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Este blog NO es el blog del Médico Juan - Ignacio Reculé Rivera. Si usted busca a ese facultativo, puede encontrarlo AQUÍ.
Mostrando entradas con la etiqueta Hay Sol. Mostrar todas las entradas
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4 de diciembre de 2011

Postal Instantánea

El cielo se puso morado, y el viento era de esos vientos que juegan con el pelo y muerden suave la piel, como el agua muy fría, o los perros chicos cuando juegan. Había silencio, y luz eléctrica activa, y era una nohora. El momento en que los minutos hacen una revuelta negándose a obedecer la eterna fila en la que van lanzándose ordenados contra el despeñadero del tiempo y se arrojan en desconcierto, y da lo mismo qué digan los relojes porque es cualquier hora en verdad, es todas las horas y ninguna. y es un tiempo para tener pena o estar tranquilo o caminar solo por calles vacías con un poco de frío, un poco extrañado
del que mundo esté aquí
así
y de colores.
La no hora. 

Y miré la no hora
y me detuve
y sonreí
pensando en el perfume del aire
y en cómo había conseguido esa redacción, "el perfume del aire", porque es una redacción robada,
y finalmente un verso mío con asidero en cosas vagas: 
"el trémulo y adornado lienzo de tu piel".

Bebo mi whisky y sonrío.


Postal Instantánea. Agregue agua, ese sentimiento que pensó que ya había olvidado, y bata fuerte.

1 de agosto de 2011

Santiago Sport's

          Niño de provincia, cinco bártulos (no te olvides hueón, cinco: bolso, mochila, morral, guitarra, notebook. uno dos tres cuatro, chucha, cuatro; cinco, verdá que la mochila la tengo atrás). Pajaritos y un Santiago que está menos helado que lo que los pussys santiaguinos decían en facebook. Deberían probar el viento de Valparaíso, esa huevá sí que está helá, es un viento maricón que se te mete por los hoyitos del chaleco y como que no tuvieras polera y se te mete en la piel y como que te hace un hoyo en los huesos y se queda ahí, y llegas a tu casa y estás como dos horas con frío porque lo llevas adentro, y por mucha estufa que pongas nada calienta los tres metros de aire que hay hasta el techo y te vas recalentando lento, de afuera hacia adentro. Muchas íes griegas (pésimo plural), primer pecado de la narrativa. Y partir una oración con una conjunción copulativa, segundo pecado de la narrativa. Estoy consciente de todo ello. Consciente por conciente, pecado menor pero igual notable. Who cares.


          Pero a lo que vengo: Pajaritos. Pajaritos y un pase que insiste en ser invisible frente al lector, un pase que no devuelve ese sonidito que por repetido damos por obvio y que ahora - justo ahora - se ríe por ausencia, recordándome su valor. Bip. Bip. Ya poh suena. Nada.


Sabe qué, paso el pase por el lector y no me lo lee, pero en el tótem sí marca y lo pude cargar.
A ver joven.
          El hombre sostiene el pase en sus manos, ese bello adminículo rojo que ocupo más que las llaves, más que los condones, casi lo mismo que el papel confort, que se me olvida menos que la billetera, menos que apagar las luces del auto, menos que comer con la boca cerrada; le da vuelta, lo gira entre sus dedos regordetes, lo mira por todos lados, hasta que lo encuentra. Mire joven, tiene una trizadura ahí su pase. No se lo van a reconocer, tiene que pedir reposición.


          No recuerdo sentir este nivel de desesperanza desde antes que la fluoxetina, de hecho, desde que me patearon que no me sentía tan solo. (Sí, esto es un recurso retórico, gente que me quiere y me lee no se alarme, sólo estoy siendo escandaloso y lírico). No tengo pase. No tengo pase. No soy nadie.


Lunes. Llevo dos mil pesos invertidos en transporte y son las 12 del día. Fuck this, esto se arregla hoy. Certificado de alumno regular: check, gracias UC por expenderlos vía mail. BancoEstado, depósito por tresmilseiscientospesoschilenosdechile, a nombre de JUNAEB, comprobante original en buen estado: El flash con un mapa, muy vistosito y dignamente rápido en cargar del sitio web oficial del banco de la nación indica una sucursal en Diagonal Paraguay, 328. Estupendo, eso es cerca de la U. Vamos allá.


Diagonal Paraguay 328. Esta weá es la Posta Central. Perplejidad. Disculpe, hay un BancoCentral adentro? No. Más perplejidad, que se debe haber notado en mi rostro, porque el guardia agrega: pero había. Guardias, lo saben todo hasta ahora. De vuelta a la U: El flash indica una segunda opción en Salvador doscientos y tanto. Vamos allá. A pie, porquenotengopase. Ya son las una, y claro, fila interminable. Escribamos poemas. Un poema, piola. Me estanco. A leer poemas viejos. Ensayo diferentes declamaciones para "Insight", escrito en julio 16, y ninguna me convence (sí, gente que me ha visto hacerlo: a veces ensayo mis declamaciones. Elijo acentos, cambio comas, altero vehemencias). Llego. Depósito: check.


