente como las suyas, pero creo haber formulado, hace poco, una ley fundamental del universo hasta ahora ignota. Con ocasión de despertar mi cuñado luciendo unos pantaloncillos demasiado cortos (a medio muslo, para ser más específico), cual Newtoniana manzana arrojada con furia contra mis globos oculares, me veo en la obligación de enunciar la Ley de Reculé para Pantalones Cortos:

Justo ahí donde este sujeto tiene su Obstrucción
"Tomando como punto de referencia el agujero de Hunter, toda prenda sobre su nivel debe considerarse con fuerte inclinación femenina; toda prenda bajo su nivel es aceptable para uso masculino"

3 de noviembre de 2012

"Estudiaba al pasar un sátiro de Praxiteles, y me detenía ante las efigies del muerto. Cada habitación tenía la suya, así como cada pórtico. Con la mano protegía la llama de mi lámpara, mientras rozaba con un dedo aquel pecho de piedra. Las confrontaciones complicaban la tarea de la memoria; desechaba, como quien aparta una cortina, la blancura del mármol de Paros o del Penélico, remontando lo mejor posible de los contornos inmovilizados a la forma viviente, de la piedra dura a la carne. Continuaba luego mi ronda; la estatua interrogada volvía a sumirse en la noche, mientras mi lámpara me mostraba una nueva imagen a pocos pasos; aquellas grandes figuras blancas no diferían en nada de los fantasmas. Pensaba amargamente en los pases con los cuales los sacerdotes egipcios habían atraído el alma del muerto al interior de los simulacros de madera que emplean para su culto. Yo había hecho como ellos, hechizando piedras que a su vez me habían hechizado. Nunca más escaparía a ese silencio, a esa frialdad más próxima a mí desde entonces que el calor y la voz de los vivos; contemplaba rencorosamente aquel rostro peligroso, de huyente sonrisa. Y sin embargo, horas después, mientras yacía tendido en mi lecho, decidía ordenar una nueva estatua a Pappas de Afrodisia; le exigiría un modelo más exacto de las mejillas. Allí donde se ahondan apenas bajo la sien, una inclinación más suave del cuello hacia el hombro; a las coronas de pámpanos o a los nudos de piedras preciosas, sucedería el esplendor de los rizos desnudos. Jamás dejaba de hacer ahuecar aquellos bajorrelieves o aquellos bustos para rebajar su peso y facilitar su transporte. Los que guardaban mayor semejanza me han acompañado por doquier; ya ni siquiera me importa que sean hermosas o no."

1 de noviembre de 2012

Poema Celebración

Ya logré imaginar una casa de la revista VIVIENDA Y DECORACIÓN
sin ti. Supongo que esto es el fin de nuestro amor. Para celebrar esta ocasión
sería menester contratar un corro de bailarinas, luces de neón,
camiones de alcohol y viandas. Organizar una lectura
por muy poética que se proponga, suena escaso y más bien falto de aventura,
del clima saturnálico que – me impresiona – debiere imponer la situación.
Mas no está en mis posibilidades coludir el artificio que propongo
y no sé qué será mejor: si con lujo de detalles explayo y expongo
los colores, las centellas, toda la explosión que hubiera sido ésa, mi fiesta,
o busco alguna sátira para suplir irónica el alma de esa historia.
Si al fin y al cabo hubiese sido si no una ufana bacanal masturbatoria
del ego libre, pues bien podría largar una relación de mi verga enhiesta,
si al final es lo mismo, todo es lo mismo, todo está igual de vacío y solo
que esa casa que imaginé sin ti. Por delante, toda una vida de dolo
en contra de mí mismo, de estafarme el corazón a punta de algunas cosas
recogidas por ahí, una que otra mujer u hombre hermosos y disponibles
hasta que de tumbo en tumbo (de fiesta en fiesta quizá), una vejez de horribles
achaques y años. Una muerte menos bella que pincharme con una rosa
y abrazar después la soledad de la que nadie escapa. Poema Celebración.
Hoy con rabia, con pena, con la sangre en la mano, te saqué de mi corazón.
           Escribí ese poema en febrero del 2011. Y fuera de lo interesante que es la jaula métrica en que encierra sus versos aparentemente libres, lo otro que me llama la atención (desagradablemente) es su vigencia. Estoy escribiendo este post desde el nowhere, notime; claro, arriba va a decir 2 de noviembre, 2012, porque lo estoy programando para ese momento, pero lo hago con antelación (¿o postelación?) suficiente para olvidar yo mismo todo esto.

