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Este blog NO es el blog del Médico Juan - Ignacio Reculé Rivera. Si usted busca a ese facultativo, puede encontrarlo AQUÍ.
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26 de marzo de 2013

Cuéntele al tío J-I

Los habitués de este antro literario (no por el alcohol, sino por la mala pinta) que es mi blog sabrán que las ideas se me materializan en formato ladrillo, temporalidad súbita y en imperativo categórico. Figuraba yo tocando mi guitarra eléctrica, cuando ¡paf! Autofanía:

Estoy en la Dad - Zone.

Porque sí, existe un territorio que es peor que la friendzone. Ya estoy un poco paranoide con esto de que se me fue el toque, mano, con las mujeres, ¿en qué estoy oxidado? ¿Qué tienen en común todos mis últimos fallidos (abarcando toda la gama desde el pucha, no hasta el eres un monstruo, me cagaste la vida) conatos de relación?
This is so totally a thing.

Soy una figura paterna, y eso se deja manifestar de la peor forma posible. Porque si hay una cosa que está prohibida, si hay una ley fundamental del universo parejero (ya no me acuerdo quién me lo enseñó, parece brotar desde el inicio de los tiempos), es que nunca hablas de tu ex. Por lo menos no al principio. Y jamás, ¡jamás! si el otro no pregunta.

Tate, todo el mundo me habla de sus exes, cualquiera sea la forma que estos adopten (nuevamente, toda la gama variada, pasando por el ex que me tiré la semana pasada, el ex de hace 5 mil años, la relación tormentosa con mi padre, e incluso la mina que es mi ex [era una mina, no estoy tan experimental / desesperanzado]), cualquiera sea el momento (desde la primera cita hasta el primer polvo), todo el mundo se quiere hacer la psicoterapia conmigo.

Hipótesis: Crecí bajo la premisa de escucha escucha, así tendrás ganada la mitad de la lucha. Y funcionaba. Escuchar amorosa, interesada, intensamente todo lo que una mina tuviera que decir. Técnica infalible si no tienes músculos ni plumas de colores, pero infalible entre los 14 y los 20. A esa edad, las minas no han tenido mayores rollos (si los han tenido, run, mofo, run!), así que lo que tienen para contarse es ellas mismas: doble beneficio, porque ellas hablan y son felices hablándose, y tú eres feliz escuchándolas.

De ahí en adelante, en cambio, la cosa se tiñe color de hormiga, y de hormiga negra, azabache. Porque las minas ya empiezan a tener más configurados sus rollos, sus problemas, y ya no se cuentan a sí mismas; desenrollan el lulo de caca. Porque todas, todas, todas las minas tienen a ese weón. Ese weón que las cagó, ese weón que les echó a perder el autoestima, ese weón ausente, ese weón sobrecomprometido, ese weón que todavía anda dando vueltas, ese weón que nunca más apareció.

Hormiga negra. ¿Sabía usted que el ácido fórmico - nombre alternativo del ácido metanoico (que debe ser el más la raja de los ácidos, porque suena a meta-noia) - se llama así porque la primera vez que se aisló, fue de un montón de formica rufa machacadas? ¿Sabía usted que yo considero los pies de foto como un género literario per sé? 
Ahí es donde aparece uno, bañadito, a veces con perfume, y, si el clima y las ganas lo permiten, hasta con la pelambrera bajo control. Con ganas de conocerla, vestirse de azul y ser un príncipe. Y claro, ocupas de primera la infalible, la que te resultó tan bien cuando aprendiste el juego. Pero no pos. Porque ahora cuando te pones a escuchar, lo que las minas ven es a su papá, al weón que les va a arreglar el juguete que se les acaba de romper. No ven al tipo que puede estar al lado de ellas. Ven al tipo que desde el estrado imparte consejos sabios, buenos pa vivir la vida bien vivida.

Ibas bien, ibas bien, la miras a los ojos y te devuelve la mirada sonriendo, se ríe de tus chistes, tú de los de ella, entran más en materia, uno que otro silencio cómplice y sonriente - todos los indicadores positivos están encendidos - y de pronto blam!, todo es otro tema, en qué momento, por qué, pero ya es tarde. Te están pidiendo consejos y los ojos ya no sonríen con romance, sonríen con jerarquía, sonríen con paidós. Estás en la Dad - Zone. Acepta tu destino, y deja que la nena se desahogue, que le cuente al tío J - I, que todo lo entiende y comprende.