JUNAEB. Fila que recorre una cuadra, da una vuelta por un patio interior, da otra vuelta  por el patio interior, y entra a la casa estilo providencia 1950's que aloja la sucursal del JUNAEB que cursará la reposición de mi pase y de unos otros cientos de personas que esperan y llegaron antes que yo. Y de todo el resto de Santiago, si llegan a perder el pase, porque es la única.


Leí todos los poemas desde mayo 22 ("Safo", dedicado a una simpática lesbianita que me hubiese agarrado con todo gusto si, bueno, no tuviera mis mismos gustos) hasta agosto 1 ("Me puse serio", dedicado a una simpática muchachita), que abarcan la muy digna cantidad de un cuaderno universitario cuadro grande cien hojas (con la salvedad de ocho que permanecen en blanco, razón por la que el mentado cuaderno conserva su lugar de privilegio en mi mochila). Y a esa altura, llevaba la mitad de la fila. Acabo las pocas hojas que me quedan de mi cuarta lectura de "Bodas de Sangre", de García Lorca ("español y maricón", en sucintas palabras de nuestra profe de teatro). Se acabó, no voy a leer la antología de poemas de García Lorca porque son un bodrio (lo intenté, lo juro), y no voy a leer los apuntes de Oftalmología porque tienen menos de cinco horas de escritos y los apuntes demasiado frescos no - se - leen. Por suerte que cambié la música del celular hace poco, ando shuperloco y estoy con ATB the DJ. La rucia de enfrente me hace ojitos, pero estoy justo en la parte de la fila en que hace un codo en el patio así que estamos como a 50 puestos de distancia, la fila avanza y la pierdo de vista. O sea, me pierde de vista, digno canchero y sobrado ante todo.
Aguante MSPaint
Llego. Bless mi ejecutividad, tengo en mis manos un flamante pase temporal en menos de 24 horas desde la terrible noticia.


          Todo es de colores de nuevo, tomo dos cafés (gracias vales de la escuela de medicina, el café gratis tiene AÚN mejor sabor), la vida es hermosa, tengo pase. Imprimo apuntes de Oftalmología (mi resolutividad del día de hoy noconocelímites), bella ciencia pero un compañero ya la caló para toda la vida así que ni pensarlo, es de él y de nadie más. Taller de Teatro, muy agradable, el café sigue kicking really hard así que soy el alma de mi propia fiesta.


Son las ocho&treinta app. Metro Universidad Católica. Flamante pase nuevo de repuesto. A cargarlo.


Joven, el pase no está activado. Tiene que activarlo en un puntobip. Pero a esta hora están cerrados.


30 de julio de 2011

Tábatha Guerra...

... vive conmigo.

Cáchense esa, guionistas de películas cebolla. Reality beats Fiction again.

29 de julio de 2011

Una para el bronce

Escribí esto en noviembre 24 del año pasado, lo reencontré hace poco, y puta que es bueno:

Así que ahí estaba yo, triste, gordito y solitario (esa tríada suele venir en pack), sentado mirando el PC, deprimiéndome de a poquito pero con ganas. “Sabes que sólo hay una salida” Dijo mi monólogo interno.
- ¿Ah? – dije expresivamente yo.
- Hay que arreglar un poco esa neurofarmacología, te digo.
- Mhhhh – consideré - ¿Qué propones?
- ¿Te queda morfina?
- Nope, se fue toda en las ratas
- Entonces vamos a tener que hacerlo the old-fashioned way...
- ¿Plantamos amapolas, las tostamos hasta conseguir opio, y después depuramos la morfina? – me miré incrédulo.
- No, tarado. Endorfinas. Vamos a tener que salir a andar en bicicleta.

La idea tenía algún sustento, así que decidí ponerla en práctica, para queja masiva y unánime de mis adipocitos. Hay que decir que el momento era el indicado, el clima de Santiago estos días se presta para salir a ver el brillante y lleno de colores Hi-Fi 18765x16759 pixeles mundo real.
No podría quejarme. El viento en la cara, la sensación de bienestar... it worked.
Pero como algo tiene que justificar el título de esto, iba yo de vuelta cuando a lo lejos divisé una pareja de adultos de esos que se llaman mayores o “en la medianía”, dependiendo de quién lo dice, paseando a sus perritos.
“Sé buena persona” me dije. “Pasa por el pasto”.