           So it's been two years. ¿Cómo lo ilustro? Es cual si me hubiesen puesto un balazo en el centro del pecho, y en cámara lenta, la onda expansiva me hubiese golpeado todo el cuerpo, modificándolo, alterándolo, mejorándolo. Casi haciéndolo de nuevo. Todo ha cambiado. El balazo me encegueció, luego me dio ojos nuevos, pero sobre todo, cambió el paisaje, la forma de usar los ojos. Y, salvo la bala, todo es diferente. Ahí está, rutilante, tibia aún, casi humeante. Miro y miro atrás, y sería brutalmente injusto decir que me quedé pegado. Soy sustancialmente otro ser. Pupé, tengo élitros de otros colores y antenas que captan ondas distintas. Soy órdenes de magnitud más equilibrado. Pero ahí está la bala, ahí estoy yo. I'm not over it.
i
He estado escribiéndote poemas en secreto desde hace años
oculto de todos
hasta de mí mismo
y no parece que esto vaya a cambiar
yo seguiré usándote como el metro de París
para medir cuanta jovencita se cruce en mi camino
y la medida final seguirá
arrojando siempre el mismo resultado
                                                                   - insuficiente -

Quizá Baudelaire siempre tuvo una desolación con el mismo nombre en la mente
Quizá Auden vivió en secreto siempre enamorado del mismo adolescente de su juventud
Quién sabe
Quizá tú seas mi columna vertebral
el hilo que articule mis palabras
la sustancia tras mi voz
quizá seas, fueras, necesaria
y yo ya no te veo y es este silencio
mi canto
para siempre.

ii
He estado escribiéndote en secreto
oculto hasta de mí mismo
haciéndote mi piedra fundacional
aprendiendo a estar solo
porque ya te he olvidado,
es cierto,
mas no es tal que haya desenamorado por olvido;

Porque el tiempo pasa,
y yo soy;
lo por ti obrado,
lo que elegí ser para siempre,
imperecedero,
permanece.
[...]

          Ha pasado todo este tiempo, y yo he aprendido suficiente como para sentir que sí, que aún estoy aquí. Intentar hacer un catálogo de lo que perdí y lo que he encontrado, intentar subirlo a la balanza, sería tan extenuante como estéril. Baste decir que ha sucedido. Alrededor de la bala he construido todo un nuevo yo, más acorde con aquello que yo mismo era, aquello con que yo soñaba en secreto que era. Pero no he podido removerla (y lo he intentado), es un espacio que ha quedado detenido. Miro y miro el perdigón oculto en mi pecho y pienso que encontrar algo así nuevamente escapa a los alcances mortales. Quizá sea el desafío de mi vida. 

           En algún poema mencioné una vez (sorprende como lentamente he ido validando la poesía como un medio de decir la verdad) que la esperanza debía tener una palabra hermana, una palabra secreta: "y deponer la esperanza/ convertida en su verbo alterno y secreto/ que no es espera,/ que es acción". La esperanza y desesperanza tienen ese privilegio extraño de ser los sentimientos más tiernamente ligados a la aceptación, y la aceptación, a la felicidad.
           
              En cierto modo, he logrado escarbar ese verbo alterno a la desesperanza y hallar una felicidad genuina, fértil, vigorosa y que convive con naturalidad con esa sensación de pérdida, que no es tanto pérdida de lo que había si no de lo que iba a haber, y que lisa y llanamente no es reemplazable (esto lo he ido descubriendo de a poco). Porque huelga decir que sólo se puede amar a un amor a un tiempo, y en el trono de mi cardias el macizo de mármol está ocupado.