17 de septiembre de 2012

Sobre el Cuchillo, Las Armas, La Naturaleza de las cosas y la Naturaleza del Progreso

Cirugía. Hay algunas reflexiones que son inevitables cuando Pancho Valdés está ahí, cuchillita en mano, metiéndose con una elegancia que no le puedo escatimar adentro de una arteria. La historia de la humanidad es la historia de la Guerra, oí o leí alguna vez, en algún lugar. Está claro que la herramienta sólo existe como tal en la mano que la empuña: ¿Qué es un martillo? El bisturí es una espada pequeñita, el veneno, el átomo, no son nada hasta que alguien las toma y blande.

Poética y cliché nº 1: El uso que damos a las cosas determina nuestra civilidad. La humanidad es la que decide si un objeto es para dañar o para salvar, si la lluvia de los mesones es para iluminar una ciudad o para arrasarla. Es triste que la inteligencia del hombre se emplee en buscarle a las herramientas un uno bélico, pudiendo dedicarse a curar, a sanar, a dar vida.

Nº 2: Entonces los objetos no tienen una naturaleza. "Esto es una cuchara" se convierte en una observación espúrea; lo más lejos que pudiera llegar es "esto es un trozo de metal", puesto que su naturaleza de cuchara es transiente, es cuchara mientras en ello la empleo, segundos más tarde es un encrespador de pestañas, o un arma blanca para sacar ojos, quién sabe. Podríamos con justicia sólo nombrar las cosas en función de propiedades naturales. O mejor aún, "Esto está siendo una cuchara". Todo esto se hace aún más relativo en la lente del intervalo que queramos emplear al nombrar. Eso es ahora un papel, ¿pero luego? 

Permítame creer que profundizo.

No es descabellado aventurar hoy que el grueso de la investigación energética y de materiales tiene un trasfondo bélico, por lo menos desde el punto de vista en que el financiamiento fluye desde actores interesados en este tipo de aplicaciones. Lo que puede ser un poco más aventurado es decir que esto siempre ha sido así.

El desarrollo de cada adelanto es necesariamente un evento de agresión, y en esto radica la naturaleza misma del progreso. Esto pues una sociedad en equilibrio es estática; no requiere progresar. El acero se desarrolla para optimizar el combate. Cualquier civilización de paz no requiere ciencia ni adelantos. Es por eso que la utopía de la industria hermanada y sustentable es una sin razón. El buen salvaje no estaba tan errado después de todo; aquel que quiera aferrarse a la civilización de mejoras tiene que asumir la guerra, pero no ya como un subproducto de un mundo revuelto; por el contrario, es el crecimiento de la guerra como fuerza motriz la que genera tecnología aprovechable en tiempos de paz.

Tenía maneras más lindas de expresarlo pero las olvidé.


Cese de la Inteligencia

Qué me dices del invento del fuego
del acceso a la transcavidad de los epiplones
el solenoide y su poder magnético
la ecuación de disociación enzimática.

La rotación de los cultivos,
las pantallas basadas en capacitancia.
El punto gancho corrido.
La física de Einstein – Bose,
el psicoanálisis del mito,
y los textos de Campbell sobre eso.

Los bikinis de Maitencillo.

Nuestra labor,
nuestro trabajo,
es tiempo de detenerlo,
es tiempo de estar completo.

Ya el saldo está hecho.

Matamos a los dioses;
hemos pagado muy bien,
así pues vete ya,
Vete ya,
Prometeo.

28 de enero de 2012

Necesidades Creadas

Hoy un tipo hacía cagar a su perro al borde de mi portón mientras yo llegaba.
- Caballero, la próxima vez que saque a pasear al perro, lleve una bolsita y le recoge la caca
- Pero si yo saco a pasear al perro es normal que lo hagan pué
- Pero la ley dice que debe recoger la caca
- Pero eso como que no va con el cerro, ve? Eso es para el plan, para que se vea bonito
- No, la ley es para todas las calles
- No, eso con el cerro no va, da lo mismo si hay caca.


Déjense de weás, no pienso perder ni un puto segundo de mi vida por este tipo de gente.

La gente es tonta, así en Helvetica, y no merece más que indiferencia, a menos que activamente demuestren valor. Dixit and will keep dixin' it

Para darle valor a este post enrabiado, tengan, Mogwai, Travel Is Dangerous.