Por lo que valiente y generosamente me pasé de la acera al pasto, largo y mal cuidado. Así mientras pasaba a unos prudenciales dos metros de los susodichos veteranos, quiso la fortuna que el largo y verde follaje escondiese uno de esos monolitos que nuestra cultura consagra a evitar los estacionadores anestéticos que, de no mediar los mencionados obeliscos, impúdicamente dejarían sus vehículos obstruyendo la necesaria comunicación entre la hierba y el padre sol, destruyendo el ornato de nuestras calles.

Volé como un poco gracioso ganso tratando de aterrizar de emergencia, para caer con estrépito y alborotando los perros frente a la pareja. Y no pude evitar mandarme una de esas para el bronce:

“Perdón por la Sorpresa...”

28 de julio de 2011

Chain of Thought

Hoy hizo sol sobre Valparaíso.

En mi familia, cuando alguien te tapa el sol, le decimos "Córrete Alejandro". Es por el cariño que le tenemos a Diógenes, filósofo griego y padre del cinismo, que por su doctrina, vivía en un basurero, sin preocuparse por nada. Cuenta la leyenda que Alejandro Magno, emperador del mundo (salvo por los chinitos, los chinitos seguían autónomos), lo visitó en su hogar, ofreciéndole riqueza y poder. "Diógenes, ilustre griego, frente a ti tienes al hombre más poderoso del mundo. Pídeme cualquier cosa: riqueza, poder, yo te lo puedo dar". Diógenes lo miró, dubitativo, desde su cama en la basura. "¿Cualquier cosa?". "Cualquier cosa" respondió orgulloso Alejandro. "Entonces, Alejandro... córrete un poco, que me tapas el sol".

El peculiar comportamiento de Diógenes también llevó a asociarlo con lo que hoy conocemos como Síndrome de Diógenes, una afección psiquiátrica de la esfera de la ansiedad en que el paciente es incapaz de deshacerse de objetos, porque "algún día podrían ser útiles", y paulatinamente se va rodeando de basura. Suelen descuidar su aseo personal. Algunas variantes confieren a la basura un poder místico y protector.

Hablando de acaparar cachivaches, hoy ordené mi pieza hasta la perfección. Me deshice de una pila de cosas asombrosas. Encontré un montón de fotos que no me interesaba guardar.

Foto:
God bless thighs

8 de abril de 2011

Un tema, dos poemas, y sobre el sol

I function better with the sun in my eyes.

Después de 22 años convencido de que soy un winter - guy, quizá resulta que en verdad soy más tiradito pal verano.
Su supone que uno dejaba de conocerse a los 20... ¿o no?



No.

El lenguaje está tan
revenido de expresiones amorosas
que ya no sé cómo dirigirme con naturalidad.

Eres como un soplo suave que corre sobre los brezos;
pero más eres
esa sensación de abrir la ventana del auto
y sentir el viento golpeando en la mano
y ese placer extraño
de cuando el sol
te obliga a apretar las pupilas.

O la brisa fría del metro al salir;
pisando eufórico las escaleras.




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Es como ir
con los ojos apretados bajo el sol
sintiendo la luz que te entra de lado en la cámara oscura
mientras imaginas de qué color los tendrás ahora,
mientras los postes pasan haciendo sombra en tu cara.
Una vez, otra vez.

Los postes pasan,
qué idea.

6 de abril de 2011

Reflexiones de Micro



Ese momento en que te das cuenta que
indefectiblemente
(sí, esto es una excusa para usar esa palabra, así que aquí vamos de nuevo,)
indefectiblemente
te vas a morir
así que nada de lo que hagas
nada de lo que sufras por
de lo que te esfuerces por
de lo que te deslomes y desveles y desarmes y descoordines y descoques por
nada de eso es importante al final
y si es así
no te preocupes del final.
Hay sol. Good enough.

Luego es el obligatorio
mandatorio
(si eres yo, claro,)
de acordarte de ese proyecto que has abrigado toda la vida
de vivir por siempre.
Entonces
solución: No hay final
así
no te preocupes del final.
Hay sol. Good enough.

Y entonces
(y entonces nunca comiences un párrafo con una conjunción copulativa, me sé todas esas reglas y me las froto vigorosa y estimulantemente por el fin del conducto digestivo)
llegas a la casa y te lees de vuelta hacia atrás y claro
estás diciendo lo mismo que han dicho pero todos
desde siempre
y piensas
en lo interesante que sería reciclar las reflexiones;
que hubiese un tacho grande donde ponerlas y las llevaran a batirlas y derretirlas y moldearlas de nuevo
para recuperar el material digo,
pero es medio obvio
que es un material altamente renovable
y el monopolio del reciclaje
ya lo tienen las religiones.

Hay sol. Good, good enough.