                Pese a cualquier cosa, James Joyce:



La canción no tiene nada que ver.
Salvo quizá que tiene dos de las oraciones más poderosas y hermosas que he escuchado en una canción: 
 "10 thousand days in the fire is long enough" 
 "Fetch me The Spirit, the Son and the Father 
Tell them their Pillar of Faith Has Ascended" 
 (Y además son endecasílabos, holy cow!)

25 de octubre de 2012

Bitácora del día total

Decidí en la calle que iba a hacer un post sobre los ciclos, una bitácora sobre culminaciones, porque hoy fui a la reunión informativa sobre el último año de internado y el sistema de distribución de los electivos, y Renato me dijo - y lleva razón - que estamos viejos, y lo sentí en ese momento logrando acordarme de cómo imaginé yo en primero que me sentiría al llegar a séptimo, y no es tan distinto el final pero fue tan distinto el camino. Renato lleva la razón.

Pablo preguntaba en la mañana si la idea que me ronda de abonarme a una butaca del teatro municipal de Santiago (la temporada 2013 está buenísima), una tarea evidentemente de burgués gordo entrado en la cincuentena, junto con la idea que me ronda de perpetrarme otro tatuaje en el cuerpo (sólo me falta el dinerrrro), una tarea eminentemente de adolescente rebelde, no componen una suerte de pérdida de identidad asociada a la etapa.
Yo con luz en los ojos (el sol está precioso en Puente Alto) pude decir con voz clara que por el contrario, que es justamente que hoy soy más idéntico a mí que nunca antes, y es tan cierto, el espacio de mi yo es como una esfera de radio infinito y curvatura recta, total. Leo a Borges y yo soy Borges.

Durante la tarde fui a la sala del Chileno-Norteamericano de Cultura (nombres rimbombantes) a ver a Santiago Hot Club (Guitarra jazz - guitarra sucia - percusión - contrabajo eléctrico - clarinete - saxofón, hermoso); la sala es preciosa, con madera en la muralla oriente, una alfombra tan invitadora que no pude sino descalzarme en la oscuridad y disfrutar del cheese and wine y el buen hot jazz bailando en mi asiento entre la multitud quieta, mientras con cariño dejaba ir un montón de asociaciones, cargas, recuerdos, nostalgias encerradas en esa sala, aceptando que todo es un círculo que retorna.

Tal vez ayudó ver a La Becada y saber que todo tiene su curso. Tal vez un poema que estoy escribiendo. Jorge Luis siempre ayuda.

Mientras caminaba en la calle de vuelta del día se cruzó en mi camino un tipo que llevaba un ramo de flores con rosas y liliums amarillos, simple, no demasiado elegante, pero bonito, y mientras le imponía un símbolo del Reiki-Ho y murmuraba para él "ten la mejor de las suertes", se acercó a una mujer y le dijo "acabo de romper con mi polola, toma, mejor que no se pierda" y le regaló el ramo, y se fue.

No sé qué significa ese portento, pero hoy fue un día de ciclos y estoy feliz conmigo mismo y al respecto. 

19 de octubre de 2012

La propiedad.

"My friend Willie-Jay used to talk about it. He used to say that all crimes were only varieties of theft. Murder included. When you kill a man you steal his life. I guess that makes me a pretty big thief. See, Don – I did kill them."

"Mi amigo Willie Jay solía hablar de eso. Decía que todos los crímenes eran sólo variantes del robo. Asesinato incluido. Cuando matas a un hombre, le robas la vida. Supongo que eso me hace uno de los grandes ladrones. Fíjate, Don: Yo los maté."

- Truman Capote, "In Cold Blood" ("A sangre fría")


           No es tan descabellado. La lectura reciente de Truman Capote, periodismo de verdad, me ha dado muchísimo que pensar. Sobre el periodismo de verdad (y qué es lo que considero periodismo de verdad, y por qué) ya hablaré luego; por ahora vamos con este articulillo, segundo de una serie de dos, sobre la propiedad.