Paro ahora en serio, un poco de reflexión. La respuesta que recibo en mis círculos cuando emito este tipo de exabruptos cobra formas, intensidades y condenas disímiles pero en general se reducen a un mismo argumento fundacional: A la gente hay que educarla.
Es difícil rebatir eso, suena perfecto. Pero realmente ¿hay que educar a alguien para querer vivir en un lugar limpio, para deambular por sitios hermosos? ¿Qué tanto de eso es realmente educar y qué tanto es instalar una necesidad creada?
No es secreto que se puede sufrir sobre un Mercedes escuchando a Wagner, rumbo a la Sala de Arte, vestido bellamente y mientras se piensa en el ensayo sobre la obra de Vallejo que se leyó ayer, mientras se toma nota mental que hay que ir a depositar las pilas para reciclarlas y hacer la donación al Jardín Botánico. La cultura no hace mejor a la gente.
Quizá hay que dejar a cada uno lo que necesita. No creo que los sopaipillas sean más feliz escuchando a Mozart si se los enseño, que escuchando su bachata reggaetonera. En serio. No. No es necesario hacer esa inversión. Cada uno tiene lo que quiere y necesita.
Insisto que el problema está aquí. El descontento social es de dos tipos: el real, el que tenían los trabajadores de 1900 que eran asesinados en sus fábricas; y el creado, el de la gente que le han enseñado a querer cosas que no necesita. El pueblo no necesita que lo eduquen: aquellos que quieren ser educados, lo serán. Lo buscarán. Lo proporcionarán a sus hijos, en vez de regalarles celulares última generación y zapatillas Nike. Y esos hijos a sus hijos. Así se genera la cultura: entre quienes la quiren, entre quienes la viven, la aman, la necesitan.
No le enseñen al pueblo a querer lo que no quiere. No quieren violines. No se lo enseñen. No quieren calles limpias. No se lo pidan.
Es mi culpa, por "vivir en el cerro". Es cierto. El cerro Merced es un lugar para que hagan caca los perros, porque la gente que allí reside lo permite. Yo que me quejo soy el no perteneciente. Y claro, como me cargan los perros y sus cacas, voy a salir de aquí. Esta sociedad que nos construimos funciona así. La movilidad social sí existe, y anda bien.
Lo que pasa es que hay algunos que quieren el pan y el pedazo, y quieren Beethoven y Daddy Yankee, calles limpias y flojear.  

1 de septiembre de 2011

Tatuaje

                         Les presento mi futuro tatuaje. Es un kuang-lóng, un dragón de luz. Y estoy más contento que los perritos nuevos con el boceto que me presentó Marlon Parra, mi tatuador.
¿Cuál es la gracia de los dragones, JI?
                         Los dragones hacen su guest appearance en un montón de culturas; los tienen los anglosajones, los pueblos africanos, los pueblos de medio oriente, pero son los dragones chinos los que a mí me interesan. Contrario a lo que se suele creer, el dragón no es un símbolo de sabiduría; por el contrario, los dragones son intempestivos, poco sabios, pero buenos por naturaleza. Por lo mismo, exploran, aprenden, están sedientos de encontrar la verdad y lo hermoso. Todos los dragones chinos vuelan, tengan o no alas, porque su tendencia natural es ascender al cielo (y se les debe representar siempre con la posibilidad de ello, de otro modo es faltar el respeto al dragón); el dragón es yang, es principio activo, es luz, es externalización. Los dragones son criaturas quiméricas, siempre compuestas de los atributos de otras nueve criaturas. En el período Ming se aprobó un edicto que prohíbe a cualquiera salvo el emperador, vestir representaciones de dragones de cinco garras. Además, sólo el emperador puede vestir nueve dragones a un tiempo; y aún así, ni siquiera él puede mostrar los nueve dragones, pues al menos uno debe estar oculto. La persona de siguiente rango puede vestir uno menos y mostrar uno menos que el emperador (además los grandes señores pueden tener dragones de hasta cuatro garras, y los nobles intermedios, de tres garras), y así.

                        Yo me voy a poner mi lóng en mi pierna derecha, ascendiendo al cielo. Porque también soy un animal quimérico, lleno de disímiles y múltiples aficiones, talentos, y características. Porque quiero que a donde me lleven mis pasos me lleven de forma impetuosa, llena del vigor del dragón. Tendrá cuatro garras porque el emperador se debe a su pueblo, y yo no me quiero deber a nadie más que a mí mismo y a mi hija. Porque puede subir al cielo desde la tierra. Porque es mi animal protector según mi zodiaco (junto a la libélula y el escarabajo, que yo elegí), y representa la parte de mí que más se muestra al mundo. Lo voy a poner asociado a los caracteres

 聖
宙
光
symbol of dragon

                                          que son sagrado, universo, luz, y dragón, para recordarme a cada paso que debo seguir la luz, y que el universo es sagrado (versos 27 y 29 del Tao, los más importantes e iluminadores para mí), y que mi dragón es un dragón de luz.

Y porque se va a ver a toda raja.