Advertencia

Este blog NO es el blog del Médico Juan - Ignacio Reculé Rivera. Si usted busca a ese facultativo, puede encontrarlo AQUÍ.

23 de septiembre de 2011

Educación (Prolegómeno)

En este país ahora toda la gente está lloriqueando a Camiroaga, que se cayó al mar (nadie lloriquea a los Afganos, a los Kosovitas, a los que ud. quiera), y han invertido camionadas de plata en mantener el circo andando (porque el gobierno es incompetente pero no tonto); hasta tienen un ministro designado (ya se lo quisieran otros problemas, un Allamand para ellos solitos, problemas de verdad).
En esos marcos, en que la gente muestra lo -de verdad- inculta y básica que es (gente defendiendo que la Armada gaste y gaste y gaste para mantener el circo, gente consumiendo el circo, gente llorando a mares, gente viajando cual peregrinaje de Compostela a Chicureo a la casa del animador), salta como resorte - para los más despiertos - el tema de educación que hay debajo.
El acceso obvio es del tipo
Viste, está claro que este país necesita mejor educación, ¡Toda la gente preocupada de tonteras! Es porque son incultos; no es su culpa, hay que mostrarles una cosa mejor. Educarlos. Abrir ojos.

Pero me cabe - lamentablemente - la duda. Sospecho que si tuviésemos un país de profesionales, el asunto no sería radicalmente distinto. Es una cuestión de opciones personales. Tengo compañeros de U - la crème de la crème, se supone - que igual llenan sus iPods con reggaetón; mis hermanas, sin ir más lejos, que crecieron en la misma casa llena de libros y sin tele que yo, tararean la música de moda y leen bestsellers.

Y nada de eso está mal.

Una manera de invertir la pregunta sería
¿Para qué vamos a dar educación a esta gente? ¡Míralos! Ellos quieren otras cosas.
Y bien mirado, es una pregunta interesante. Quizá se es feliz peregrinando donde Camiroaga. Who knows?

5 de septiembre de 2011

La Sospecha: 9 de 9

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BIBLIOGRAFÍA

Dado que una bibliografía erudita atentaría contra el corpus mismo de este texto, remito al lector una bibliografía vera:
-Reculé&flores varias, circa 1991-93: Conversaciones con flores en el jardín de mis abuelos. Con sol, y unos overoles de colores que usaba en ese tiempo, y me hacían ver muy mono.

-Reculé&Reculé&Reculé&Reculé&Rivera, desde que tengo memoria: Discusiones familiares, todo con un ámbito juerguístico que no oculta que nos creemos el cuento

- Una entrevista a un travesti, que leí hace poco, donde ocupaban mucho y bien la palabra “desde”, de donde salió toda esta reflexión al respecto.

- Las musas.

- En general, mi biblioteca.

- Un poco, mis paseos por Santiago.

- El MNBA


1 de septiembre de 2011

La Sospecha: 8 de 9

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ACÁPITE: LA VERDAD
                Dicho lo más importante, y dejado al lector un justo espacio de juicio y propuesta de cómo interpelar la herramienta-yo en función del arte, resta un punto de importancia digamos mediana que no se ha abordado y que significaría una escisión en el texto principal. La verdad.
                En efecto, toda la disquisición anterior se basa en la búsqueda esforzada de la verdad por parte de la humanidad; para ella, dada la SOSPECHA, se hace necesario el “desde”. Si esta verdad – sea real o construida – no estuviere presupuestada, tal necesidad no existiría y se abrirían las puertas de una vivencia personalizada del arte que no precisa de un contraste con el otro (lo que no implica un no-compartir, de todos modos).
                ¿Por qué se ansía tanto la existencia de una verdad externalizada, residente “fuera” y accesible desde varios puntos?. Por un miedo social, esto es, aprendido y heredado: el miedo al déspota. La noción de verdad está ligada en la conducta. Si se esparciese una concepción de verdad internalizada y personal, no existiría el refreno de la verdad sobre el comportamiento, si no que por el contrario, esta verdad personal actuaría como potenciador de las conductas. Nada detendría en este caso a aquellos individuos más inclinados a la imposición de forzar su verdad o sistema de creencias. El retorno a la ley de la selva[1]. La verdad externa es así un modulador poderoso de la conducta que evita que el gritón actúe como tal[2] (La verdad es el escudo del débil, si se quiere[3]), imponiendo una autoridad que radica en la fuerza pero que se ramifica (y hace circular) en la verdad. Este es el germen de todo absolutismo personalista (Lo que no quita que haya cumplido un rol positivo aglutinador en su momento correcto en el pasado social, a saber, las sociedades tribales místicas más básicas; pero es, a todas luces, un modelo obsoleto y hoy ineficiente).