POSESIÓN
Truman Capote
           Si todo crimen es la ofensa contra el hombre, y todo crimen es una variante del robo, la ofensa contra el hombre es la ofensa contra su propiedad. ¿Es acaso la propiedad una característica inherente al ser humano? En estos momentos en que vivimos en una sociedad basada en la propiedad y el consumo, y en la que durante el último siglo han aparecido detractores poderosos (en cinco años más estaremos conmemorando el centenario de la Revolución Rusa, muchachos!) de la propiedad privada, es una pregunta que no puede dejar de inquietar. "Poseer" es un término que se ha agrietado, se ve feo como fin en sí mismo, y dependiendo de nuestra caja de caudales, arrugamos un poco más o menos la nariz cuando lo pensamos.

           No obstante, es posible que poseer sea uno de los ejercicios más potentes (y básicos) de la noción del yo. Poseer es un acto expansivo en que reconozco mi autarquía, percibo mis límites, y deliberadamente, incluyo elementos que antes no estaban circunscritos a ellos, para formar nueva parte de mi totalidad. Es la ampliación de la frontera de la propiedad básica: el cuerpo.

Rusos

           El cuerpo actúa como la propiedad elemental, por defecto. Todo el desarrollo neurológico y de la personalidad depende en casi completa medida de una noción de yo que está centrada en el cuerpo que yo soy. La construcción del yo abstracto no se da sin esta base; la solidez del mismo depende de la estabilidad de la primera. Sin embargo, el cuerpo como primera propiedad, al constituirse en escuela de "lo que yo soy", es simultáneamente la escuela de "lo que yo poseo". 
           
CUERPO Y POSESIÓN   
             Esto pues para poseer es innegable que debo tener la noción de la propia existencia, y a su vez, la posesión es un confirmador claro de mi interacción con el universo (en extensión, de mi veracidad como ser). Pero además, como hemos reconocido a la propiedad como el acto de expansión del yo básico (el yo - cuerpo), el acto de poseer es un medio para ampliar el repertorio de lo experimentado como propio; Si la propiedad amplía mis límites, el límite más amplio diversifica mis experiencias vitales. La propiedad actuaría así como herramienta de ejercicio del yo, es decir, herramienta de ejercicio de la vida.

           Propiamente, la esclavitud es la agresión última al sistema de propiedades: el robo del cuerpo y con ello, del sistema completo de apropiación de la persona robada; la matanza, por otro lado, aparece como anular la capacidad de poseer. Quedan así definidos en función de la propiedad los dos valores fundacionales del hombre.

Este... otro tipo de Rusos
POSESIÓN Y PERSONA
           Con esto podemos abordar la personalidad como una construcción adquisitiva. Desde la base del cuerpo, adquirimos lo que somos. Esta visión es concordante con la personalidad vista como un ente dinámico, cuya naturaleza estriba en el crecimiento. Es más fácil verlo aún desde la patología: una personalidad con trastorno es aquella a la cual se le ha lesionado desde temprano el sistema de adquisición de elementos, sea al mecanismo, o ofertándole un pobrísimo repertorio de lo adquirible. A un nivel menor, explica que la gran masa, pobre en estructuras elaboradas de adquisición, sea tan voluble a esquemas de posesión propuestas desde el mercado, lo que a la larga daña la personalidad.

          Hasta ahora las definiciones calzan, pero es obvio el conflicto que el "yo poseo" desarrolla cuando el objeto que se desea poseer (es decir, incorporar a mi ser) está dentro de las expectativas de otro individuo. A este respecto, es muy decidor en la historia de la humanidad que todas las grandes civilizaciones (y en general, la cultura continuada desde el post-neolítico babilonio en adelante, de la que somos herederos) han definido (y defendido) la propiedad privada en forma acérrima. Algunos de los textos más antiguos recordados circunscriben legislación sobre la propiedad. Contrario a lo que pudiese pensarse, las culturas sin gran apego por la propiedad material individual lo hacen precisamente con un énfasis en el abandono de la propiedad sistemática (piénsese en el Budismo), o mediante el ensalzamiento de la propiedad de lo público (Grandes Obras Chinas), o la propiedad consumada del yo (nuevamente, los chinos y su parsimonia).
Chinos. Y sus obras Chinas.