[1] Justamente así operan los trastornos antisociales de la personalidad.
[2] Lo que no evita, claro está, que un grupo particular de gritones que creen haber encontrado esa verdad externa se comporte como tal. Las tiranías suelen ser una verdad personalizada que ha sido validada por un grupo pequeño y que no necesita el contraste con “otras verdades”. Es, si se quiere, una verdad no suficientemente alejada.




Tatuaje

                         Les presento mi futuro tatuaje. Es un kuang-lóng, un dragón de luz. Y estoy más contento que los perritos nuevos con el boceto que me presentó Marlon Parra, mi tatuador.
¿Cuál es la gracia de los dragones, JI?
                         Los dragones hacen su guest appearance en un montón de culturas; los tienen los anglosajones, los pueblos africanos, los pueblos de medio oriente, pero son los dragones chinos los que a mí me interesan. Contrario a lo que se suele creer, el dragón no es un símbolo de sabiduría; por el contrario, los dragones son intempestivos, poco sabios, pero buenos por naturaleza. Por lo mismo, exploran, aprenden, están sedientos de encontrar la verdad y lo hermoso. Todos los dragones chinos vuelan, tengan o no alas, porque su tendencia natural es ascender al cielo (y se les debe representar siempre con la posibilidad de ello, de otro modo es faltar el respeto al dragón); el dragón es yang, es principio activo, es luz, es externalización. Los dragones son criaturas quiméricas, siempre compuestas de los atributos de otras nueve criaturas. En el período Ming se aprobó un edicto que prohíbe a cualquiera salvo el emperador, vestir representaciones de dragones de cinco garras. Además, sólo el emperador puede vestir nueve dragones a un tiempo; y aún así, ni siquiera él puede mostrar los nueve dragones, pues al menos uno debe estar oculto. La persona de siguiente rango puede vestir uno menos y mostrar uno menos que el emperador (además los grandes señores pueden tener dragones de hasta cuatro garras, y los nobles intermedios, de tres garras), y así.

                        Yo me voy a poner mi lóng en mi pierna derecha, ascendiendo al cielo. Porque también soy un animal quimérico, lleno de disímiles y múltiples aficiones, talentos, y características. Porque quiero que a donde me lleven mis pasos me lleven de forma impetuosa, llena del vigor del dragón. Tendrá cuatro garras porque el emperador se debe a su pueblo, y yo no me quiero deber a nadie más que a mí mismo y a mi hija. Porque puede subir al cielo desde la tierra. Porque es mi animal protector según mi zodiaco (junto a la libélula y el escarabajo, que yo elegí), y representa la parte de mí que más se muestra al mundo. Lo voy a poner asociado a los caracteres

 聖
宙
光
symbol of dragon

                                          que son sagrado, universo, luz, y dragón, para recordarme a cada paso que debo seguir la luz, y que el universo es sagrado (versos 27 y 29 del Tao, los más importantes e iluminadores para mí), y que mi dragón es un dragón de luz.

Y porque se va a ver a toda raja.