          Más aún, la encrucijada entre persona y propiedad nos permite redefinir (y destacar así la relevancia) de la propiedad pública, que no viene si no a ser la extensión de la personalidad pública, la cultura; es el sitio donde se confunde el yo y el nosotros, y por lo mismo, un sistema de sostén y alimentación de la personalidad, en cuanto la tradición no es sino un sistema de reacciones comunitario, y así, segurizante, predecible. Así mismo, se pone de relieve la responsabilidad de lo público en la formación del individuo, en cuanto la propiedad pública es una propiedad básica para sustentar la futura individuación. En simple, es responsabilidad de la comunidad la posesión de parques adecuados si quiere producir ciudadanos de bien.

A esto me refiero

"De esa imaginación pasé a otras, aún más extravagantes. Pensé que Argos y yo participábamos de universos distintos; pensé que nuestras percepciones eran iguales, pero que Argos las combinaba de otra manera y construía con ellas otros objetos; pensé que acaso no había objetos para él, sino un vertiginoso y continuo juego de impresiones brevísimas. Pensé en un mundo sin memoria, sin tiempo, consideré la posibilidad de un lenguaje que ignorara los sustantivos, un lenguaje de verbos impersonales o de indeclinables epítetos. Así fueron muriendo los días y con los días los años, pero algo parecido a la felicidad ocurrió una mañana. Llovió, con lentitud poderosa."

- "El Inmortal", Jorge Luis Borges

Borges es muy feo, así que aquí les dejo a Elizabeth Olsen
          Desde aquí, podría ensayarse un discurso capaz de medrar en muchas direcciones. ¿La semilla del robo está en el deseo de querer ser el otro? ¿compartir mezcla las personalidades?. Podríamos proponer un sistema de clasificaciones de robo basados en qué tan cercano está a "lo que necesito adquirir" contrastado con "lo que aparto del otro y le evito adquirir". Hablar de los límites de lo personal, o de la propiedad selectiva como medio de individuación ¿válido?

          Sin embargo, lo que capta mi atención es la gran pregunta, lo que hace que el arte sea arte, que Shakespeare sea bueno y la vida valga la pena ser vivida: ¿Qué es el hombre? oh ¿Qué es el hombre?. El hombre es propiedad, es adquisición, el modo de adquirir, el planteamiento, su universo. Tomar es hacerse partícipe, es cocrear, es comulgar del flujo natural de lo existente; verdaderamente, poseer es existir. El grado, y mucho más importante, el énfasis sobre el grado, la decisión de voluntad que significa el grado, lo pone el existente.

          Es esto lo que yo venía a decir: poseer no sólo no es malo, es la forma de existir. Pero por ello es gran responsabilidad, pues en desmedido, es también la forma de vejar el existir del semejante.

          A modo de corolario, invito a reflexionar sobre dos posesiones relevantísimas. La primera, es la posesión inrobable - mas también, incompartible -, la adquisición intangible: la expansión del yo mediante el crecimiento. Esta sería una forma superior de posesión. Notablemente, el arte figura como producto tanto como origen de este tipo de posesiones. La posesión intangible no es sino una forma de producción, a saber, la posesión que ennoblece al hombre: lo que ha sido creado por él. Me atrevo a postular que una de las poderosas razones por las que nos sumimos (¿o vamos recién aflorando de vuelta?) en una sociedad degenerada es precisamente el gran volumen de humanos que no se han podido dedicar a tareas que produzcan novedad, que produzcan algo adquirible. ¿Quién más infeliz que el burócrata, que sólo media y nada crea?. La entropía de un ser que no produce pero desesperadamente adquiere es ejercida sobre el sistema, que a fin de cuentas, es la sumatoria de nuestras personalidades. Boom. Este artículo está muy largo.